martes, 30 de abril de 2013

REPARTIÉNDOSE EL PASTEL

Se acaban de aprobar los pliegos con las condiciones para adjudicar la gestión de seis hospitales públicos de Madrid, eso a lo que los fundamentalistas llaman externalización y que cualquier ciudadano llama privatización, porque la gestión la harán empresas privadas. En junio se adjudicarán los servicios y en septiembre comenzará la gestión privada, según ha explicado el ideólogo Salvador Victoria, Consejero de Presidencia y Justicia -y portavoz del Gobierno- de la Comunidad de Madrid, del PP.

Podrán envolver todo el proceso con la retórica que quieran, pero eso no evitará que los ciudadanos tengamos la sensación (y la sospecha fundada en casos concretos y no lejanos) de que se están repartiendo el pastel. Nadie en su sano juicio puede pensar que las empresas que acudan a las adjudicaciones lo hacen con afán altruista. No. La empresas privadas -éstas o las que sean- tienen una única lógica: ganar dinero, hacer buen negocio, hacer rentable su inversión, obtener beneficios. Las empresas que concursen (y que se repartirán el pastel de la sanidad de los madrileños) querrán ganar cuanto más mejor, sea a cuenta de los ahorros salariales, sea a cuenta de los ahorros en material, sea a cuenta de los ahorros en servicio a los enfermos. O sea a cuenta de todo ello. Si pensaran que van a perder dinero o que no van a ganar lo suficiente es seguro que no concursarían.

El Gobierno del heredero/Presidente de la Comunidad de Madrid, González González, del PP, está empeñado en llevar las tesis neoliberales hasta el final y dejar al mínimo los servicios públicos. Saben perfectamente que muchos ciudadanos se oponen a ello, pero les da igual. Saben que los profesionales se oponen, pero les da igual. Saben que no han presentado las cuentas que demostrarían los beneficios para los ciudadanos, pero les da igual. Si pudieran suprimir a todos los funcionarios firmando un papel, no tengo ninguna duda de que firmarían inmediatamente y con sumo placer. Ya sabemos a quiénes sirven estos servidores públicos.

lunes, 29 de abril de 2013

LOS AÑOS DE HISTORIA NO SON UNA VACUNA

La Democrazia Cristiana (DC) gobernó Italia durante algo más de cuarenta años, unas veces en solitario, otras con el apoyo del Partito Comunista Italiano, aún otras en coaliciones más amplias. Hoy no existe. Se disolvió en 1994, cincuenta y dos años después de su fundación.

El Partito Comunista Italiano (PCI) fue fundamental para la gobernanza de Italia durante los años setenta del siglo pasado y contó con más apoyo electoral que el Partito Socialista Italiano, siendo el partido de referencia de la izquierda. Hoy no existe. Se disolvió en 1991, setenta años después de su fundación.

El Partito Socialista Italiano (PSI) también colaboró activamente en la política de Italia y efectivamente llegó a gobernar en una gran coalición de cinco partidos. Hoy no existe. Se disolvió en 1994, ciento dos años después de su fundación.

Casi se pueden oír las voces de todos aquellos militantes, de cualquiera de los tres partidos, diciendo que era imposible que desaparecieran. ¿Desaparecer? ¡Imposible! Pero lo cierto es que sí, que efectivamente desaparecieron. Algo así ocurre cuando avisas a un mal estudiante de lo que le puede pasar si sigue así (el suspenso, la repetición de curso, la salida del sistema) y, con todo convencimiento, dice que a él eso no le va a pasar, como si estuviera vacunado contra los desastres. Y les pasa, claro que les pasa lo anunciado.

Sigo insistiendo en que nada garantiza que el PSOE no pueda desaparecer (o perder toda o casi toda representación institucional relevante) y el riesgo es alto, lo crean o no. Más alto cuanto menos  y cuantos menos lo crean. Sus 134 años de historia no son una vacuna.

domingo, 28 de abril de 2013

TRES ERRORES

Mientras la dirección actual del PSOE insiste en que aún no toca hablar de primarias y mucho menos de posibles candidatos para sustituir a Rubalcaba, no dejan de salir nombres de posibles sustitutos, sean Chacón, López, García Page o recientemente Madina, da igual. Da igual porque creo que, hoy por hoy, el problema del PSOE es mucho mayor que el de unas primarias o el de una sustitución de personas y/o de equipos: lo que se están jugando de verdad es la desaparición del partido y parece que esa es una hipótesis que ni siquiera se está planteando porque implícitamente todas las partes aceptan y asumen que puede haber una pérdida sustancial de votos y de escaños, que se puede perder el segundo puesto (del primero ya ni se habla), pero ¿desaparecer? ¡imposible! Descartar esa posibilidad es uno de los tres errores actuales.

Tres, porque a este error habría que añadir al menos otros dos: el de Rubalcaba y su equipo creyendo que serían capaces de remontar una vez que sumaran el desgaste de Rajoy por el desencanto de muchos de los votantes del 20N de 2011 (que verían que la situación no solo no mejora, sino que empeora con el PP); y el de los contrarios a Rubalcaba, creyendo que su sustitución por otra persona (y otro equipo) con un proyecto distinto (socialista) es la solución al desastre actual del partido.

Creo que ambas posturas son erróneas porque, por una parte, ya está suficientemente claro que los electores desencantados del PP ni siquiera miran de reojo al PSOE como alternativa; y, por otra, porque el problema real es que los electores del PSOE no se fían del PSOE . No digo de Rubalcaba, o de Valenciano, o de Chacón, etc. digo que no se fían del PSOE. Sea quien sea quien se haga cargo del partido. Y porque cada vez hay más que no se fían es por lo que el riesgo de desaparición es real (véanse al hilo de esto las significativas subidas en los sondeos de IU, de UPyD y de los abstencionistas). 

Si hay solución, pasará por un proyecto nítidamente socialista (obrero y socialista), sí, pero sobre todo, por asumir con dignidad las pérdidas (y los errores) y por un trabajo honesto, riguroso, lento y absolutamente fiable y transparente de los militantes, de los dirigentes y de los (pocos) cargos institucionales que les queden. Así hasta ganar de nuevo la confianza de los ciudadanos.

sábado, 27 de abril de 2013

ANTIPOLÍTICA

El profesor de la UGR, ex diputado y miembro de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias publicó en 2008 su Argumentos contra la Antipolítica, excelente reflexión sobre el ser argumentativo y deliberativo de la política frente a la mentira, la calumnia y la tergiversación propia de la antipolítica. Es decir: la antipolítica entendida como manipulación ideológica o simplemente interesada de las ideas y, peor aún, de los hechos. Por supuesto que tal antipolítica se da en partidos, pero también en consejos de administración y, desde luego, en medios de comunicación.

De antipolítica, sin embargo, se viene hablando desde hace unos meses -fundamentalmente en los medios de la derecha más conservadora, valga la redundancia- a propósito de los movimientos sociales al margen de los partidos políticos -y, por ello mismo, al margen del sistema dado- y, más próximo en el tiempo, a propósito del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo en Italia. O sea, la antipolítica entendida como lo que se opone a los sistemas tradicionales de partido, como amateurismo naïf antisistema que rapidamente han identificado como antisociales, extremistas, violentos y hasta filoterroristas.

Es claro que esta segunda manera de entender la antipolítica es, ella misma, antipolítica: si por algo se caracterizan estos movimientos sociales es precisamente por su carácter deliberativo y argumentativo, estrictamente asambleario, que evita los rodillos de las mayorías y las disciplinas de  voto y de partido. Entender así la antipolítica es entender que solo hay una única manera -verdadera, real, dogmática, decente- de hacer política: la de los partidos dominantes, la del poder establecido. Y entender que hacen antipolítica por ser antipolíticos -anti los políticos al uso, a esos que chalanean con el poder, a esos que van a forrarse, a los señoritos del sistema democrático, etc.- es malentender o, simplemente, tergiversar interesadamente la realidad. O sea, es hacer antipolítica (y en lo que tiene de escape, dispolítica).

viernes, 26 de abril de 2013

DISPOLÍTICA *

A veces pasa con las palabras como con los libros, que no los eliges o los encuentras tú, sino que te eligen o te encuentran ellos a ti. Y ayer me encontró ese palabro que supongo que estaba donde estén las palabras mientras se cuecen, que quién sabe dónde será: dispolítica. Dis-Política: negación, contrariedad, separación, dificultad, anomalía - política, de la política, en la política, para la política. Veremos si crece la palabra, si se nutre de significados jugosos, si se reproduce. Mientras, me parece que es la palabra aplicable a lo que hace el Presidente Rajoy y, más allá, a lo que hacen todos en todos los niveles de su Gobierno. 

