domingo, 28 de agosto de 2016

GORILAS AL OTRO LADO DEL CRISTAL *

"Perico", el elefante de la Casa de Fieras
En 1967 o 68, no recuerdo bien, visité Barcelona por primera vez en un viaje familiar. De aquel viaje recuerdo sobre todo tres cosas: un soplador de vidrio en el barrio gótico, haber comido en El Canari de la Garriga (del que solo recuerdo el nombre) y el zoo.
Entonces en Madrid teníamos la Casa de Fieras, un esperpéntico zoológico en El Retiro donde leones, tigres, panteras y osos daban vueltas hasta la locura encerrados en jaulas mínimas y malolientes, arrojábamos comida en el foso de los monos y el elefante, Perico, comía barras de pan alargando su trompa. Así lo recuerdo al menos. El contraste con el zoo de Barcelona que conocí era abismal: espacios grandes, fosos en vez de jaulas, animales que parecían casi en libertad. Y Copito de Nieve, al que recuerdo tumbado, de espaldas y más pequeño de como me lo imaginaba. Unos años más tarde se abrió en Madrid un nuevo zoo, similar al barcelonés.
El paso de las jaulas a los espacios abiertos sin duda fue una mejora en el trato a los animales; pasar los parques zoológicos de ser únicamente atracciones de feria a ser centros de conservación, investigación y reproducción en cautividad sin duda dignificó los espacios y la relación con los animales.
Que actualmente hay una preocupación mayor por el bienestar de los animales que hace unos años es evidente: se ponen en cuestión fiestas populares tradicionales que maltratan animales, se castiga penalmente el maltrato animal, se legisla sobre las condiciones de transporte y de mataderos, etc. Que por la misma lógica se pongan en cuestión los parque zoológicos es perfectamente esperable.
Cuando he tenido ocasión, he llevado a mis alumnos de bachillerato al Zoo de Madrid con el único fin de que vieran la mirada “humana” de los enormes gorilas presos al otro lado del cristal blindado.

*Publicado en elperiodico.com Entre Todos. 28.08.2016

viernes, 26 de agosto de 2016

DE PROHIBIR EL BIQUINI A PROHIBIR EL BURQUINI *


Playa de Gandía. c.1970
A mediados de los años sesenta del siglo pasado, en plena dictadura, vi en una playa de Levante cómo una pareja de la Guardia Civil obligaba a taparse a una turista que tomaba el sol en biquini. Algún biempensante bañista les había llamado en defensa de la moral. La mujer se vistió rápidamente y se fue de la playa mientras la increpaban.
Lo que no me esperaba es que cincuenta años después vería las fotos de unos policías en una playa de Niza multando a una mujer y obligándola a quitarse la túnica que la cubría cabeza, camisa y pantalón porque su ropa no era “respetuosa con la moralidad y el laicismo”. Algunos aplaudieron a la policía y la increparon.
Soy laicista convencido porque entiendo que el Estado debe ser absolutamente neutral en los asuntos espirituales de los ciudadanos y ni debe dejarse mediatizar por ninguna creencia religiosa, ni debe intervenir en las creencias o tratar de imponer una determinada moral a los ciudadanos. El laicismo estricto garantiza la libertad espiritual de todos los ciudadanos, creyentes, agnósticos, ateos o indiferentes y exige respeto a todas las creencias por igual. Cuando el Estado confunde legalidad con moralidad y legisla desde los criterios de una determinada moral deja de ser laico.
El nacionalcatolicismo franquista imponía su moralidad beata a todos en aquella triste España en blanco y negro. La República Francesa, cuna de la Revolución de la libertad, la igualdad y la fraternidad, sustancialmente laica desde 1905, quiere imponer una moralidad en los espacios públicos que vulnera los principios de su propia laicidad.
Me duele ver mujeres y niñas bañándose envueltas en túnicas mientras los varones de la familia lucen bañadores convencionales y las vigilan, pero me resisto a creer que no lo hacen consciente y voluntariamente, como cualquier creyente de cualquier religión cumple con su ortodoxia, sea alienante o no. Tan estúpido es prohibir el biquini como imponerlo; tan aberrante es imponer el burka como prohibir el burkini.

