domingo, 30 de septiembre de 2012

¡AY LA VIRGEN!

Cuando era chaval, cuando la dictadura ya iba muriendo, y me ganaba mis prórrogas por estudios para librarme de la mili a base de certificados de buena conducta moral pública y privada (sic), que expedía el comisario de policía del distrito (?), y a base de colas en el Gobierno Militar del Paseo de la Reina Cristina, ya me sorprendí cuando me explicaron que una ventana que se caía de sucia, cerrada a cal y canto, estaba así porque estaba arrestada. Que se arrestasen cosas, no sé, ya entonces me parecía bastante rarito.

Ahora que aquello ya lo tengo prácticamente olvidado (ni la memoria ni la nostalgia son mi fuerte, a decir verdad) leo que el mismísimo consejo de ministros de nuestro degustador de puros y presidente Rajoy ha concedido la Gran Cruz del Mérito de la Guardia Civil a la Virgen del Pilar. No se rían, que no es broma. Saldrá publicado en el BOE y seguro que hacen ceremonia de imposición con todos los honores.

Algunos desalmados ya se han cachondeado en la red y en los comentarios a la noticia en los medios digitales. Unos, preguntándose que si la Virgen irá a recoger la medalla; otros, suponiendo que no irá, le reprochan que sin embargo sí vaya a aparecerse a cuatro viejas en el Escorial (aunque yo no sé si una y otra son la misma virgen); algún otro celebra la idea y propone que la próxima Gran Cruz se la den al Pato Lucas. En fin, unos desalmados, como digo.

Iba a ilustrar este post con la muy significativa foto de Eugene Smith de aquellos guardias civiles en 1951*, pero no me resisto a poner esta otra,  tan bonita, que resume la unión histórica que hay entre la Guardia Civil y la Virgen del Pilar. (NOTA IMPORTANTE: que no se me olvide buscar mi cartilla militar y dejarla a mano).

[Si alguien tiene curiosidad, aquí va el vínculo del número de la revista LIFE, del 9 de abril de 1951, donde apareció el reportage. La foto en cuestión está en las páginas 126-127:
http://books.google.es/books?id=4E4EAAAAMBAJ&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false ]

sábado, 29 de septiembre de 2012

5 3 7 4 5

Parece el número premiado de la lotería, pero no lo es. Es la cantidad de millones de euros que necesitan los bancos españoles para sanearse, según los hombres de negro de Oliver Wyman (59.300 si no llegan a término las fusiones que están en marcha). Pero de todos esos millones, el gobierno dice que solo 40.000 provendrán de las arcas públicas, como parte del rescate de 100.000 millones que aprobó la Unión Europea y que Rajoy llamó tan alegremente línea de crédito muy ventajosa. Ventajosa para los bancos, seguro que sí.

En realidad, deberíamos decir que los 59.300, o los casi 54.000, o los 40.000 millones de euros son para sanearse otra vez, porque ya en su día los bancos recibieron ayudas públicas en forma de compra de activos unos y de anticipos otros. Y ya todos sabemos que esos cuarenta mil millones de euros saldrán directamente de nuestra pobreza: de seguir recortando derechos sociales y derechos laborales hasta que consigan lo que pretenden los fundamentalistas neoliberales que nos gobiernan: quedarse con todo el sistema público (de educación, sanidad, pensiones, seguros sociales, etc.) y precarizar toda la mano de obra de la economía productiva.

Macabra lotería ésta que siempre les toca a los mismos, a los que más tienen, y reparte una pedrea que deja heridas de verdad en los que menos tienen. Ya, ya sé que todo esto parece exagerado, un delirio paranoico de un viejo rojo. Pero tiempo al tiempo.

viernes, 28 de septiembre de 2012

HAY VÍDEOS

Me decía ayer mismo un sabio compañero: afortunadamente hay vídeos. Claro que hay vídeos, muchos vídeos y muchas, muchísimas fotografías, que ilustran lo que de verdad pasó con los manifestantes el 25S, en las calles, en las plazas y en la estación de Atocha; y con esos infiltrados que gritaban mientras les molían a palos (¡que soy compañero, coño!); y con todos esos periodistas perfectamente acreditados a los que se identificó y conminó a dejar de grabar; y con esos policías que se escabullen cuando alguien les pide que muestren sus placas (mientras un periodista graba la escena). Afortunadamente hay vídeos.