No es lo mismo resolver que disolver. Resolver es solucionar un problema, buscar y encontrar las herramientas capaces de terminar con el problema. Disolver, sin embargo, no es solucionar, sino hacer desaparecer: el problema no está a la vista, pero, aunque escondido u oculto sigue estando, sigue siendo el mismo problema. Y la política, la verdadera política -noble, admirable- precisamente consiste en resolver los problemas de la organización de la comunidad (de la polis) y en reparar los desperfectos. La dispolítica, al contrario, consiste en esperar que los problemas se disuelvan solos y desaparezcan o, peor aún, en hacerlos desaparecer escondiéndolos bajo cualquier alfombra.

Se dice que Rajoy se esconde, que no da la cara, que evita a la prensa, que se escuda tras un plasma. Y es cierto, claro. Pero hay algo más, porque parece que él se siente más cómodo esperando la disolución que buscando la solución de los problemas. Como el enfermo estúpido que estúpidamente argumenta que si su enfermedad es incurable no sirve de nada ir al médico y si no lo es tampoco sirve de nada, porque se curará sola. Es tan estúpido ese enfermo que ni siquiera sabrá cuando esté muerto por qué lo está.

Dispolítica es esconder y esconderse bajo la alfombra del eufemismo tramposo, del adorno de la mentira hasta hacerla parecer verdad; es esconderse detrás de las cortinas del no hay otra solución, del no hay más remedio, del no quiero pero estoy obligado. Sartre llamaba a eso, mala fe. Dispolítica es la mala fe de no asumir la propia responsabilidad; es despreciar a esos más de seis millones de parados echándoles del sistema diciéndoles que es para que no haya paro en el futuro.

* Publicado en ElPlural.com Opinión. Tribuna Libre. 30.04.2013

jueves, 25 de abril de 2013

6.202.700 PERSONAS

Ya hay más de seis millones doscientos mil parados a los que habría que sumar los jóvenes (y no tan jóvenes) que se han ido a trabajar fuera de España porque aquí no encuentran trabajo alguno. Seis millones doscientos mil. Seis millones doscientos dos mil setecientos exactamente. Más de seis millones de ciudadanos que quieren trabajar y no tienen trabajo.

Supongo que cualquiera entiende que la situación es de una gravedad tal que todos los esfuerzos y recursos deberían centrarse en crear esos empleos que se han destruido cueste lo que cueste. Pero me temo que el gobierno neoliberal y neoconservador del invisible Rajoy, la ministra de desEmpleo, Bañez, sus voceros mediáticos y las patronales aprovecharán esos datos terribles para pedir más precariedad laboral y rebajar cuanto puedan las condiciones legales, sociales y económicas de los contratos: hacer más fáciles y más baratos aún los despidos, rebajar sueldos, aumentar jornadas de hecho (no pagadas, claro), imponer movilidad de horario, de puesto o de lugar de trabajo, hacer del contrato de trabajo un asunto interno entre patrono y obrero, etc. Para crear empleo, dirán. 

Pero los nuevos recortes que se pidan y se hagan, como todos los anteriores, no servirán para crear empleo, sino para destruirlo, hasta que consigan lo que realmente quieren y buscan: que todos estemos tan desesperados que aceptemos cualquier trabajo a cualquier precio y con cualquier condición; que aceptemos abnegadamente ser explotados.

Seis millones doscientos mil parados. Seis millones doscientos dos mil setecientos parados. Y tendrán la desvergüenza de echarse a la cara esa cifra unos contra otros y de echar la culpa a la herencia de Zapatero o a la dispolítica de Rajoy, pero no al sistema, nunca al sistema. Seis millones doscientos dos mil setecientas personas no tienen trabajo y la cifra no va a parar de crecer hasta que alcancen su objetivo.

miércoles, 24 de abril de 2013

EL CONSEJO DE ESTADO CUESTIONA LA LOMCE

El Consejo de Estado es un órgano consultivo y sus dictámenes no son vinculantes, pero sin duda tienen un peso moral significativo y no fácil de ningunear. Actualmente lo preside Romay Beccaría, que fuera ministro de Sanidad en el primer gobierno de Aznar, y son miembros natos los ex presidentes del Gobierno; el Fiscal General del Estado, Torres Dulce; los presidentes de algunas Reales Academias, como por ejemplo Marcelino Oreja (que lo es de la de Ciencias Morales y Políticas) y de otras tantas altas instituciones (el Banco de España, el Consejo Económico y Social, o el Jefe de Estado Mayor de Defensa, etc.). Miembros permanentes son por ejemplo Landelino Lavilla o Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Y miembros electivos son, entre otros, Isabel Tocino, Ana Palacio o José María Michavilla.

En el dictamen sobre la LOMCE del tertuliano que tiene cartera de ministro de Educación, José Ignacio Wert, el Consejo de Estado ha encontrado un buen montón de razones para pedirle al Gobierno que la rectifique significativamente: que mantenga como obligatoria la Educación para la Ciudadanía en algún momento; que se replantee el tratamiento que hace de las lenguas propias de las Comunidades y de la lengua española; que justifique las supuestas bondades de la educación segregada (niños y niñas en clases distintas) y se vigile la igualdad de sexos en los centros sostenidos con fondos públicos que practican la separación por sexos; que se replantee la organización de las materias; que no se discrimine a los alumnos que cursen religión impidiéndoles que se formen en valores cívicos (al ser la Educación en Valores que prevé la LOMCE la alternativa a la Religión -como ocurría en los años 80-); etc.

El partido del tertuliano/Ministro, el PP, ya ha dicho que el Consejo de Estado respalda la LOMCE porque no cuestiona que se adelante la elección de vías que conducen a la formación laboral o profesional (como si fueran necesariamente menos académicas) y, sobre todo, porque no cuestiona el sistema de reválidas (evaluaciones externas y comunes para todos los estudiantes de todo el Estado, que pretende ser una de las herramientas para contrarrestar a los nacionalismos periféricos e imponer el nacionalismo españolista). No dice, en cambio, que sobre este asunto el CE ha advertido que los evaluadores deben ser funcionarios públicos y de ninguna manera profesores contratados (eso tan querido por los neoliberales, la externalización de los servicios). 

Y me he dejado para el final lo que me parece más importante: el CE reclama una ley que sea fruto de un acuerdo general, lo más amplio posible, que dé estabilidad al sistema. Y reclama una ley en la que haya participado realmente la comunidad educativa. Falta ahora saber qué hará el tertuliano/ministro o qué hará con él el invisible Rajoy (otra excelente oportunidad para agradecerle los servicios prestados). Y falta por ver qué hará la mayoría soberbia del parlamento cuando se tramite esta Ley disparatada.

martes, 23 de abril de 2013

DÍA DEL LIBRO (DE TERROR)

Realmente no sé hasta cuándo le va a durar al Presidente del Gobierno, el invisible Rajoy -que para pasmo general hoy ha aparecido en persona, no en plasma- el discurso del es imprescindible, es una obligación, no hay otra opción, etc. para justificar los recortes que nos sacarán de la crisis. Si no las tomamos (las medidas de recorte) estaríamos destruyendo el futuro, ha dicho.

No lo sé porque desde 2010 que empezaron los recortes brutales (estando en el Gobierno Zapatero) hasta hoy los recortes sociales y las reformas estructurales (eufemismo para hablar de los recortes de derechos) no solo no nos han sacado de la crisis, sino que nos la han metido en cada casa empobreciéndonos a todos. Si de lo que se trata es de no destruir el futuro, realmente va a ser enormemente complicado convencernos de que nuestra pobreza de hoy garantizará el bienestar de mañana, porque parece todo lo contrario.

Para hacer viable y sostenible el sistema de pensiones, por ejemplo, se prolonga la edad laboral, se rebajan las percepciones y se endurecen las condiciones de acceso a la pensión (y a la jubilación completa), al mismo tiempo que el 55% de los jóvenes (menores de 30 años) ni tiene trabajo ni tiene esperanza de encontrarlo en un futuro próximo. Su futura pensión de jubilado, en ese futuro mejor que dicen que estamos ganando con nuestra pobreza actual, será tan precaria o más que el precario trabajo que terminarán encontrando, si acaso lo encuentran.