martes, 16 de agosto de 2016

TERCERAS ELECCIONES: UNA OPORTUNIDAD PARA LA IZQUIERDA * **

Si el PSOE se mantiene en el no, para no participar en la permanencia del PP en el gobierno y para no dejarle a Unidos Podemos el papel principal de oposición, que sin duda tendría en caso de que el PSOE se abstuviera para facilitar la investidura de Rajoy, parece inevitable que se convoquen unas terceras elecciones para salir del bloqueo político en el que nos encontramos. Bloqueo que probablemente sea consecuencia de la inexperiencia de todos en una situación política que es nueva para todos (para las cúpulas de los partidos, para los militantes y para los ciudadanos en general). Lo nuevo no es la tan anunciada nueva política, que se ha mostrado tan vieja como la de siempre, sino la situación, el escenario que se ha producido.
Es nueva para Ciudadanos y Podemos, que, pese a sus éxitos evidentes, se han dado de bruces con la política de verdad: unos, porque su discurso ya no puede ser el nacionalismo españolista que les dio identidad y sustento más allá de Cataluña; otros, porque la política de salón y los modos asamblearios funcionan con un público entregado, pero se desmoronan cuando los oyentes son profesionales y tienen los colmillos afilados. Es nueva para PSOE y PP, acostumbrados a ser los gallos del corral en el que se han ido turnando para gobernar, a veces en solitario, a veces con los nacionalistas. Y nueva es también al menos para los nacionalistas de la ex-Convergencia, de ERC y de Bildu, que permanentemente hacen explícito que están en corral ajeno.
Porque no han aprendido a gestionar esta novedad fracasó la legislatura del 20D, está en camino de fracasar la del 26J y pasito a paso vamos camino de unas nuevas elecciones en las que se da por cierto que el PP aún sacará mayor ventaja, pero ya sabemos que esas seguridades simplemente pueden no ocurrir, como bien saben en Unidos Podemos. Más creíble es que el partido que se atreviera a renovase en profundidad recibiría un apoyo mayoritario. Las nuevas elecciones podrían ser la oportunidad de la izquierda.

* Publicado en elperiodico.com. Entre Todos. 16.08.2016

** Lo cuelgo aquí el 22 de agosto, pero con la fecha en que se escribió y publicó.
.

martes, 9 de agosto de 2016

SEGUNDO DESPLANTE DE RAJOY * **


Malacostumbrado por los cuatro años de gobierno protegido por una mayoría absoluta y soberbia que despreció a toda la oposición imponiendo sus políticas sin necesidad de negociar, Mariano Rajoy sigue sin entender que ahora que sí le toca negociar no puede seguir imponiendo lo que le plazca. Y menos aún al Jefe del Estado.

La Jefatura del Estado representa no la soberanía, que es de los ciudadanos, sino lo que une a todos los ciudadanos antes de cualquier división territorial, ideológica o social. Tenga la ideología que tenga el ciudadano que ejerce tal Jefatura, su trabajo consiste en cumplir estrictamente las funciones que la Constitución le atribuye y ser estrictamente neutral.

Cumpliendo esas funciones, por dos veces Felipe VI (el ciudadano Borbón, como políticamente le llama Garzón) ha propuesto a Rajoy, vencedor de las elecciones, como candidato para solicitar la confianza del Congreso de los Diputados para presidir y formar gobierno, y por dos veces Mariano Rajoy ha dejado en evidencia al Jefe del Estado. La primera, en enero, declinando la propuesta; la segunda, hace unos días, aceptándola con condiciones, como si efectivamente la última palabra la tuviera él, como si pudiera imponer también en esto su criterio y sus intereses partidistas y personales.

Dice el pseudo-candidato, disfrazando su soberbia tras un fingido sentido común y una aún más fingida moderación, que está dispuesto a dialogar y a negociar, pero se guarda en la manga una carta marcada: si no le apoyan quienes él quiere y como él quiere, no se presentará a la investidura, interpretando torticeramente la Constitución según sus intereses y dejando en nada la propuesta del Rey.

A Rajoy le interesa meter en el mismo saco a PSOE y Ciudadanos (los partidos constitucionalistas, según su arbitraria descripción) y excluir a los nacionalistas (de izquierda y de derecha; catalanes y vascos) y a Unidos Podemos, como si esa fuera la opción más sensata y como si los demás nada tuvieran que decir sino amén. Pero se equivoca: Ciudadanos y PSOE ya han dicho que nada tienen que negociar con él. Si quiere negociar, que negocie con sus afines ideológicos, tan conservadores y nacionalistas como el PP, de la misma manera que lo hizo Aznar en el 96.

Tanta mal disimulada prepotencia debería tener una respuesta unánime y contundente mandándole todos a la oposición hasta que aprenda modales democráticos.

* Publicado en infoLibre. Librepensadores. 09.08.2016

** Cuelgo al artículo el día 22 de agosto, pero con la fecha en la que se escribió y publicó.