domingo, 26 de marzo de 2017

NACIONALCAPITALISMO *


Desde sus orígenes, hace ya tres siglos, el liberalismo económico-político ha tenido como objetivos prioritarios la reducción del Estado al mínimo imprescindible (política exterior, sistema judicial, seguridad y defensa, tal como lo especifican hoy los minarquistas) y la desregulación política de las relaciones económicas, que se entienden como asuntos privados entre particulares y se autorregulan obedeciendo las leyes del mercado y las clausulas de los contratos. Por eso siempre han abominado del proteccionismo, de la planificación económica y de toda forma de intervención del Estado.

Dominando los resortes del poder político y los recursos del poder económico (si acaso no son lo mismo), el liberalismo se ha ido adaptando a las distintas situaciones históricas imponiendo fórmulas para mantener su poder (desde el esclavismo y la explotación colonial, hasta el neoliberalismo thatcheriano). De ahí el poder continuado de las grandes potencias económicas históricas (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, etc.).

Cuando en 2001 se empezó a hablar de las economías emergentes, (los BRIC -Brasil, Rusia, India y China-), que crecían a un ritmo sorprendente, no imaginaron estas grandes potencias que solo quince años más tarde, midiendo el tamaño de las economías en paridad según el poder de compra, China desbancaría a los Estados Unidos y sería la primera potencia mundial (aunque en términos de PIB Estados Unidos sigue siendo la primera potencia), o que India ocuparía la tercera posición. Según las previsiones del FMI para 2017 las diez mayores economías (medidas en paridad) son, en ese orden, China, Estados Unidos, India, Japón, Alemania, Rusia, Indonesia, Brasil, Reino Unido y Francia. O lo que es lo mismo: aquellos BRIC ya están en el grupo de cabeza.

Probablemente estos datos (aunque no solo ellos) ayudan a entender por qué el neoliberalismo de las grandes potencias históricas se está transformando en nacionalcapitalismo: un capitalismo nacionalista, proteccionista, intervencionista que pide aranceles para frenar la expansión de esas economías (que han emergido precisamente aplicando la codicia de las recetas neoliberales) y que reniega de la deslocalización de las empresas reivindicando la producción nacional y el empleo para sus nacionales. La ideología del BREXIT, el America First de Trump, las proclamas de la derecha ultranacionalista europea para salir del euro y volver a la moneda y al banco nacionales (coincidiendo en esto con algunos partidos de izquierda, aunque por motivos muy distintos), etc. son ejemplos de esta nueva cara del neoliberalismo: lo que exigían suprimir a los demás mientras dominaban la economía mundial, lo reclaman sin pudor para sí ahora que el dominio empieza a ser de otros.

La moraleja es que este nacionalcapitalismo de las potencias históricas no es una política que busque la mejora de las condiciones laborales de los ciudadanos ni mucho menos el bienestar social, sino su estrategia populista para recuperar la posición de dominio que han perdido (mientras la izquierda sigue buscándose a sí misma y mirando cómo pasa la historia por delante de sus ojos desconcertados).

* Publicado en infoLibre. Librepensadores. 06.04.2017
http://www.infolibre.es/noticias/club_infolibre/librepensadores/2017/04/06/nacionalcapitalismo_63433_1043.html

jueves, 23 de marzo de 2017

INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO POSMODERNO

 


VÍDEO DE LA CONFERENCIA SOBRE POSMODERNIDAD
COLEGIO DE DOCTORES Y LICENCIADOS DE MADRID. 14.03.2017.
 



INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO POSMODERNO.
METÁFORAS DE LA POSMODERNIDAD.


https://www.cdlmadrid.org/ciclo-conferencias-pensamiento-posmoderno-2/

jueves, 16 de marzo de 2017

LA VACUNA TRUMP * **


La vieja Europa tiene achaques. Ha tenido que soportar y sobreponerse a tantas enfermedades políticas que lo asombroso es que aún siga viva.