Hoy es el día del libro, de cualquier libro, de todos los libros, pero realmente parece que lo sea solo de los libros de terror o de los novelones por entregas de serie B -como si fueran esos oscuros libros de la otra contabilidad-.

lunes, 22 de abril de 2013

TOCA HABLAR DE LA COCACOLA

Tan interiorizado está el sistema económico en todos que la ronca Elena Valenciano, en la rueda de prensa después de la reunión de la Ejecutiva y ante las insistentes preguntas sobre las primarias y los posibles relevos de Rubalcaba ha dicho que ni el PSOE, ni el PP, ni la Coca Cola, ni el Corte Inglés, ni Nestlé.., ninguna empresa del mundo desvela sus estrategias. O sea, que las primarias son cosa de marketing, de mercadotecnia, de marca. No es cosa de ideas, sino de eslóganes; no se trata de la emancipación, sino de la chispa de la vida, vaya.

Sepa Valenciano que la empresa PSOE está perdiendo clientes a diario y que sus comerciales las pasan canutas y no venden un clavo a un electorado harto. O sea, que la marca ha perdido la batalla de la fidelizacion y los consumidores van buscando nuevos proveedores. Así que la estrategia que guardan celosamente puede ser excelente, pero se pueden encontrar con la sorpresa de que solo sirva ya para gestionar la liquidación total por cierre.

No sé si por estrategia o por alguna otra causa la vicesecretaria general dijo hace unos días que si el Gobierno del PP va a ir de la mano de los obispos […] el PSOE exigirá que se denuncien los acuerdos con la Santa Sede. [Y] Esta vez va en serio. Ojo, eh, que esta vez no es como las otras que no iba en serio, no, esta vez es de verdad.

Conclusión: ahora toca hablar de las conferencias políticas que se están elaborando, pero no de primarias, ni de sustitutos, ni de falta de autoridad. Toca hablar de la cocacola y esta vez va en serio.

domingo, 21 de abril de 2013

PENSAMIENTO CRÍTICO

Fomentar eso que genéricamente se llama pensamiento crítico es, al menos desde el siglo XVIII, objetivo prioritario de los sistemas de enseñanza que quieran ir más allá de la pura transmisión mecánica de conocimientos y que los estudiantes no simplemente aprendan por acumulación, sino que, además, comprendan y den sentido a lo que aprenden. Que los estudiantes formen (vayan formando) su propio criterio es la tarea más noble de la educación.

Frecuentemente se confunde el pensamiento crítico con la opinión personal, con la ocurrencia, con lo que a cada quien se le pueda ocurrir en algún momento sobre algo. Y no es exactamente así, claro. Pensamiento crítico es prácticamente lo mismo que criterio y el criterio siempre está vinculado al discernimiento, al juicio fundamentado. De otra forma: la opinión -y eso lo vio bien ya Platón- no tiene más fundamento que la mera creencia personal ante algo discutible, mientras que el criterio está anclado en algún sistema categorial y, por eso mismo, fundamenta y distingue.

La LOMCE del tertuliano/ministro Wert, que impondrá a todos gracias a la mayoría soberbia del PP, no busca formar a los estudiantes en el pensamiento crítico, sino en el espíritu competitivo y emprendedor, y en la obediencia; no busca educar personas competentes, sino trabajadores sumisos y líderes competidores. Este tono neoliberal se trasluce en todo el texto legal, unas veces explícitamente dicho, otras, más sutilmente insinuado.

Pero además del neoliberalismo patente, está en la ley el otro agarre ideológico del PP, su conservadurismo, su clericalismo militante (lo que se ha llamado bien neoliberalismo misionero): la LOMCE suprime todas las materias y contenidos de Ciudadanía y convierte la ética, como en los años ochenta, en alternativa a la religión, como si los creyentes de alguna fe no necesitaran de formación moral, como si los creyentes no fueran ciudadanos.

Para rematar el disparate, prácticamente eliminan la Historia de la Filosofía, o sea, la historia de una parte fundamental de ese pensamiento con criterio que decíamos. Es cierto que el pensamiento crítico no es monopolio de la filosofía, pero sí es su patrimonio porque ninguna otra materia lo tiene como específicamente encomendado. Así que desde que entre en vigor la ley los españolitos no sabrán quiénes fueron ni qué pensaron Aristóteles, Tomás de Aquino o Kant. Y si oyen hablar de Wittgenstein, creerán que se trata de Corinna.

sábado, 20 de abril de 2013

DE LA GUERRA CIVIL EUROPEA (II)

Aún no es posible saber si lo que está pasando en Europa desde 1989 (la caída del Muro en noviembre del 89; la reunificación de Alemania en el 90; la disolución de la Unión Soviética entre el 90 y el 91;  la disolución de Checoslovaquia en el 92; las nuevas guerras en los Balcanes y la desintegración final de Yugoslavia entre el 91 y el 2004; etc.) son o no episodios de esa guerra civil europea que comenzó en 1914 (o en 1870). No es posible porque es históricamente pronto. Menos aún es posible saber -porque aún es más pronto- si la crisis de 2008 que estamos viviendo es otro capítulo más de esa misma contienda.

Que los cuarenta y cuatro años de estabilidad y crecimiento (siempre relativos, sin duda) que hubo  en Europa entre 1945 y 1989 se han terminado definitivamente sí parece claro. Tan claro como que hay hoy un nuevo mapa geopolítico (y geoeconómico) en el que Europa no tiene el papel relevante que hasta entonces tuvo. Así se entienden mejor el euroescepticismo británico, el empeño alemán por controlar toda Europa y la perplejidad -la debilidad- francesa al quedarse sin papel protagonista en la función.

Puede que el neoliberalismo (Thatcher, Reagan y sus herederos ideológicos en toda Europa) haya entendido mal la historia al entender esos cuarenta y cuatro años simplemente como una tregua en su batalla particular contra el socialismo; que la unidad de Europa -en realidad, la unidad de los mercados- pasaba por la unanimidad ideológica. Pero ya sabemos qué pasa en Europa cuando se intenta imponer una ideología. Más aún si tiraniza y machaca a la gente. 

viernes, 19 de abril de 2013

DE LA GUERRA CIVIL EUROPEA (1914-1945)

Debo agradecer a Antonio Campillo, excelente diseccionador de la crisis de la modernidad y más que perspicaz analista de la historia, que haya recobrado el concepto (la expresión, por mejor decir) de guerra civil europea. Concepto que no es  nuevo, claro, pero que no está nada mal traer a la reflexión de nuestro presente.

Entender el siglo pasado como un proceso de unificación europea permanentemente dinamitado por los nacionalismos, grandes o pequeños, por los intereses nacionales de unos o de otros, y, sobre todo, por las dos guerras mundiales que bien pueden ser entendidas como dos actos de una única guerra (a los que pueden añadirse las guerras más locales -la civil en España, por ejemplo- que salpican el siglo), ni es ningún disparate, ni es una comprensión forzada. Fijar los límites temporales de este proceso en el inicio de la Gran Guerra y el final de la Segunda Guerra Mundial, tampoco lo es.

Pero, desde otra perspectiva, bien podríamos proponer otros limites: entre 1870 (las revoluciones nacionalistas, las unificaciones de Italia y de Alemania, la guerra franco-prusiana, etc.) y 1990/1991 (la reunificación de Alemania tras la caída del muro, el comienzo de las nuevas guerras balcánicas y el fin del pacto de Varsovia -y de los regímenes comunistas del Este-).

La Unión Europea es una realidad institucional, sin duda, pero en realidad no hay tal unión: todos y cada uno de los Estados Nación siguen defendiendo sin disimulo sus intereses locales y, en ese contexto, Alemania está, otra vez, imponiendo los suyos y anteponiéndolos a los de todos los demás. Es como si todos se empeñaran en desconocer la historia, como si nunca antes hubiera pasado nada. Veremos en qué acaba todo esto, si acaso acaba.

jueves, 18 de abril de 2013

OPCIONES ESPIRITUALES *

[El artículo es antiguo, de septiembre de 2009, pero he querido recuperarlo al hilo de las permanentes injerencias de la Conferencia Episcopal para que se legisle para todos con los criterios de algunos (de ellos), sean muchos o pocos. Raztinger dijo lo que dijo, pero a la vista está que no le hicieron ni caso -en esto-. A ver qué hace y dice en estos asuntos el jesuita argentino]

Los humanos somos animales raros. En vez de nacer dotados con las destrezas necesarias para sobrevivir, nacemos desvalidos y prácticamente inútiles, desajustados permanentemente con el medio en que vivimos. La inteligencia en todas sus dimensiones (de comprensión, de análisis, de anticipación, de suposición, de resolución de problemas, etc.) es la que nos ha permitido, y nos permite, transformar y habitar el mundo haciéndolo propio.