Y hay muchas preguntas. ¿Al infiltrado que detuvieron y apaleaban -el compañero- por qué le detuvieron? ¿por ser el más pacífico del grupo? ¿Y si no era el más pacífico, qué hacía allí montando bulla? ¿era ese su trabajo? ¿Y los policías que no se identifican, están cumpliendo con la ley que dicen defender? ¿Y los que amedrentan a la prensa, tenían órdenes de hacerlo? Afortunadamente hay vídeos.

Seguro que entre todos los vídeos aparecerán algunos con agresiones a la policía. Seguro que algún manifestante hizo lo que no debía. La diferencia es que ese ciudadano no cobra para defender la ley y proteger a los ciudadanos, como los funcionarios con armadura que pagamos los ciudadanos, ni actúa a las órdenes y en representación del Estado.

Otra pregunta: ¿ha  vuelto el tiempo en que hay que temer a los policías y a quienes les mandan?

[Un par de esos vídeos, solo como ejemplo:
http://www.publico.es/espana/443047/la-policia-no-esconde-su-intervencion-en-atocha-pero-niega-que-hubiera-cargas
http://www.publico.es/espana/443032/le-pegan-pide-el-numero-de-placa-al-agente-y-le-vuelven-a-pegar ]

[Por segunda vez, y espero que casi última (?), la foto no es mía, sino sacada de la prensa digital, aunque recortada por mí]

VUELO CORTO

Intereses de vuelo corto, eso ha dicho el presidente Rajoy en NuevaYork refiriéndose a los manifestantes del 25S alrededor del Congreso de los Diputados, que aunque estaban ejerciendo un derecho reconocido en la Constitución, no están a  la altura de la gravedad del momento, como sí lo está la  mayoría de los españoles, que no se manifiestan ni salen en las portadas de la prensa. Le ha faltado decir que ésos, los que no se manifiestan, son los españoles de verdad, la gente de orden que huye de la algarabía y el follón, pero ha felicitado a la policía por su actuación.

Él sí que tiene intereses de altos vuelos, tanto, que se ha ido a la mismísima ONU a decir que nos devuelvan Gibraltar, que como todo el mundo sabe es la mayor de nuestras preocupaciones (junto a la defensa heroica de la isla Perejil y otros islotes). Eso sí es altura de miras.

Mientras todo es Estado se descompone; mientras crece el desánimo tanto como crece la indignación de los ciudadanos; mientras en Cataluña y el País Vasco se plantean como salida a sus males la separación de España; mientras el Capital empuja a España al rescate y a mayor pobreza; mientras los intereses de la deuda se nos van comiendo las prestaciones sociales y los salarios; mientras se va camino de los seis millones de parados; mientras va todo así, lo que hay que hacer es callarse para no dar mala imagen en el mundo.

Supongo que cuando Rajoy llegue al Hotel y piense lo que ha dicho no podrá aguantar la risa, como le pasa a su vicepresidentita. 64 heridos y 35 detenidos, ¡qué risa ¿verdad?!

[La foto de hoy no es mía, sino de internet, aunque está un poco recortada por mí]

miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿ANTE QUIÉNES SE BLINDAN? *

Democráticamente la imagen no puede ser más demoledora y degradante: el pueblo soberano clamando ante un Congreso de los Diputados vallado por varias filas de barricadas, varias líneas de furgones de policía y policías, con sus armaduras antidisturbios, apaleando a los ciudadanos. Todos los alrededores del Congreso atestados de policías. Calles cortadas e identificación de viandantes. Mil trescientos policías movilizados para la ocasión.

¿Cómo es posible que se haya llegado a esto? ¿No es precisamente el Congreso la casa donde reside la soberanía del pueblo? ¿No es la casa de todos los ciudadanos? ¿De quién tienen que defenderse? ¿Ante quiénes se blindan con barricadas y armaduras?

Dicen los manuales de derecho político que en el Estado democrático los ciudadanos tienen la máxima autoridad, la soberanía, y que el Estado se define por tener el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Algo no funciona correctamente cuando el Estado usa esa fuerza contra los ciudadanos que le constituyen; cuando las Instituciones del Estado se utilizan en contra de los propios ciudadanos. No son menos ciudadanos los que se manifiestan que los que no. No son menos ciudadanos los que salen a la calle a protestar que los que no. Son igual de ciudadanos, con los mismos derechos, sujetos de las mismas libertades que los demás. Algo está enfermo en el Estado cuando se impide a los ciudadanos que ejerzan sus derechos pacíficamente.