La última gran peste que padeció, las mortíferas bacterias del fascismo y del nazismo (que provocaron millones de muertos y de daños morales), parecía extinguida porque durante décadas se producían brotes esporádicos, aquí o allá, que aún siendo patógenos no suponían un peligro para la salud democrática del continente.

Este nuevo siglo, sin embargo, presenta un panorama distinto porque nuevos brotes de esa misma peste van apareciendo por el cuerpo de Europa en más lugares y de forma más explícita. Y parece que han pillado a Europa tan baja de defensas y con su sistema inmunológico tan deteriorado, que los síntomas de crisis política y de identidad ya están a flor de piel.

Sobre todo, desde que la crisis financiera la convirtieran los gobiernos en crisis económica y social precarizando el empleo, devaluando los salarios y aplicando políticas de austeridad en los servicios y las prestaciones sociales, a la vez que derrochaban en la salvación de bancos y banqueros (al menos en España algunos de ellos ligados al saqueo de dinero público y a la corrupción). Súmese a esto la crisis humanitaria producida por el éxodo masivo hacia Europa de quienes huyen de guerras, del hambre, de la represión o simplemente de los que buscan la oportunidad de una vida mejor, y se entenderá bien por qué en ese caldo de cultivo la bacteria inoculada por nostálgicos, por negacionistas, por desmemoriados (o simplemente por malvados) se hace fuerte ofreciendo un cobijo xenófobo e insolidario a los que se sienten a la intemperie.

La victoria del zafio y supremacista Trump, que no disimula sus malos modales democráticos, ni ese ramalazo despótico de quien está acostumbrado a mandar y a ser obedecido sin rechistar (Fired!), puede servirnos de vacuna en esta asténica Europa: el fracaso de Wilders en Holanda debería marcarnos el camino para frenar la infección.

* Publicado en infoLibre. Librepensadores. 19.03.2017
http://www.infolibre.es/noticias/club_infolibre/librepensadores/2017/03/19/la_vacuna_trump_62670_1043.html 

** Publicado en elperiodico.com. Entre Todos. con el título Trump, posible vacuna para Europa. 20.03.2017
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/trump-posible-vacuna-para-europa-121297#

miércoles, 8 de marzo de 2017

UNA IZQUIERDA QUE RECONSTRUYA LA IDENTIDAD EUROPEA * **

El rapto de Europa. Mosaico. MNAR. Mérida.
Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia.



Adiós al mundo eurocéntrico.
Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial. El desgaste de Europa durante lo que cada vez más certeramente se entiende como Guerra Civil Europea (las dos guerras mundiales y, para algunos, la franco-prusiana de 1870) está detrás del ascenso económico de EEUU. Europa, primera potencia industrial, económica y comercial durante todo el siglo XIX, perdía su puesto puntero definitivamente en 1944, cuando en Bretton Woods se estableció el nuevo orden económico mundial: el patrón oro fijo a 35$ la onza.

Paralelamente, la relevancia cultural y el desarrollo tecnológico y científico, siempre vinculados a la capacidad económica, fueron perdiendo peso en Europa a la misma velocidad que lo ganaban los Estados Unidos (en parte, por las aportaciones de científicos e intelectuales europeos huidos de la guerra o acogidos tras ella). La cultura europea (grecorromana, cristiana e ilustrada), colonizadora y explotadora de América, África, Eurasia y parte de Asia empezó a ser vista como un museo de viejas glorias y de ruinas del esplendor perdido. El mundo dejó de ser definitivamente eurocétrico.