Entre esas capacidades raras, los humanos tenemos la de creer. Creer es dar por cierto algo que no sabemos con seguridad, pero que nos parece tan verosímil y probable que estamos persuadidos de ello. No sabemos con certeza, por ejemplo, si mañana viviremos o no, pero vivimos como si fuera cierto que mañana estaremos vivos. Y entre las innumerables cosas que creemos hay una de especial complejidad y rareza: la creencia en lo divino (entendido como lo supremo al hombre, en cualquiera de sus formas). Desde el panteísmo (todo es dios / dios es todo) hasta el ateísmo (no hay dios) son muchas las formas en las que los humanos expresamos esa creencia: animismos, politeísmos, monoteísmos, agnosticismos, ateísmos, etc.

Todas éstas son, a fin de cuentas, expresiones de las diferentes opciones espirituales que los humanos tenemos. Ninguna de ellas cuenta con el apoyo irrefutable de la prueba, y todas ellas dan por cierto aquello en lo que creen: que las cosas son dioses, que los dioses son distintos de las cosas, que sólo hay un dios, que no hay juicio posible sobre lo divino, o que no hay ningún dios.

Los humanos, probablemente por el desvalimiento con que nacemos, nos agrupamos y vivimos en comunidad. Y nos organizamos para vivir en ella. Tanto, que Aristóteles (en su Politeía, 1253ª14) escribió que el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la polis [de la comunidad organizada], sino una bestia o un dios. O sea, que en esa comunidad inevitablemente estamos todos, sea la que sea nuestra opción espiritual, y aún antes de tenerla.

El laos es esa comunidad anterior, esa agrupación de humanos antes de cualquier división, antes de cualquier ordenamiento particular y, en ese sentido, común a todos y neutral con todos. Y ese es exactamente el sentido del laicismo: la comunidad de todos neutral con todas las opciones espirituales. Claro que habitualmente se expresa ese laicismo como la separación y la no injerencia mutua del Estado y la Iglesia, pero es algo más que eso: es la neutralidad del Estado en lo que concierne a las opciones espirituales de los ciudadanos.

El Sr. Ratzinger, en su Carta-encíclica Deus caritas est (Palabra, 2006, pág.58) parece entender bien la cuestión cuando dice: La iglesia no puede emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. (…) La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. Por supuesto que exhorta a los creyentes en su misma fe para que intervengan en esa política: Como ciudadanos del Estado, están llamados a participar en primera persona en la vida pública (pág.60).

Si la laicidad positiva (o abierta) de la que ha hablado en París el Sr. Ratzinger es ésa, bienvenida sea: que los creyentes de cualquier opción participen en la vida pública en primera persona (yo, uno mismo), como ciudadanos y que la Institución no intente sustituir al Estado. Cuando la Conferencia Episcopal (o los Cardenales u Obispos particularmente) afirman que los Parlamentos (las únicas Instituciones del Estado legitimadas para legislar) no pueden legislar sobre tal o cual asunto porque atenta contra la  moral natural están intentando sustituir al Estado. Podrán decir, como ciudadanos, que tal ley es mala, o que atenta contra los principios de su moral, pero no que el Parlamento no puede legislarlo. El Sr. Ratzinger (más agustiniano que tomista –y por ello más platónico que aristotélico-) sabe bien que en la Ciudad de dios también habitan miembros activos de la Ciudad de los hombres.

* Publicado en ElPlural.com. Opinión. Vaca Multicolor. 16.09.2009

miércoles, 17 de abril de 2013

MOVILIDAD EXTERIOR

En noviembre pasado, la Secretaria General de Inmigración y Emigración, Marina del Corral, atribuía la salida masiva de jóvenes al extranjero en busca de empleo al impulso aventurero propio de la juventud. No se van por la crisis, ni por falta de expectativas laborales, ni porque el 55% de los jóvenes estén en paro, no, sino por ese impulso jovial.

Y en ese empeño que tiene el gobierno del PP (me temo que los gobiernos en general) de tapar todo lo que se les pudiera criticar y de buscarse eufemismos estúpidos para nombrar las cosas (o silenciarlas, como hace el invisible Rajoy) la misnistra de Empleo y Seguridad Social, la piadosa Fátima Báñez, se ha descolgado diciendo que esa salida masiva de jóvenes es simplemente movilidad exterior; que lo mismo que nuestros jóvenes se van a trabajar fuera de España, los extranjeros vienen a trabajar aquí. No es la crisis, ni el desempleo masivo, ni los contratos basura que pudieran encontrar aquí, no, sino movilidad exterior. Y, para rematar (defendiéndose acusando, como es habitual en esta gente) ha argumentado con originalidad: y tú más (o sea, que cuando gobernaba el PSOE salieron 50.000 jóvenes).

Sigo insistiendo en la misma idea: todos estos no son idiotas, saben perfectamente lo que están diciendo, lo que nos están mintiendo y despreciando con estas explicaciones; no son idiotas, pero estoy convencido de que piensan que nosotros (los ciudadanos, los demás, el común de los mortales), sí lo somos.

El invisible Rajoy, la ministra y la Secretaria General podrán decir lo que les dé la gana, pero seguro que saben que los jóvenes que se están teniendo que ir no se van por ese impulso aventurero, ni por movilidad exterior, sino por necesidad: porque su país les ha abandonado a su (mala) suerte. Llámenlo como quieran estos neoliberales de tres al cuarto, pero por llamarlo de otra manera no dejará de ser lo que es: un exilio económico y, sobre todo, una respuesta a la falta de respeto, al abandono, al me importas una mierda de su propio país. Y se van, claro.

martes, 16 de abril de 2013

LEGALIDAD Y MORALIDAD *

[El artículo es de hace cuatro años, de marzo de 2009, pero casi parece escrito ayer mismo, al hilo de la ofensiva (en los dos sentidos) intervención de la IC a través de Rouco Varela (mientras el invisible Rajoy se reunía con el nuevo Papa de los católicos) en los asuntos del Estado, diciéndole al PP sobre qué (y cómo) debe legislar. Y cómo el piadoso ministro de Justicia y tasas, Ruiz-Gallardón, en La Razón, se apresuró a decirles amén (aunque después Alonso, el portavoz, haya tenido que rebajar el mensaje). Al contenido del artículo hoy añadiría solamente un dato más: las normas morales regulan lo bueno y lo malo, pero no es ese el papel de las normas legales, que no expresan ni lo bueno ni lo malo, sino simplemente, lo legal y lo ilegal, lo permitido y lo prohibido]

Parece que no nos vamos a entender nunca porque unos y otros entendemos la moralidad y la legalidad de distinta forma. Para unos, sólo puede ser legal lo que la moral admite como bueno; para otros, lo moral y lo legal son ámbitos distintos que no siempre coinciden.

La moral –toda moral- es un código normativo que pretende regular la vida buena. El sistema legal, sin embargo, se limita a decir qué es lo permitido y qué lo prohibido; qué no puede ser perseguido y qué debe ser sancionado en una sociedad determinada.

Las normas morales, en sí mismas, carecen de sanción exterior. El incumplimiento moral, si deviene en sanción, lo hace de forma íntima, personal, como reproche de la conciencia de cada uno. Las legales, en cambio, siempre van acompañadas de sanción externa, más o menos grave según el delito.

Los principios y las normas morales que conforman la conciencia de cada uno constituyen lo más íntimo de la persona porque nadie, sino uno mismo, puede mandar sobre ellos. Los principios y las normas legales, sin embargo, son los que la propia sociedad se da y son para todos, independientemente de la moral que tenga cada uno.

Las normas morales y las normas legales a veces coinciden y a veces no. Si una norma legal no coincide con una norma moral, podrá decirse que esa ley es inmoral, pero no que es ilegal. Si una norma moral no coincide con una norma legal, lo único que debe hacer la ley es advertir de la ilegalidad que supondría seguir la regla moral y no la legal.

