domingo, 19 de mayo de 2019

PEDRO SÁNCHEZ: PENSAMIENTO LATERAL Y COMPETITIVIDAD DEPORTIVA *


Son muchos los que creen que lo más característico de Pedro Sánchez es su ambición desmedida de poder y de conservarlo a cualquier precio. Puede ser. Para mí, lo más característico es su utilización habitual del pensamiento lateral y de la competitividad deportiva de equipo en la que se formó. De estas dos características quizá de las tres— hay ejemplos de sobra, para bien y para mal.

El pensamiento lateral —versión del lateral thinking que acuñó el politólogo maltés E. Bono en 1967— consiste en abordar los problemas desde una perspectiva no acomodaticia buscando soluciones alternativas, no previsibles, que el pensamiento lógico convencional no se plantearía. Se trata, pues, de un pensamiento creativo que, premeditadamente, busca soluciones más allá de las que habitualmente cabría esperar por disparatadas que parezcan.

El gobierno de 11 ministras y 6 ministros —¡con un astronauta!, la elección del entrenador de baloncesto Pepu Hernández para ser candidato a la alcaldía de Madrid o la de Miquel Iceta —que no es senador y que finalmente ha fracasado— para presidir el Senado quizá puedan entenderse como ocurrencias, pero más parecen propias de ese pensamiento lateral. Nadie se sorprenda de que en un gobierno próximo Iceta sea vicepresidente y asuma la Cartera de Política Territorial que deja vacante Batet.

Estudió Sánchez en el Ramiro de Maeztu, instituto de histórico prestigio, y jugó en el Estudiantes, que es casi la misma cosa: si eres del Ramiro, juegas al baloncesto y eres del Estu. Es el Estudiantes un equipo tan peculiar como su divertida hinchada, la Demencia —que, ganen o pierdan, hace salir a sus jugadores al centro de la cancha para aclamarles: ¡toreros, toreros!; un equipo modesto, que no se arruga, que compite jugando y que, de tanto en tanto, puede ganar inesperadamente al más pintado.

Sánchez perdió la Secretaría General y renunció a su acta de diputado. Se presentó a las primarias cuando nadie lo esperaba y cuando nadie lo esperaba, ganó las primarias y la Secretaría General. Y el Gobierno, tras la moción de censura. Y las Elecciones Generales el 28A.


jueves, 16 de mayo de 2019

EL EMPLEO BASURA SEGÚN LA CANDIDATA DÍAZ AYUSO * ** ***


Yo prefiero que haya empleo a que no haya empleo, luego a mí cuando empiezan a hablar de empleo basura me parece ofensivo para la persona que a lo mejor está deseando ese empleo basura, que lo necesitaba, y que le está dando oportunidades para corregir problemas que tenía. Eso dijo literalmente Isabel Díaz Ayuso, que encabeza la candidatura del PP para la Comunidad de Madrid, en la entrevista que le hizo Constantino Mediavilla en el programa Terraza de Gran Vía

Da vergüenza tener que explicar a Díaz Ayuso, que quiere ser presidenta de la Comunidad de Madrid —que es mi Comunidad— que nadie quiere un empleo basura; que lo que cualquier trabajador quiere es un empleo digno, con un sueldo digno y unas condiciones de trabajo dignas; que si alguien acepta ese tipo de empleos no es porque lo esté deseando, sino porque no hay otra cosa; que la basura no es el empleo, sino las condiciones más que precarias y abusivas de esos empleos que ofrecen empleadores/explotadores; que lo ofensivo no es que se llame empleos basura a esos empleos precarios, sino que los haya para provecho de los empleadores basura.

Da aún más vergüenza si lo que dice Díaz Ayuso es lo que piensa de verdad porque, si para desgracia de Madrid llegara a ser su presidenta, ya sabemos cómo ve a los trabajadores explotados en eso que la economía liberal se empeña en llamar mercado laboral: como mercancía de saldo, objetos de usar y tirar a disposición de quienes no tienen ningún escrúpulo para explotar a los trabajadores aprovechando el saldo y viviendo de la pobreza de otros.

Claro que hay empleos basura y claro que hay que hablar de ellos porque son genuina expresión —una de tantas, sin duda— de la voracidad y la codicia del neoliberalismo, que normaliza sin rubor la explotación laboral.

Díaz Ayuso se sentará en su escaño de la Asamblea de Madrid, participará en debates legislativos, votará según su criterio. Pero no es esperable que vote para eliminar la explotación del precariado, la nueva clase social que premeditadamente ha producido el fundamentalismo neoliberal.


martes, 7 de mayo de 2019

EL GOBIERNO DE MADRID ES EL AUTONÓMICO * ** ***

Sala de Gobierno. Real Casa de Correos. Madrid.
Los poderes del Estado tienen sus sedes generales en Madrid y sin duda, además de la influencia en la vida política de Madrid, hacen de Madrid una plaza electoralmente simbólica y relevante. Pero por mucho que los quieran identificar con Madrid, esos poderes del Estado no son Madrid. Como todas las Comunidades Autónomas, Madrid tiene su propio Gobierno y su propio Parlamento —La Asamblea—. El Gobierno de Madrid es el autonómico, no el del Estado.

Esto es sabido, pero quizá convenga recordarlo porque las elecciones del próximo día 26 no son generales, sino autonómicas —y además, municipales y europeas— y sería un error creer que los resultados del 28A se repetirán sin más en estas elecciones; que el PSOE las tiene ganadas de antemano; que las tres derechas no puedan repetir en Madrid la fórmula andaluza más aún con el concurso de candidaturas de izquierda divididas.

Del Gobierno y la Asamblea de Madrid dependen, entre otros asuntos, la sanidad, la educación, las políticas del suelo y de vivienda, el tratamiento de la dependencia y de la violencia de género, parte sustancial de los transportes, una parte no menor de los impuestos, etc. Asuntos, todos ellos, que afectan directamente a la vida cotidiana y el bienestar de los ciudadanos.

Desde 1995 el PP ha gobernado en Madrid ininterrumpidamente: en dos legislaturas, de 1995 a 2003, presidido por Alberto Ruiz Gallardón; en tres —tras el escándalo nunca resuelto del “tamayazo”— por Esperanza Aguirre, de 2003 a 2012; una por Ignacio González, de 2012 a 2015, que en 2017 ingresó en prisión por su implicación en el “caso Lezo”; y una por Cristina Cifuentes con el apoyo activo de C´s, de 2015 a 2018, hasta que tuvo que dimitir por los escándalos —el del dudoso máster y el del vídeo de las cremas distraídas—, relevándola Ángel Garrido, en 2018, que igualmente dimitió para presentarse a las elecciones europeas por el PP para, poco después, fugarse a C´s para presentarse a las autonómicas, al que relevó Pedro Rollán, en abril de 2019, que actualmente está en funciones. Veinticuatro años seguidos gobernando el PP. Al menos 16 envuelto en asuntos más que turbios. Los últimos cuatro años, sostenido por los 17 diputados de C´s liderados por el actual candidato, Ignacio Aguado.

Que Vox, hijo putativo del PP aznarista, pueda condicionar activa o pasivamente a un gobierno de PP y C´s —o de C´s y PP, que tanto da—, radicalizando aún más las políticas neoliberales y ultraconservadoras que han aplicado durante todos estos años en Madrid, es un escenario que podemos evitar los madrileños mandando con nuestros votos a la oposición a las tres derechas.