Aún así, geoestratégicamente Europa conservó un papel relevante al finalizar la Segunda Guerra: fue la frontera física e ideológica de las dos superpotencias vencedoras, los Estados Unidos y la Unión Soviética, bien simbolizada en el Muro de Berlín y la Guerra Fría. Frontera, por tanto, de los dos sistemas económico-sociales enfrentados, el capitalismo occidental y el comunismo oriental. Los países occidentales de Europa con democracias liberales, en parte herederos de los sistemas públicos de protección social (que comienzan en la Constitución de Weimar de 1919), supieron construir un sistema de economía mixta que a la vez que se sustentaba en el libre mercado y en la propiedad privada, garantizaba la protección laboral y social mediante recursos públicos. Y esto es, sin duda, lo que ha diferenciado a Europa: la construcción de políticas socialdemócratas (o socialcristianas o social-liberales) como forma intermedia entre los dos sistemas máximos: el liberalismo que abomina de la intervención del Estado y se fundamenta en la libertad individual garantizada por propiedad privada; y el comunismo, que abomina de la propiedad privada y se fundamenta en la igualdad económica y social de todos. Es precisamente este sistema mixto identitario, que luego veremos, lo que actualmente se está jugando Europa.

El mundo neoliberal.

El derrumbe de los sistemas comunistas del Este de Europa, precipitado por el empuje del neoliberalismo y el anticomunismo de Thatcher y Reagan (y, al menos en parte, por Wojtyla, el Papa polaco); la nueva estrategia de las Repúblicas Islámicas desde 1979 para responder el conflicto árabe-israelí (y su actual deriva yihadista); y el espectacular crecimiento económico de los países emergentes (lo que en 2001 se llamaron BRIC: Brasil, Rusia, India y China -a los que se unió Sudáfrica en 2011-) acabaron con el papel geoestratégico privilegiado que tenía la Europa fronteriza, al desplazarse las disputas económicas e ideológicas a Oriente Próximo, a Oriente Medio y a Asia-Pacífico.

En mayo de 1979 (un mes después de constituirse la República Islámica de Irán; ocho meses antes de la entrada de la URSS en la guerra civil afgana en apoyo de las tropas gubernamentales y fentre a los muyaidines islámicos apoyados por Estados Unidos) la conservadora, anticomunista y ultraliberal Margaret Thatcher fue nombrada Primera Ministra del Reino Unido con un ambicioso programa de privatizaciones, recortes sociales y desmantelamiento del poder sindical. En octubre del 78, ocho meses antes, el arzobispo de Cracovia, el anticomunista polaco Karol Wojtyla, había sido elegido Papa de los católicos, y en enero del 81, el republicano Ronald Reagan, anticomunista y liberal (defensor de la economía de la oferta), era nombrado Presidente del los Estados Unidos.

Las políticas anticomunistas que provocaron el colapso económico e ideológico de la URSS y de los países del Este fueron clave para la expansión de las políticas neoliberales en toda Europa (y en la Rusia post-soviética), cada vez más asumidas por los partidos conservadores, liberales y hasta socialdemócratas. En su Chavs, Owen Jones recuerda la respuesta de Thatcher cuando le preguntaron cuál era su mayor logro político: Tony Blair y el nuevo laborismo. Hemos obligado a nuestros adversarios a cambiar de opinión. Pero el thatcherismo no sólo influyó en la Tercera Vía del laborismo británico. Ya antes había influido, entre otros, en las políticas social-reformistas de González en España, después en Alemania, en el Neue Mitte del SPD de Shröder, y a lo largo del tiempo en las políticas de la Unión Europea.

El adelgazamiento del papel social del Estado, las privatizaciones de los bienes públicos, las reformas laborales que precarizaban el empleo, las desregulaciones del sistema financiero y de los mercados, la bajada masiva de impuestos a las grandes empresas, la devaluación salarial, etc. se fueron extendiendo por toda Europa: por la vieja Europa de la que se burlaban Aznar y Runsfeld, y por los países excomunistas del Este, convertidos al capitalismo a marchas forzadas.