Hay, de hecho, distintos sistemas morales que pretenden regular de distinta manera la vida buena. Es posible que, desde un sistema concreto, unos no reconozcan moralidad en los actos de otros y afirmen que sólo existe una moral (la suya). Es posible que distintos sistemas morales entren en contradicción entre sí y uno llame bueno a lo que otro llama malo (o moralmente indiferente). Por eso mismo, la ley, como contrato entre ciudadanos iguales, no debe someterse a un sistema moral en concreto, sino actuar independientemente, siguiendo criterios estrictamente cívicos. Pero parece que no nos vamos a entender, porque hablamos lenguajes distintos.

* El artículo se publicó en ElPlural.com. Opinión. Vaca Multicolor. 31.03.2009.

lunes, 15 de abril de 2013

NI NOSTALGIA NI RESENTIMIENTO

No me divierte nada la nostalgia, porque nunca pensé que lo mejor fuese el pasado, sino lo porvenir. Lo pasado, pasado está, vivido está, gozado o sufrido está. Queda en la memoria (siempre tan selectiva y tan creativa) y, si hay suerte, en la sabiduría de la experiencia, pero está pasado. 

Y menos aún tengo nostalgia de lo que no me gustó nada de nada: los años grises (¡y tanto!) de la dictadura en aquella España nacionalcatólica en la que todo era sospechoso, todo era pecado, todo sucio. Podrá alguno sentir nostalgia de aquellos años de juventud antifranquista. Yo no. Preferiría que no hubieran ocurrido, que no hubiera habido dictadura, ni dictador, ni nacionalcatolicismo rancio. Así que está bien donde está: en el archivo basura de mi memoria.

Tampoco creo estar resentido, si por resentimiento entendemos algo así como un ánimo de venganza, un rencor, un pesar permanente por un dolor no devuelto. De Nietzsche aprendí, entre otras cosas, que el resentimiento (así entendido) es castrador (psicológica y metafóricamente hablando, claro), así que procuré dejarlo fuera de mí. Políticamente no estoy resentido, creo yo, sino en todo caso indignado por lo que me parecen injusticias. Y sí tengo un humeano sentimiento de simpatía -de pathos común- por la felicidad y la emancipación del género humano.

Cuando reivindico la constitución de una República, no lo hago ni por nostalgia de las otras dos anteriores (particularmente de la segunda), ni por resentimiento hacia los vencedores para hacerles pagar el daño causado. No. La reivindico para el futuro, para que quienes vienen detrás de nosotros tengan una vida mejor y considero mejor un sistema republicano que una monarquía parlamentaria -disfrazada de republicanismo-. Aunque tal y como están las cosas, con este liberalismo nostálgico y resentido en plena expansión por el mundo, vestido de neoliberalismo, me temo que vivirán peor.

82º ANIVERSARIO DE LA REPÚBLICA

En cualquier sociedad es muy importante el gobierno, la administración de lo común en el día a día; si quienes gobiernan velan por los intereses de unos muchos o de unos pocos, de cuantos más o de sí mismos. Por eso es muy importante para cualquier sociedad el régimen político con que cuente, o lo que es lo mismo, la forma en que se establezca quién y cómo gobierna  (si una dictadura -la fuerza-, si una democracia -la elección-, etc.). Aristóteles (y antes Platón) ya distinguió seis regímenes políticos presentados en pares de opuestos (como formas correctas e incorrectas): monarquía/tiranía; aristocracia/oligarquía; democracia (politeía, Πολιτεία)/demagogia.

La Forma política del Estado inevitablemente es previa a todo lo anterior -el régimen y el gobierno- porque establece no quién y cómo gobierna, sino quién y cómo representa a toda la comunidad (el Estado) sea quien sea quien gobierne. Al menos desde el último cuarto del siglo XVIII son dos las Formas del Estado más comunes: Monarquía y República, aunque en ambos casos se pueden encontrar organizaciones concretas muy diferentes en diferentes Estados.

En nuestra Constitución se establece como Forma del Estado la Monarquía Parlamentaria (Artº 1.3.), una forma moderna de hacer encajar la monarquías en los sistemas democráticos, dejando al Jefe del Estado (el Rey) un papel más simbólico que efectivo: el rey reina, pero no gobierna. Pero no deja de ser paradójico que un sistema democrático se funde sobre una institución que escapa al procedimiento democrático básico -la elección periódica de los ciudadanos- y se rija por algo tan peregrino como la línea dinástica, o sea, la herencia, como si fuera una propiedad.

Cierto que la Constitución se aprobó tras un referéndum y, por ello mismo, la Forma del Estado fue votada por los ciudadanos (toda ella en un mismo paquete: o todo o nada). Tan cierto como que, desde entonces, no se ha vuelto a votar y, por tanto, la Monarquía ha tenido el privilegio de evitar la periodicidad exigible a cualquier sistema democrático. Esperemos que algún día podamos volver a pronunciarnos sobre este anacronismo. 

1931-2013. 82º aniversario de la proclamación de la IIª REPÚBLICA ESPAÑOLA, 
con el deseo de que a no tardar se proclame la IIIª REPÚBLICA.

sábado, 13 de abril de 2013

DÓNDE ESTÁ EL MOVIMIENTO OBRERO (II)

Que el capitalismo ha ido ajustando sus herramientas ideológicas, de lucha política y de lucha económica de clases, a las condiciones que en cada momento tenía al su alrededor es, me parece, causa de su éxito: en cada tiempo ha exprimido al máximo la situación donde ha podido y tanto como ha podido.

No fue el pacto socialdemócrata una concesión generosa del capitalismo liberal, sino el instrumento que encontró para seguir explotando recursos y trabajo. La paz social (negociación de condiciones salariales y de seguridad, ausencia de huelgas, defensa de la productividad, etc.) no fue un regalo liberal, sino la consecuencia de la fuerza del movimiento obrero y de sentirse amenazado por la alternativa del socialismo real. Contrafácticamente bien podríamos decir que si no se hubiesen dado ninguno de esos dos elementos (la presión sindical y las economías planificadas del otro lado del muro) no habría salido de ellos ninguna propuesta para mejorar las condiciones laborales.

De hecho, cuando ambas trabas han desaparecido se han puesto manos a la obra para desandar todo el camino recorrido en aquellos años del Bienestar (eso que nuestra Constitución llama Estado Social y Democrático de Derecho y que va quedando como pieza de museo). El neoliberalismo hoy hace lo que quiere porque no tiene ninguna oposición de peso (ningún contrapeso).

Bien al contrario, el movimiento obrero sigue empeñado en utilizar las mismas herramientas que ha venido utilizando desde aquel pacto: la negociación, las huelgas menores, alguna huelga general protolocolaria, las manifestaciones populares, consignas coreadas... y poco más. Y, para más inri, en el imaginario los sindicalistas son equiparados a los cada vez más desprestigiados políticos (otra herramienta -esa de culpabilizar genéricamente a los políticos- que ha sabido utilizar el neoliberalismo y que le está permitiendo irse de rositas de la crisis que él mismo ha causado).

Las movilizaciones a través de la red y las redes sociales de acampadas, asambleas, iniciativas populares y últimamente de escraches, por poner solo unos pocos ejemplos, son nuevas herramientas, pero aún son enormemente frágiles (líquidas, como diría Bauman), pendientes de que los ciudadanos no se descuelguen con un simple ¡clic! que les desconecte. La reconstrucción de los sindicatos de clase podría dar a esas acciones la estabilidad necesaria para hacerse sólidas.

viernes, 12 de abril de 2013

DÓNDE ESTÁ EL MOVIMIENTO OBRERO (I)

Vaya pregunta. Está hoy tan lejos del imaginario colectivo el concepto de obrero que la pregunta parece salida de otros tiempos. Tanto que, sin mucha dificultad, cualquiera puede contestarla: en ningún sitio, no hay, no existe tal cosa, ni siquiera como un concepto zombi. Lo mismo que si nos preguntásemos dónde está hoy la resistencia de los explotados a su explotación, al ataque voraz del capitalismo, a la precarización de las condiciones laborales: en el mismo ningún lugar. Por no estar, ya ni siquiera están en las utopías. El fantasma que recorre Europa desde hace treinta años se llama neoliberalismo.

El pacto socialdemócrata (o pacto social, o socialcristiano, o social liberal) que dio lugar a la paz social y laboral, al crecimiento económico y al Estado del Bienestar lo rompieron Thatcher y Reagan y desde entonces estamos pagando las consecuencias: desregulación del capital, libre circulación de capitales, reducción de la inversión pública y de gasto público, privatizaciones,  precarización laboral, descrédito de los sindicatos, etc. O sea, las consecuencias de las tesis del neoliberalismo que hoy campa a sus anchas.