No me agradó la convocatoria del 25S porque no me gusta que se ponga en cuestión la legitimidad del sistema democrático sin matices, pero me gusta aún menos que se criminalice y se apalee a quienes cuestionan esa legitimidad.

Son las 20:30 del 25S y la gente sigue abarrotando las calles, sentada, con las manos en alto. Esperemos que la noche no traiga alguna barbaridad. Unos pocos Diputados (de IU, del BNGa y de Compromís) han salido a solidarizarse con los manifestantes. Muy pocos.

[La fotografía está premeditadamente desenfocada]

* Publicado en ElPlural.com. Tribuna Libre. 25.IX.2012.

martes, 25 de septiembre de 2012

ME TEMO QUE NO

El titular del Juzgado nº 32 de Madrid ha fallado a favor de la profesora que presentó un contencioso contra la Comunidad de Madrid por el aumento de horas lectivas del curso pasado, de 18 a 20. La sentencia (abajo dejo el vínculo por si a alguien le interesa) deja claro que el aumento de horas no se ajustaba a la Ley y que, por tanto, se le deben abonar como extras las horas que impartió de más, que los sindicatos calculan en torno a 1800€.

Por supuesto que es recurrible y no me cabe duda de que se recurrirá tantas veces como haga falta hasta llegar al Supremo vaya usted a saber cuándo. Si eso ocurre y se falla a favor de la profesora, los sindicatos entienden que se haría extensiva a los 20.000 profesores afectados el curso pasado y a los horarios de años posteriores.

Si digo la verdad no confío nada en que el Supremo nos dé la razón y, si lo hace, confío menos en que se paguen todo lo no cobrado y trabajado de más por todo el profesorado de Madrid. Me agrada que este juez nos dé la razón en la persona de esta compañera, pero me temo que se quedará en una victoria moral: no veo a la actual gobierno de la Comunidad de Madrid ni a la Consejería de Educación y Empleo (y menos aún a la Consejera Figar -con las aspiraciones que tiene-) rectificando y reconociendo que no cumplieron la Ley.

El gobierno portugués ha dado marcha atrás en la subida de las cotizaciones de los trabajadores un 7% por la presión popular: no veo yo a los populares de aquí, el presidente Rajoy a la cabeza, haciendo caso a las reclamaciones del pueblo.

Este es el vínculo prometido: 

lunes, 24 de septiembre de 2012

COMPETENTES, NO COMPETITIVOS

Aunque suenan parecido y parecen la misma cosa, no es lo mismo ser competente que ser competitivo. Ser competente no implica ningún tipo de competición y, por ello mismo, que alguien gane y alguien pierda, sino que está más cerca de lo que los griegos del siglo -V llamaban areté (αρετή), algo así como la optimidad, el hacer muy bien lo encomendado (algunos prefieren traducirlo por excelencia, pero a mí no me gusta). El objetivo de la competencia, pues, es hacerlo bien.

Ser competitivo es propio de quien compite, de quien participa en una competición. Y en toda competición hay un ganador y un (o unos) perdedor(es). Cualquiera que haya visto una competición deportiva de alto nivel sabe perfectamente que lo primordial para los que compiten no es el espíritu deportivo -el fair play-, sino el triunfo. Aunque sea a codazos, aunque sea saltándose las reglas, aunque sea haciendo algo patentemente injusto.

Es verdad que se puede ser competitivo y ser, además, muy competente. Pero quien es verdaderamente competente sabe que no merece la pena ser competitivo. Sinceramente deseo que mis alumnos (y todo el sistema educativo) sean enormemente competentes, pero espero que sean nada competitivos y jueguen limpio.

EDUCACIÓN PARA LA COMPETITIVIDAD

La derecha española más rancia y extrema, esa que Umbral llamaba la derechona, tiene un concepto muy particular de lo que es y de lo que no es ideología: es ideología cualquier idea que no coincida con las suyas, que no son ideológicas, sino el mismísimo sentido común. Por eso la gente de derechas siempre habla con tanta desfachatez y tanto descaro.

El tertuliano/ministro Wert acaba de presentar el Anteproyecto de la LOMCE (la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) que pretende sustituir a la LOE en vigor. Y ya desde las primeras líneas el texto deja claro por dónde van los tiros. Lean, porque es literal: La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. Así empieza la Ley; ésas son sus primeras palabras.

