lunes, 19 de junio de 2017

LO TENDRÁN QUE DEMOSTRAR CON HECHOS *


Quizá porque el establishment del PSOE, derrotado en las primarias, ha optado por no enfrentarse a los militantes, Sánchez ha cerrado el XXXIX Congreso diseñando un partido a su medida, un nuevo PSOE, dicen. Nuevo en su estructura (laminando el poder de los barones) y nuevo en su propuesta política (reivindicando la izquierda como espacio propio y proponiendo un nuevo modelo territorial).

González, en el Congreso extraordinario tras su dimisión en el XXVIII Congreso, allá en 1979, cambió el rumbo del PSOE abandonando el marxismo y ajustándose al modelo socialdemócrata de los partidos socialistas europeos de entonces. Con aquella decisión el PSOE perdió parte de su identidad, pero ganó el gobierno dos años después.

Sería injusto decir que aquel PSOE no hizo políticas sociales propias de la tradición socialista (la universalidad de la sanidad y de la educación, etc.), pero también lo sería decir que no hizo políticas propias del liberalismo (reconversión industrial, privatizaciones, reformas laborales, etc.). Aquellas políticas bien pueden etiquetarse como reformistas, social-liberales o simplemente pragmáticas, más atentas a los resultados (modernización de España, equiparación a los estándares europeos, entrada en las Instituciones de referencia -la OTAN, la CEE, etc.-) que a los principios socialistas. Aquel hay que ser socialistas antes que marxistas, se convirtió en un implícito hay que ser realistas antes que socialistas.

En pleno declive de los partidos socialdemócratas en Europa y en pleno auge del neoliberalismo globalizado (y globalizante), parece que Sánchez quiere recuperar la identidad de izquierdas abandonada, como desde hace tiempo militantes y votantes le pedían al PSOE quizá siguiendo el modelo de Costa y de Corbyn. El problema es que, para ganarse tanta confianza perdida, no basta con cantar la internacional y va a ser enormemente complicado demostrar con hechos, desde la oposición, que esa vuelta a la izquierda es real y no solo deseos, intenciones o palabras.

* Publicado en elperiodico.com. Entre Todos con el título El nuevo PSOE, de las palabras a los hechos. 21.06.2017

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/nuevo-psoe-las-palabras-los-hechos-131199#

viernes, 16 de junio de 2017

AL PP LE HAN PUESTO UN ESPEJO *


Ya sabíamos que la moción de censura de Unidos Podemos no saldría adelante, que Iglesias no sería el nuevo presidente del Gobierno, que su finalidad no era desbancar a Rajoy sino situarse en primerísima línea política y marcar territorio. Y si ese era el objetivo sin duda lo han logrado. Pero a pesar del evidente éxito político obtenido, sigo pensando que la moción ha sido un error (otro más) de UP, porque parece que aún les importa más ser vistos como la verdadera oposición que ser vistos como partido preparado para gobernar.

Supongo que los discursos de Montero y de Iglesias han salido de la misma pluma (o del mismo equipo), y sin embargo el de Montero ha sido significativamente más sólido y más armado que el de Iglesias, con más recursos retóricos y con una estrategia simple y demoledora: ponerles un espejo en sus mismísimas narices a sus señorías del PP, que han tenido que tragarse (y atragantarse) un interminable rosario de corrupciones político-empresariales, de empresarios corruptores y políticos corrompidos; un rosario de defraudadores, de amnistiados fiscales y de fiscales más defensores de sus amigos que de la ley. Todo eso que UP llama la trama (concepto más a mano y con menos resonancias liberales que el de élites extractivas de Acemoğlu y Robinson).

Un discurso más de oposición que de gobierno que Montero ha defendido bien, con gravedad y soltura, demostrando sobradamente su capacidad como portavoz, porque no es fácil lanzarles a la cara al presidente de Gobierno, a los ministros y a los diputados del PP una invectiva semejante con tal aplomo; no es fácil ser inmune al miedo escénico, a los murmullos y al ninguneo, y soltarles a la cara toda su diatriba señalándoles con el dedo.

Contrasta ese vibrante discurso de oposición con el discurso de gobierno de Iglesias, más plano, mucho menos contundente: si el de Montero se construyó sobre hechos innegables (y escandalosos) el de Iglesias recurrió a la explicación histórica divulgativa, a un populismo sensiblero (tan de vergüenza ajena como aquello de la niña de Rajoy) y a propuestas de gobierno genéricas.