En 2004, cuatro años antes del inicio de la crisis, Asbjørn Wahl, sindicalista noruego, analizaba bien en un artículo lo que estaba pasando y anticipaba lo que efectivamente después ha pasado. Y lo que ha pasado es que los sindicatos de clase, que contribuyeron a aquel pacto (abandonando el socialismo y aceptando el capitalismo, a cambio de protección social), no han entendido que el neoliberalismo lo ha roto unilateral y conscientemente, e insisten en las mismas politicas de diálogo y acuerdos para alcanzar estabilidad laboral y paz social. Y la consecuencia de ese error ha sido el permanente descrédito social (la burocratizacion cierta de que se les acusa) y su cada vez menos peso político. De otra manera: la batalla que ganaron al firmar aquel pacto social  les ha llevado a perder la guerra (la lucha) de clases.

Desactivada la conciencia de clase, extendida la ilusión de pertenecer a una clase media burguesa -y aburguesada, consumista, individualista, insolidaria-, y eliminados los sistemas ideológicos y económicos alternativos, el neoliberalismo no necesita pactar nada con los sindicatos, les basta con ningunearles y presentarles como vagos improductivos. 

jueves, 11 de abril de 2013

MENTAR LA BICHA *

La Junta de Andalucía, para paliar el enorme drama de los desahucios ha elaborado un Decreto-ley sobre la función social de la vivienda. Solo con eso, con entender que la vivienda es un bien social habrían hecho saltar todas las alarmas neoliberales de la FAES, del PP y del Gobierno del invisible Rajoy. Pero es que, además, no se les ha ocurrido otra cosa que mentar la bicha: entre otras medidas, el texto contempla la posibilidad de expropiar las viviendas temporalmente (durante tres años) para que los desahuciados puedan seguir en ellas en determinadas circunstancias.

Expropiar. ¿Habrá un concepto más horrible para un fundamentalista neoliberal? Privar a una persona (física o jurídica) no de un bien de su propiedad, no, sino de su propiedad sobre un bien. Seguro que más de uno de esos fundamentalistas sentirá mareos, nauseas y ganas de vomitar solo de pensarlo. Que el Decreto-ley se fundamente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), en la Constitución Española, y en el Estatuto de Autonomía no tiene mayor importancia para estos liberalotes. Lo importante  para los libertarianos es el derecho a la propiedad privada, no el derecho a una vivienda digna, que para ellos no es más que literatura.

Así que ya está el piadoso Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia y tasas, custionando el Decreto-ley andaluz y dudando de su legalidad porque, según él, la Junta no tiene competencias para expropiar y rompe la igualdad de derechos entre todos los españoles. Y de paso ha calificado la medida de populista.

Machaconamente insistiendo en que no hay otra política posible más que la suya, ensoberbecidos por sus mayorías (que vete a saber dónde estarían ahora), se ponen malos cuando aparecen otras políticas que pueden ser vistas con agrado por los ciudadanos. Y más si realmente resuelven problemas. Conclusión: gobierno y prensa amiga saldrán en tromba para machacar al gobierno andaluz y a quien haga falta.

* Publicado en ElPlural. Opinión. Tribuna Libre. 12.04.2013

miércoles, 10 de abril de 2013

DIALÉCTICA DE LA CRISIS

Decía Heráclito de Éfeso (Ἡράκλειτος) allá por el siglo -VI que el orden y la estabilidad del mundo estaban en la continua transformación de las cosas, en el continuo cambio: todo fluye, fue la síntesis que la tradición hizo de su pensamiento (aunque no lo escribiera él así). Todo cambia, nada permanece para siempre siendo como y lo que es. Y esa misma tradición llamó dialéctica a este punto de vista: la relación de oposición que se da entre lo que es y todo lo demás (entre la tesis y la antítesis, técnicamente hablando). Hegel (con otra terminología) y después Marx, entre otros, utilizaron la dialéctica como método histórico (el materialismo dialéctico, el materialismo histórico marxiano).

La caída del muro de Berlín (y todas sus consecuencias posteriores) no supuso, como se interpretó, el triunfo definitivo del capitalismo y el fin de la historia que vaticinó Fukuyama: por fin la humanidad ha alcanzado el sistema perfecto que perdurará por siempre; el devenir histórico ha terminado. O sea, el pensamiento único, como lo llamó Ramonet, bien expresado en la frase de la recién fallecida Thatcher: there is no alternative (no hay alternativa) que permanentemente están usando en esta crisis los gobernantes europeos, incluido el invisible Rajoy. Lo cierto es que ese triunfo desenfrenó el sistema hasta hacerse neoliberal (neocapitalistalibertariano) pidiendo (y prácticamente consiguiendo) la total desregulación del mercado: libre circulación de capitales, mercado continuo, ingeniería financiera, deslocalización, etc. dispuesto a comerse el mundo, a hacer del sistema el único posible en todo el globe (eso es la globalización), ya sin enemigos.

Claro que, dialécticamente, eso ha tenido precios: nuevos enemigos (el eje del mal, el fundamentalismo islámico, etc. -en  palabras del occidente triunfante-) en un nuevo mapa geopolítico (Eurasia/Oriente Medio), y nuevos competidores (los BRICS -Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica-) en un nuevo mapa geoeconómico (Asia/Pacífico).

Valga lo anterior para explicar en parte qué quiero decir cuando hablo de esta crisis financiera, económica, política, etc. como la posible caída del sistema capitalista devorándose a sí mismo de tan voraz que se ha vuelto.

martes, 9 de abril de 2013

WOJTYLA, THATCHER, REAGAN Y LA CRISIS ACTUAL

El desmoronamiento del que hablaba ayer, referido a España y a nuestro inmediato pasado, comienza en 2008, como consecuencia de la crisis financiera, que produce la crisis económica, que produce la crisis política y social (y de producción, y de consumo, y de derechos sociales, y...), pero históricamente hablando, y en términos globales, realmente se inicia en los años ochenta del siglo pasado y se consolida en los noventa. Todo, de la mano de tres personajes: Wojtyla, Thatcher y Reagan (con la muerte ayer de la Thatcher, los tres ya fallecidos).

El obispo polaco Wojtyla, fue elegido, ante la sorpresa de todos, Papa de los católicos en octubre de 1978, cuando Polonia aún era un país comunista, tutelado por la Unión Soviética lo mismo que todos los demás de lo que durante la guerra fría se llamó los países del Este, más allá del telón de acero. La conservadora británica Thatcher, declarada neoliberal -anticomunista, antikeynesiana, discípula de Hayek-, fue nombrada Primera Ministra en mayo de 1979 con un programa explícitamente contrario al Estado de Bienestar y  por ello mismo, al pacto socialdemócrata que lo fundamentaba. En noviembre de 1980 fue elegido Presidente de los Estados Unidos de América  el Republicano Reagan, también anticomunista (el Imperio del Mal, así llamaba a la Unión Soviética) y, quizá sin saberlo neoliberal, empeñado en desregularizar el sistema financiero y reducir el gasto público y los impuestos (aunque realmente solo hizo lo primero). O sea, en el plazo de 28 meses tres dirigentes anticomunistas de tres potencias coinciden en el poder.

Las políticas ultraliberales de Thatcher y Reagan rompieron unilateralmente el pacto socialdemócrata (o socialcristiano, o social-liberal, según autores) en que se sustentaba el bienestar y el sistema de protección social en Europa. Las políticas de exteriores de los tres contribuyeron al colapso de los países del Este, la caída del muro de Berlín y, en suma, al final de la guerra fría y el triunfo del capitalismo (el pensamiento único, el fin de la historia, etc.) a finales de los ochenta (y la reunificación de Alemania posterior). Desde entonces el neoliberalismo (ultraliberalismo, libertarianismo, neoconservadurismo, neocon -o como quiera llamarse-) se ha ido imponiendo en el mundo, vía globalización y, sobre todo, vía desregularización de los mercados financieros y la libre circulación de capitales (el mercado es continuo).