Pensábamos que la educación tenía por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana, como dice nuestra Constitución (y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por cierto), pero no, su objeto es impulsar la competitividad. Pensábamos que la educación es el motor de la movilidad e igualación social, pero no, a lo que mueve es a ser competitivos. Pensábamos que la educación debía ser la base de la cohesión y la inclusión social de todos sin discriminación alguna, pero estábamos confundidos, porque su verdadero sentido es hacer mano de obra más competitiva.

Apenas unos renglones más abajo, no se lo pierdan, dice textualmente el anteproyecto: es necesaria una reforma del sistema educativo que huya de los debates ideológicos […]. Es necesaria una reforma sensata, práctica, que permita desarrollar al máximo el potencial de cada alumno (en masculino genérico, ya saben). Sensata y no ideológica. Tan sensata y tan neutral ideológicamente que asume gustosamente el fundamentalismo neoliberal del gobierno de Rajoy, tan práctico, y que tan sensatamente disfrutamos.

Y todo el mundo sabe que reducir la cuota autonómica del currículo, o que adelantar la elección de itinerarios a los 14 años, o que  suprimir la Educación Ético-Cívica de 4º de ESO, o que asegurar que los colegios que separan a las niñas de los niños (la escuela segregada, ya saben) podrán ser financiados con fondos públicos, etc. tampoco es ideológico, porque las cosas tienen que ser como tienen que ser.

sábado, 22 de septiembre de 2012

LAICISMO *

[Ya avisaba en el post del jueves pasado que habría que hablar del laicismo. Y aquí va el artículo, que no es de ahora, sino de 2008. Un poco largo y un poco pedante, pero así se publicó en su día y así lo dejo]

Histórica y etimológicamente (como describe y explica, entre otros, el profesor Henry Peña-Ruíz en sus textos), el “Laos” es lo anterior al “Demos”, que hace referencia a la adscripción de un individuo a un determinado lugar (a una aldea, por ejemplo). De manera que “Laos” se refiere al grupo como la unión de personas antes de cualquier diferenciación. O sea, que de alguna manera indica lo común, el gran grupo que, más tarde, se irá dividiendo en subgrupos más específicos. De ese término proviene nuestro “laicismo”, por ejemplo (y, por lo mismo, “laicidad”) que normalmente se vincula a una determinada manera de entender los sentimientos y las prácticas religiosas. Su significado, sin embargo, es más amplio. Si nos atenemos a su origen, deberíamos entender el laicismo como lo que se refiere a un “laos” antes de la adscripción de los individuos que lo integran a una determinada opción espiritual (politeísta, teísta, deísta, agnóstica, atea o indiferente).

Que el Estado, como construcción racional de la organización y la administración de una comunidad, deba ser laico, va de suyo: si el Estado lo es de todos (y todos los ciudadanos son Estado) no puede adscribirse a una opción espiritual (ni económica, ni moral, etc.) dejando fuera a quienes tengan cualquier otra. El Estado no puede ser ni cristiano, ni islámico, ni budista, ni agnóstico, ni ateo. Ni indiferente a los asuntos espirituales de los ciudadanos. Lo que le toca es ser neutral, escrupulosamente neutral. Y esa neutralidad debe hacerla patente en todos sus actos, no privilegiando ni discriminando ninguna opción espiritual en las mismas circunstancias.

Que las opciones espirituales de los ciudadanos, además de íntimas, tienen una dimensión externa y pública (ritos, manifestaciones, publicaciones, etc.) donde su identidad se expresa también va de suyo: los grupos se consolidan y cohesionan (se autorreconocen) en sus reuniones comunitarias, en su ecclesia, en sus asambleas.

De todo esto surgen confusiones con respecto al lugar que ocupan las distintas opciones espirituales, de manera que la clave está en la definición de los espacios, el privado (la conciencia de cada cual, la intimidad, los sentimientos personales) y el público (lo que concierne a todos). Y, sobre todo, en distinguir entre público y en público.