La Europa del Estado del Bienestar (del Estado Social y Democrático de Derecho), ni capitalista ni socialista, fue vista por los dos sistemas antagónicos como una amenaza para la pureza de sus fundamentos ideológicos. El capitalismo de hoy, el neoliberalismo, que ya no tiene la amenaza de un sistema económico antagónico y alternativo, sigue entendiendo que el sistema europeo de protección pública de los derechos económicos y sociales, que ha sido su seña de identidad, supone una amenaza para sus objetivos (captar para la economía privada los bienes públicos que aún quedan: la sanidad, la educación y, sobre todo, el sistema de pensiones). Tanto más, cuanto la globalización permite la permanente presencia del sistema en todo el planeta: los mercados nunca duermen.

Mantener la identidad europea.

Ese es el reto actual de Europa: mantener su identidad política de protección de los derechos sociales de todos (especialmente de los más desfavorecidos) que están en el punto de mira neoliberal, del nacionalcapitalismo del BREXIT (y del zafio Trump) y de una ultraderecha nacionalista y xenófoba en auge. Pero para ello es imprescindible que la izquierda democrática recupere su aliento y su propio ser volviendo a mirar a quienes siempre debió defender: la clase trabajadora cada vez más precarizada. Si no ocurre, si partidos, sindicatos y ciudadanos de izquierda dejan escapar la oportunidad de reconstruir una izquierda potente que haga frente al neoliberalismo, Europa habrá renunciado a sí misma definitivamente.

* Publicado en Cronicapopular.es 13.03.2017
http://www.cronicapopular.es/2017/03/una-izquierda-que-reconstruya-la-identidad-europea/ 

** Publicado en publico.es. Espacio Público/Ctxt. con alguna variación. 06.04.2017
http://www.espacio-publico.com/se-abre-o-se-cierran-oportunidades-para-el-cambio-en-europa#comment-5830

viernes, 3 de marzo de 2017

UN ESTÚPIDO EN EL PARLAMENTO EUROPEO * **


En todas partes hay gente estúpida, qué le vamos a hacer. Algunos estúpidos no son responsables de su estupidez porque lo son sin darse cuenta, ignorantes de su propia estupidez. Pero hay otros que son completamente responsables de serlo, porque lo son a conciencia y hacen gala de ello. 

Y como los hay en todas partes, pues he ahí que acabamos de conocer a un paradigmático estúpido luciendo su estupidez en el mismísimo parlamento europeo. Es un tal Janusz Korwin-Mikke, político polaco, fundador del partido Coalición para la Renovación de la República - Libertad y Esperanza que en polaco se escribe Koalicja Odnowy Rzeczypospolitej Wolność Nadzieja, y se abrevia como KORWiN. Sí, Korwin, como su apellido (como aquel Grupo Independiente Liberal, el GIL, el esperpéntico partido de Jesús Gil).

Este Gil polaco, libertariano y thatcheriano, euroescéptico y antidemócrata, ultracatólico de pega y defensor de la pena de muerte, machista y misógino, jugador profesional de ajedrez y bridge, acumula títulos universitarios en filosofía, matemáticas, psicología, derecho y sociología, pero el título que más le cuadra es el de estúpido. Un ejemplo más de que la inteligencia y la estupidez no son incompatibles y cuando ambas coinciden en el mismo personaje dan como resultado un patético y perverso monstruo.

Dice este estúpido eurodiputado que la democracia es la forma de gobierno más estúpida jamás concebida porque dos vagabundos de una cervecería tienen el doble de votos que un profesor universitario. Dice este estúpido ultraliberal que se debería cortar la mano a quien da dinero a los desempleados, porque eso destruye la moral del pueblo. Este estúpido titulado, que tiene cuatro hijas (y cuatro hijos), dice que por supuesto que las mujeres han de ganar menos que los hombres, porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes.

La ultraderecha, siempre insolente, asoma sin pudor su pata más fascista en esta Europa desconcertada. A este estúpido provocador hubo gente que le votó.