Hasta ese 1989 -en fin de la URSS- los dos sistemas económicos -capitalismo y comunismo- oponiéndose mutuamente, mutuamente se sustentaban. La caída de uno de los dos sistemas se ha venido interpretando como la victoria del otro. Podría ocurrir, sin embargo, que la caída de uno haya sido la pérdida del sostén del otro, que, sin apoyos, terminaría cayendo. ¿Habrá sido la crisis de 2008 el inicio de la caída?

lunes, 8 de abril de 2013

SÍNTOMA DEL DESMORONAMIENTO *

Nunca antes hemos sabido de tantos escándalos y tanta corrupción a todos los niveles como hasta ahora, como si alguien hubiese dado el pistoletazo de salida para que se hicieran públicos, unos detrás de otros, todos los detritus de todas las alcantarillas de todas nuestras instituciones -públicas y privadas-, de políticos de cualquier nivel, de consejeros de bancos, de magistrados, de sindicalistas, de dirigentes de la patronal... Desde la Corona y sus aledaños hasta Ayuntamientos insignificantes, pasando por Comunidades, Diputaciones, Parlamentos, etc. parece que todo el Estado está infectado del mismo turbio virus.

Que todo eso ocurría antes es evidente porque mucho de lo que nos enteramos ahora ocurrió hace ya años: no es que ahora haya más corrupción (que no lo sé), sino que ahora se hacen públicos, amontonándose unos sobre otros, cientos de casos de corrupción. Y pudiera parecer que tanto desbarajuste, unido al deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos (paro, precariedad, recortes sociales, etc.) inevitablemente están provocando más a las claras el desmoronamiento de nuestro sistema político/Institucional/social.

Creo, sin embargo, que es exactamente al revés. Como cuando se decía que la abuela se había caído y se había roto la cadera, pero realmente había ocurrido lo contrario: se le rompió la cadera y se cayó. Y creo que ese es el diagnóstico correcto de la situación actual: el desmoronamiento no es la consecuencia de lo que estamos viendo y viviendo (y sabiendo), sino su causa. Porque todo el sistema se cae a pedazos desde 2008 unos y otros andan corriendo para tomar posiciones en el nuevo mundo que nos vamos a encontrar de golpe (en los dos sentidos). O sea, que el síntoma claro del desmoronamiento es precisamente ver cómo ahora sale a la luz lo que hasta ahora no hubo problema en mantener hipócritamente oculto.

* Publicado en ElPlural.com. Opinión. Tribuna Libre. 08.04.2013

domingo, 7 de abril de 2013

CE1978. TÍTULO II. ARTÍCULOS 56.3 y 57.5

Desde lo de la cacería en Botswana las cosas para el Rey van de mal en peor: problemas de salud que le han hecho pasar por el quirófano varias veces seguidas, problemas familiares al hacerse pública su estrecha relación con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, y problemas institucionales por la implicación en la trama Nóos de su yerno y, quién sabe si también de su hija y de él mismo, además de la herencia millonaria a la muerte de su padre de dinero que tenía en cuentas en Suiza. Así las cosas, cada vez es más frecuente que se cuestione el papel de la Monarquía y del Rey mismo, y permanentemente hay voces, incluso de monárquicos acérrimos, pidiendo que abdique en su heredero.  

La cosa, sin embargo, no es tan fácil por dos razones constitucionales. La primera es que, según el artículo 57.5 de la Constitución Española, Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica. Y tal ley orgánica jamás se hizo. No existe. No hay nada previsto legalmente para la abdicación. En treinta y cinco años no ha habido tiempo suficiente para hacer esa ley. 

La segunda es el artículo 56.3 que textualmente dice que La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. La persona del Rey, sea quien sea el Rey. No Fulanito de Tal, sino el Rey. O lo que es lo mismo, esa inviolabilidad y esa no responsabilidad no la tiene el ciudadano Juan Carlos de Borbón, sino como Rey de España. Si deja de ser Rey, dejaría de tener esos privilegios. Y precisamente eso debería haber sido objeto, entre otros, de esa ley orgánica inexistente.

Si abdicase el Rey estaría expuesto como cualquier ciudadano a la investigación judicial si acaso hubiere alguna vez sospecha de delito en su conducta. Si de repente vemos que en el Congreso se aceleran trabajos para elaborar esa ley orgánica -o para la modificación de algún artículo referido a la Corona- será una señal inequívoca de que hay baile en la Zarzuela.

sábado, 6 de abril de 2013

UN TECHO QUE NO ES DE CRISTAL

Tras la sentencia que comentaba ayer del Tribunal Constitucional de Portugal anulando algunos recortes que impuso el gobierno, el PSOE, a través de la Secretaria de Igualdad, le ha pedido al invisible Rajoy (¿el plasmático Rajoy, el ectoplásmico?) que tome nota del varapalo y reflexione sobre ello. Apelando, como el tribunal, a la igualdad de todos los ciudadanos, ha recordado que su partido tiene presentados varios recursos ante el TC.

Y es verdad. El PSOE tiene presentados recursos sobre la última reforma laboral, sobre la externalización de servicios sanitarios, sobre la revalorización de las pensiones (la no revalorizacion), sobre las tasas judiciales, y sobre la amnistía fiscal. Y es verdad que en todos estos casos hay recortes que pagamos los de siempre.

Evidentemente no sé qué fallará en su momento el TC en todos estos casos. Sí sé que el argumento sólido que ha utilizado el Constitucional portugués (los presupuestos deben adaptarse a la Constitución, no la Constitución a los presupuestos) no podrá utilizarlo el nuestro, porque tras la reforma de la Constitución en agosto de 2011 que pactó Zapatero (aún presidente del gobierno) con Rajoy (con medio pie ya en la Moncloa) prima eltecho de gasto. Por insólito que pueda parecer, no hubo un referéndum para ratificar ese disparate de hacer que nuestra Constitución ponga por encima de todo ajustar el presupuesto, ese techo presupuestario que desde luego no es de cristal. Pues eso.

viernes, 5 de abril de 2013

TIENEN QUE SER LOS JUECES

El Tribunal Constitucional de Portugal ha declarado hoy mismo inconstitucionales cuatro medidas de recorte que aplicaba el gobierno desde este enero pasado: la eliminación de la paga extra de verano (o de parte de ella) a funcionarios y pensionistas, y las recortes en los subsidios de enfermedad y desempleo. La sentencia se fundamenta en algo que, siendo evidente, parece que los gobiernos de los países en crisis prefieren obviar, como si fuese meramente retórico: el principio de igualdad de todos los ciudadanos, que cualquier Constitución democrática garantiza y ampara.

Esta crisis neocapitalista ha puesto (y pone aún) al borde de la quiebra financiera a los países con economía más frágiles o menos prevenidas, y sus gobiernos, para salvar la situación, han puesto (y ponen aún) a los ciudadanos al borde de su quiebra económica y, sobre todo, al borde de la quiebra social. Pero parece que estos gobiernos (de Portugal, de España, de Irlanda, de Italia, de Grecia, de Chipre, de...) olvidan algo esencial que la sentencia del TC portugués advierte nítidamente: las normas, las leyes y también los presupuestos se tienen que adaptar a la Constitución, y no la Constitución a los presupuestos. (sin duda este argumento estuvo en la base de la decisión antidemocrática del gobierno Zapatero en 2011 de reformar, sin hacer un referéndum, el artículo 135 de la Constitución del 78 para incluir el llamado techo de gasto).

En el Estado de Derecho (el Estado democrático)m lo quieran entender o no sus gobernantes de turno, no gobiernan las personas (Passos Coelho, Rajoy, o quien sea), sino las leyes que deben ajustarse a la Constitución que debe haber emanado de la voluntad de los ciudadanos, auténticos soberanos (la máxima autoridad). Si no es así, el Estado sin duda seguirá siendo Estado, pero no lo será de Derecho. Y sin son las leyes quienes gobiernan, tendrán que ser los jueces quienes nos defiendan de las agresiones que los gobiernos hacen a los ciudadanos bordeando (si no incumpliendo) la ley.

jueves, 4 de abril de 2013

MODULAR LIBERTADES IV

Joder con los libertarianos. Dicen que defienden la libertad, pero en cuanto pueden meten la tijera también en las libertades civiles y en los derechos democráticos. El IV del título se refiere a que es la cuarta vez en medio año que alguien del PP de Madrid arremete contra los derechos y libertades fundamentales que ampara la Constitución.

En octubre de 2012, la Delegada del Gobierno del PP en Madrid, la simpática Cifuentes, del PP, pidió que se modulase el derecho de manifestación, un eufemismo cínico para no llamarlo por su nombre: recorte de derechos fundamentales. Y a finales de diciembre de 2012, el heredero/Presidente de la Comunidad de Madrid, del PP, González González, pedía que se regulase el uso abusivo del derecho de huelga. O sea, que se recortase el tal derecho.