Habrá que ver si UP sale reforzado de la moción, pero ya es seguro que Montero sí sale reforzada porque probablemente nadie se esperaba ni su contundencia ni su empaque. Toda la razón tenía Montero al terminar cada caso de corrupción con un explícito ¡Qué vergüenza! porque es verdad que se les tenía que caer la cara de vergüenza. Pero Rajoy -sabiéndose humillado por una advenediza- no tuvo vergüenza en salir a la tribuna, ironizar torpemente, obviar la corrupción, adornarse con el trabalenguas de rigor (y algún zasca bien traído) y displicentemente deshacerse de Iglesias acusándole de no dar la talla y de ser un peligro. Pero tenía cara de haberse visto en el espejo que llevó Montero. 

lunes, 12 de junio de 2017

SI EL ESTADO FUERA AUTORITARIO * ** *** ****


El anuncio pretendidamente solemne de la fecha y la pregunta del referéndum secesionista este viernes pasado y el acto de apoyo de este domingo son dos nuevos pasos al frente en este interminable tira y afloja entre el independentismo catalán y los poderes del Estado. Si nada cambia en estos 110 días que faltan para el 1-O nos esperan tiempos difíciles de máxima tensión.

Parece que, una vez que han entendido las dificultades legales para convocar el referéndum y las responsabilidades personales derivadas de un acto ilegal, la estrategia del soberanismo consistirá en llevar hasta el extremo su desafío con la esperanza de que el Gobierno caiga en la trampa de la imprudencia y sobreactúe respondiendo desproporcionadamente y dando sus propios pasos al frente.

Que en el comunicado de la ANC, Òmnium y AMI leído en el acto de apoyo al referéndum se hable literalmente de “estado autoritario” supongo que es increíble incluso para los más forofos del secesionismo: si el Estado fuera verdaderamente autoritario Cataluña no tendría Estatut ni Parlament ni Govern, el catalán estaría prohibido y el independentismo sería clandestino, como ocurrió durante la tenebrosa dictadura; que hablen de estado autoritario quienes permanentemente están retando al Estado defendiendo sus ideas y bordeando cuando no violando las leyes vigentes resulta estremecedor.

De sobra saben Puigdemont, Junqueras y Forcadell (como sabemos todos) que un Gobierno democrático no debe incumplir la ley legítimamente establecida mientras esté vigente, como de sobra saben que si Cataluña llegara a ser un Estado independiente su Govern no podría incumplir las leyes de su Parlament. De sobra saben que en el Estado de Derecho la ley regula, garantiza y da legitimidad al poder, incluido el que ellos ejercen hoy.

Si este conflicto tiene solución (si puede resolverse, digo, no si puede aplastarse hasta nuevo aviso) no será vulnerando la ley, sino legislando entre todos un nuevo marco legal razonablemente cómodo para todos.

* Publicado en elperiodico.com. Entre Todos. 12.06.2017
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/estado-fuera-autoritario-130321

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Respuesta de un lector, publicada en el mismo medio.

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/que-legal-que-ilegal-130399 









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Y mi respuesta a la respuesta: Una injusticia no repara otra injusticia. Publicada en elperiodico.com. Entre Todos. 16.06.2017.

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/referendum-una-injusticia-repara-otra-injusticia-130599







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Sigue la cosa: respuesta a mi respuesta a su respuesta

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/ilegalidades-130928

sábado, 10 de junio de 2017

URGE UN NUEVO TEXTO CONSTITUCIONAL *

No es un secreto que la Constitución (y todo el proceso de Transición) se hizo en una especie de libertad vigilada, con un permanente ruido de sables como tétrica música de fondo. Quizá por eso la Constitución del 78 no fue la que cada grupo político hubiera querido, sino la que todos aceptaron como el mínimo común de sus aspiraciones políticas e ideológicas. 

Un ni para ti ni para mí que cristalizó en los cuatro consensos fundamentales que certeramente describió Luis Gómez Llorente: Monarquía Parlamentaria, esto es, ni Monarquía con poderes ejecutivos ni República, sino algo así como una monarquía que asumiese los valores del republicanismo; economía social de mercado (ni economía de libre mercado ni planificación económica, un sistema mixto similar a las socialdemocracias europeas); Estado Autonómico (ni Estado unitario jacobino ni Estado Federal) con tres niveles de Administración del Estado (municipal, autonómica y general); y Estado aconfesional (ni Estado confesional, ni Estado laico).
 
Y tampoco es un secreto que, tras casi 39 años (pasadas ya casi dos generaciones), está en entredicho aquel proceso de transición y recurrentemente se piden reformas sustanciales en la Constitución o la redacción de una nueva, porque aquellos cuatro consensos, en mayor o menos medida, están en cuestión: la monarquía en declive se vio forzada a reciclarse; la reforma exprés del artículo 135, estableciendo un techo de gasto y priorizando el pago de la deuda, choca con el principio de economía social; los gobiernos conservadores han estado esquivando la aconfesionalidad legislando según su fe y su moral religiosas; y el soberanismo catalán (al menos por ahora) hace tambalear el modelo autonómico.