Es privado, claro, todo lo que atañe a la intimidad e individualidad de las personas o los grupos en tanto que ellos mismos, independientemente de que se exprese o realice en el interior del hogar o en plena calle, en solitario o en multitud. En este sentido, un espectáculo deportivo, una reunión de vecinos, una procesión religiosa, o lo que alguien hace en el interior de su casa, por ejemplo, son todos ellos actos privados. Y el límite de estos actos viene marcado por la ley. Es público lo que pertenece a toda la comunidad (al Estado) en tanto que ella misma, sea esa pertenencia de propiedad o de competencias. Así, hay Instituciones, edificios, servicios y actos públicos (el Parlamento, la justicia, buena parte de la enseñanza y la sanidad, o tatos otros ejemplos). Y tampoco en este caso importa ni el número de asistentes ni la publicidad: una reunión “a puerta cerrada” de secretos oficiales, por ejemplo, es un acto público, aunque en ella participen unas pocas personas y el resto de los ciudadanos ignoremos el contenido de la reunión.

Quiere esto decir que hay actos privados que se hacen en público, de la misma manera que hay actos públicos que se realizan en privado, pero no por ello dejan de ser privados los unos y públicos los otros. Argumentar, como a veces se hace, que un acto religioso que se realiza en la calle y con multitud de asistentes es un acto público, es, simplemente, un error de concepto. Y el Estado, si quiere ser laico, neutral ante las opciones espirituales de los ciudadanos, no debería prestarse a participar en esa confusión.


* Publicado en ElPlural.com. 13.VII.2008

viernes, 21 de septiembre de 2012

SÍ HAY OTRA MANERA *

Mientras el ministro/tertuliano Wert sigue defendiendo la eficiencia educativa de eliminar profesores –aumentando las horas lectivas de los docentes, aumentando la ratio y no cubriendo las bajas por jubilación, entre otras cosas- el ministro francés de Educación Nacional, Vincent Peillon, acaba de anunciar que en 2013 el Estado contratará 40.000 profesores más -22.000 de ellos para cubrir jubilaciones-.

El gobierno de Sarkozy programó la supresión de 80.000 (sí, han leído bien, ochenta mil) puestos docentes entre 2007 y 2011. El presidente Hollande, por el contrario, se ha comprometido a contratar a 60.000 profesores para la Escuela Pública durante su mandato.

Casi al mismo tiempo, nuestro ministro/tertuliano ninguneaba a los profesores “con camisetas verdes y sin banderitas de España” que le abuchearon en la inauguración oficial del curso porque él no tiene la culpa de que se hayan quedado sin trabajo por las reducciones de plantillas. La culpa es de la crisis, no suya, ha dicho en El Programa de Ana Rosa.

Salta a la vista que España no es Francia (ni el gobierno de Rajoy es como el de Hollande); que el televisivo Wert no es como el ministro Peillon; y que no es cierto que solo haya una manera de afrontar la crisis, porque son los gobiernos los que eligen de dónde prefieren recortar. Y aquí se recorta en educación, en sanidad y en derechos sociales.

* Publicada en ElPlural.com. Tribuna Libre. 20.IX.2012

ESPAÑA REPUBLICANA Y FEDERAL

Un buen tratamiento que cura el nacionalismo es viajar, claro, pero, políticamente, la mejor cura es sin duda el federalismo: que sociedades soberanas libremente decidan asociarse en un marco supraestatal común. El modelo no es nuevo, desde luego, y funciona correctamente en países de este y del otro lado del Atlántico. 

Cuando cada vez más se habla del agotamiento del Estado de las Autonomías que se pactó en el consenso constitucional de la transición; cuando poquito a poco van surgiendo voces que piden la supresión de las Comunidades Autónomas no históricas (o sea, todas excepto Cataluña y el País Vasco -y quizá Galicia- que tienen lengua propia) en pos de un nacionalismo españolista; cuando la Generalitat catalana impulsa macromanifestaciones reivindicando la independencia, con la explícita intención de que su nacionalismo periférico sea un nacionalismo central(ista); cuando el Rey, como Jefe del Estado, se mete en su WEB en camisas de once varas (de onze -varas- de setembre); cuando pasa todo esto, digo, no está de más reivindicar un Estado Federal que libremente encaje las diferentes sensibilidades lingüísticas, culturales, políticas, etc. de los distintos pueblos que han configurado España.

La frase se la acabo de oír a Carme Chacón: no se trata de un problema de jerarquías (qué Institución manda), sino de competencias (que cada Institución tenga claro su marco competencial estricto), casi el mismo día que se nos moría Santiago Carrillo (sit terra tibi levis!, D. Santiago). 