No hace falta decir, supongo, que ambos derechos están recogidos por la Constitución entre los Derechos Fundamentales que debe garantizar un Estado democrático. Bueno, pues esos derechos fundamentales (y por lo mismo especialísimamente protegidos) deben ser modulados, regulados (recortados) según éstos.

El heredero/Presidente, del PP, de la Comunidad de Madrid, sigue insistiendo en su afán liberalizador desregularizando y externalizando (o sea, privatizando) los servicios públicos, y, a la vez, pidiendo límites (o sea, recortes) a la libertad de prensa, que, por cierto, es otro de los derechos fundamentales. Esto lo dice el mismo día que su grupo en la Asamblea de Madrid, el PP, utiliza su mayoría soberbia para vetar, por segunda vez, una pregunta parlamentaria sobre su ático de Marbella. A lo mejor es a eso a lo que se refiere el heredero/Presidente González González cuando habla de limitar el derecho de prensa: a que le gustaría tener una mayoría igual de soberbia que impidiese que se informara sobre lo que no quiere que se sepa.

¡QUÉ IMPUTADA!

En cualquier Estado democrático la presunción de inocencia, esto es, que todos somos inocentes hasta que se demuestre la culpabilidad, es siempre uno de los derechos fundamentales garantizados y protegidos. Y así debe ser, sin duda, porque tal presunción no es simplemente una cuestión de libro de estilo (anteponer la palabra presunto al acusado de delito), o de respeto formal (tratar a cualquier ciudadano como inocente hasta que se demuestre que no lo es), sino una cuestión de derechos cívicos. 

Que todo ciudadano sea inocente hasta que se demuestre lo contrario implica al menos dos consecuencias enormemente serias: que el acusado de delito no tiene que demostrar su inocencia, sino que es la acusación la que debe demostrar la culpabilidad; y, más allá, que el acusado de delito puede no declarar, no contestar a lo que se le pregunte o contestar solo a las preguntas que quiera contestar, y, sobre todo, que no tiene por qué decir la verdad -al contrario que los testigos, que sí están obligados-, o sea, que puede mentir.

Sobre la imputación de la hija del Rey, Cristina de Borbón, prácticamente todos los medios (y los personajes preguntados) han coincidido en dos ideas: que es un hecho muy grave (histórico) que tendrá consecuencias negativas (para ella misma, para la Corona y para la marca España), y que es una prueba de que la justicia en España es igual para todos. Y, salvo de alguna cosa, lo cierto es que discrepo de casi todo.

De lo más obvio que discrepo es de esa coletilla patentemente falsa: la justicia es igual para todos. No, no lo es para todos. Como mucho para casi todos porque hay al menos un ciudadano constitucionalmente inmune y, por ello mismo, impune: el Rey, a quien la Constitución declara inviolable y no imputable penalmente. Que además esa inmunidad tácitamente se ha hecho extensible a otros miembros -hasta ahora- es bastante evidente y precisamente por eso ha sorprendido la imputación.

Pero discrepo, sobre todo, de que la imputación sea perjudicial para ella (sí para su imagen, claro, pero nada más): pudiera ocurrir que precisamente haya sido imputada para protegerla. Si fuese llamada como testigo no podría negarse a contestar y estaría obligada a decir la verdad. Como imputada tiene garantizada la presunción de su inocencia, con las consecuencias que hemos visto más arriba. Otra cosa: estar imputado en la fase de Instrucción no significa estar imputado cuando se celebre el juicio. Habrá que ver qué pasa entonces.

En lo que sí coincido es que esto es otro borrón para el Borbón, que cada vez está más cerca de tener que irse (o abdicar).

miércoles, 3 de abril de 2013

REVOLVING DOOR

Revolving door, puerta giratoria, excelente expresión inglesa para describir metafóricamente ese acceso circular de la política a la empresa privada, de la empresa privada a la política, de lo público a lo privado, de lo privado a lo público, y, siempre en medio, los intereses particulares del político/emprendedor, del alto  cargo público devenido en alto cargo privado, o viceversa. Todo con apariencia de legalidad, todo atado y bien atado con asépticos guantes blancos de látex quirúrgico.

La sanidad pública de Madrid se privatiza a golpe de ideología neoliberal y a golpe de intereses económicos de empresas privadas que tienen en sus consejos de administración a personas que han estado implicadas en el proceso de externalización, como ellos lo llaman eufemísticamente: gestión muy directa para adjudicar gestiones indirectas de empresas privadas. No es un asunto sanitario, sino de beneficios económicos, de reparto del pastel entre unos comensales que han guardado un lugar de honor para el pastelero que ha hecho posible el reparto, el pasteleo, porque la única salud que les importa es la de su bolsillo.

Ayer hablaba de la insaciable codicia del capitalismo y hoy vemos la rapiña con la que se nutre y engorda. Vimos al ex Consejero de Sanidad Güemes, saliendo de la política y entrando en la empresa beneficiaria del negocio que él mismo privatizó (y saliendo por patas de allí cuando se hizo pública la cosa). Vemos hoy al ex Consejero de Sanidad Lamela, saliendo de la política para sentarse en el Consejo de Administración de la empresa beneficiaria de los servicios del hospital que él mismo inauguró con la gestión externalizada (la que ahora gestiona). Y ahí sigue sentado porque él siempre ha hablado de una sanidad sin apellidos. Sin apellidos, anónima: de sociedad anónima, se entiende. Nosotros hoy, para su disgusto, ya sabemos otro apellido más. ¿Tendrá algo que decir el ideólogo Fernández-Lasketty, actual Consejero de Sanidad? ¿Habrá una puerta giratoria esperándole mañana?

lunes, 1 de abril de 2013

LA INSACIABLE CODICIA *

Desde que empezó la crisis en 2008 (y aún desde antes, realmente) las organizaciones empresariales, o sea, las patronales, CEOE y CEPYME, exigieron con insistencia reformas estructurales que flexibilizaran un mercado laboral demasiado rígido, según ellos, que impedía ser competitivos y generar riqueza: solo se volvería a crear empleo si el mercado laboral se flexibilizaba y si disminuyeran las aportaciones sociales, decían. Como se ve, son las tesis del fundamentalismo neoliberal al uso que siempre se presentan como únicas e incontestables, las que sigue imponiendo la troika, las que fundamentan el éxito económico alemán y el desastre de las economías más débiles, con el beneplácito de gobiernos papanatas o tecnocráticos.

Y efectivamente, tanto Zapatero como el invisible Rajoy hicieron esas reformas estructurales flexibilizando el mercado laboral: abarataron el despido, desregularon la negociación colectiva y, en general, precarizaron las condiciones laborales como les pedían. Todo, para generar empleo y salir de la crisis. Pero lo cierto es que cuando entró en vigor la primera reforma laboral (la de 2010) había algo menos de cuatro millones de parados y hoy, según los datos de la propia CEOE, hay algo más de cinco millones y medio. O lo que es lo mismo, estas reformas no nos han sacado de la crisis, como nos decían, ni han creado empleo, sino al contrario: han hecho más extensa y dura la crisis para los ciudadanos (que permanentemente la estamos pagando) y han producido millón y medio de parados más (y más pobreza).

En la circular que han remitido CEOE y CEPYME a sus asociados haciendo recomendaciones para la negociación colectiva de 2013 insisten en las mismas ideas (con los mismos argumentos) y aún dan un pasito más y abiertamente dicen que mientras persista la situación de paro los salarios deberían evolucionar por debajo de la competitividad. No lo dicen así, evidentemente, pero el mensaje se entiende perfectamente bien: mientras haya tanto paro hay que aprovechar para bajar los salarios de los trabajadores. Pero, eso sí, para crear empleo y salir de la crisis. Otra muestra más de que la codicia del capitalismo es siempre insaciable y que básicamente coincide con las últimas recomendaciones del BCE.

Quiero suponer que tarde o temprano los ciudadanos por fin volveremos a entender qué es eso de la lucha de clases y cómo esas clases tienen intereses tan opuestos que cada una tiende a la destrucción de la otra. Quiero suponer que los ciudadanos por fin entenderemos que ya no somos esa virtual clase media (si acaso alguna vez lo fuimos), sino obreros explotados.

* Publicado en ElPLural.com. Opinión. Tribuna Libre. 01.04.2013