Carcomido nuestro sistema democrático por años de corrupción político-empresarial practicamente en todos los niveles de la administración y del Estado, y puestos en cuestión los cuatro consensos (sobre todo el modelo territorial), cada vez es más necesario y urgente elaborar un nuevo texto constitucional que priorice la honestidad pública y los controles anticorrupción; que se adapte a la realidad nacional e internacional actual; y que proteja y garantice eficazmente los derechos y libertades políticos y sociales de la mejor tradición europea ilustrada y social.

La actual fragmentación en el Congreso de Diputados, en el que ningún grupo tiene mayoría suficiente para imponer sus tesis en solitario y las opciones políticas son particularmente antagónicas de cada una con todas las demás, aparentemente no es la mejor situación para abrir un proceso constituyente, ni parcial ni general. Y, sin embargo, quizá sea el mejor momento para hacerlo precisamente por esa fragmentación: están hoy representados en el Congreso de los Diputados intereses políticos, económicos e ideológicos enormemente variados y suficientes como para abrir un debate honesto y plural que dé paso a un nuevo texto constitucional consensuado en un plazo razonable.
 
La ventaja actual con respecto al 78 es que felizmente ya no existe aquel runrún golpista, ni temor al regreso de una dictadura. La desventaja es que entonces imperó la generosidad de los grupos políticos y la voluntad de llegar a acuerdos (porque había un objetivo común y porque la inmensa mayoría sabíamos lo que no queríamos de ninguna manera), y quizá hoy no exista esa voluntad mientras no se entienda que la corrupción y las desigualdades (alentadas y sostenidas ambas por el descontrol y la codicia neoliberal imperante) son el enemigo común, como entonces lo fue la dictadura filofascista.

Muchas veces se ha hablado durante estos años de la necesidad de una segunda transición. Quizá ahora sea el momento de hacerla entre todos porque nos estamos jugando el futuro, pero me temo que no va a ocurrir.

* Publicado en Crónica Popular. 20.06.2017. 
http://www.cronicapopular.es/2017/06/urge-un-nuevo-texto-constitucional/ 

lunes, 5 de junio de 2017

EL CÓDIGO DE BUENAS PRÁCTICAS SOBRE REFERENDOS *


Desde 2009 existe un Código de Buenas Prácticas sobre Refrendos, adoptado por el Consejo para Elecciones Democráticas en 2006 y por la Comisión de Venecia en 2007. Y a este código se remite la carta que ha enviado la Comisión al President Puigdemont en respuesta a la suya.

El Código, en el artículo 1 (El Estado de Derecho) del capítulo III (Reglas específicas) literalmente dice: El uso de los referendos debe cumplir con el sistema legal en su totalidad, y especialmente con las normas procedimentales. En particular, los referendos no pueden celebrarse si la Constitución o una ley conforme a ésta no los estipula. Y en el apartado b del artículo 8 (Efectos del referéndum) del mismo capítulo se dice: Los referendos sobre cuestiones de principios u otras propuestas generales no deben, preferentemente, ser vinculantes. En caso de lo sean, el procedimiento subsecuente debe encontrarse establecido en normas específicas.

Además, el epígrafe 32 del Memorándum Explicativo del mismo documento, dice: Bajo el principio del estado de derecho, las personas no están exentas del cumplimiento de la ley. Esto aplica tanto a los aspectos procesales como a la sustancia de los textos sometidos a votación, los cuales deben cumplir con la ley superior. Los referendos legislativos deben, por lo tanto, cumplir con la Constitución; en las entidades federativas o regionales deben cumplir con la ley central del Estado. Y el 34: Con el propósito de prevenir referendos ilegales, no deben someterse los textos que sean inválidos procesal y sustantivamente.

Un referéndum unilateral de independencia -el RUI- no respetaría lo que el Código de Buenas Prácticas establece y no es difícil imaginar cómo sería visto en la UE precisamente por unilateral y por pretender que una cuestión de principios sea vinculante. Vaya Puigdemont al Congreso de los Diputados, defienda su proyecto independentista y negocie los cambios legales que den cobertura al referéndum. Lo otro, el referéndum por las bravas, da argumentos legales al Estado para intervenir legítimamente y evitarlo.

* Publicado en elperiodico.com. Entre Todos con el título Un referéndum por las bravas da argumentos al Estado para intervenir. 09.06.2017
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/codigo-buenas-practicas-sobre-refrendos-129478