He ahí una buena tarea para los próximos años: una España Republicana y Federal (del laicismo que la adornaría hablaremos otro día).

miércoles, 19 de septiembre de 2012

NACIONALISMOS, AY

Algo tienen siempre de paleto y provinciano los nacionalismos del tipo que sean, locales, nacionales o continentales, que da igual. Nada hay más gañán que alguien alabando la comida (o lo que sea) de su pueblo como la mejor.

Esos alemanes (o ingleses o finlandeses, etc) lamentándose de estar pagando las vaguerías y las siestas de los países del sur; esos españoles despreciando a gitanos, moros y rumanos; esos catalanes mirando por encima del hombro a murcianos, andaluces y extremeños, y lloriqueando por lo mucho que pagan y lo poco que reciben de Madriz (así, con zeta); esos chulitos madrileños que se creen el ombligo del mundo, que siempre para ellos es un aquí (¿De dónde eres? Y aunque esté en Pernambuco siempre responde: De aquí, de Madrid).

Y aún peor cuando se enquistan, que se hacen aún más dañinos que las religiones, que ya es decir; cuando van pariendo iluminados que se ven a sí mismos como salvapatrias y salvaesencias de no sé qué. Será por eso que en esto también soy ateo practicante.

martes, 18 de septiembre de 2012

SE VA AGUIRRE, PERO SOLO ESO *

Se va Aguirre de la Comunidad de Madrid y vaya usted a saber por qué. Sea porque quiera dedicarse a los suyos, como dice, o sea, como dice Luis Solana, porque quiere apartarse de la primera línea hasta que Rajoy se achicharre y ser ella la solución, o bien sea exactamente por todo lo contrario (que por fin haya comprendido que sus aspiraciones políticas nacionales no tienen ya viabilidad alguna), tanto da. Quizá simplemente no se sintiese ya cómoda no pudiendo ejercer de oposición Institucional al Gobierno de España, como le gustaba hacer en la legislatura anterior.

Pero insisto: tanto da. Tanto da porque no es previsible que quien la sustituya cambie un ápice las políticas fundamentalistas neoliberales, y la mayoría absoluta que tiene en la Asamblea de Madrid garantiza la sucesión, sea quien sea el sucesor. Se va Aguirre, pero sus políticas se quedan, así que la noticia es buena solo a medias.

Y hará mal la oposición en general, y los socialistas particularmente, si piensan que a partir de hoy tienen más fácil derrotar al PP. Si lo piensan así, se equivocan al menos por tres razones: porque quien la suceda vivirá electoralmente por mucho tiempo de las rentas de Aguirre; porque Aguirre misma arropará a quien sea elegido cuando lleguen las elecciones; y porque su falta de visibilidad mediática no va a cambiar aunque Aguirre se vaya a su casa.

Lo que menos entiendo de todo esto es cómo la ultraliberal Aguirre va compatibilizar su fundamentalismo neoliberal con su reingreso como funcionaria.

* Publicado en ElPlural.com. Tribuna Libre. 17.IX.2012

lunes, 17 de septiembre de 2012

HAY LO QUE HAY

No, no me refiero a la grosera fórmula que se oye ya por cualquier lugar cuando se habla de la situación económica o del precio de las cosas o de las condiciones de la oferta de trabajo precario o de tantas cosas más cuando alguien trata de excusar su abuso. Ni me refiero a cualquiera de los enunciados piadosos de la misma frase: sí o sí, o no había otro remedio, o tenemos que hacer los deberes, etc.

Sí me refiero a ese otro hay lo que hay que trata de poner a la vista lo que está alrededor nuestro. Y ¿qué hay? Pues hay una estrategia para que Europa pierda (elimine, destruya, suprima u olvide –da igual qué haga-) su modelo económico-político de protección de libertades y derechos sociales. Y hay unos gobiernos europeos dispuestos, unos, a imponer esa estrategia y, otros, a colaborar con ella, y un montón de ciudadanos que se creen lo que les dicen esos gobiernos. Y hay recortes laborales y paro, mucho paro, para poder crear empleo, dicen. Y hay recortes sociales (en sanidad, en educación, en dependencia, en desempleo, etc.) y copagos (en realidad, repagos) a través de tasas en sanidad y educación. Y hay ayudas hipermillonarias a los mismos bancos que han abusado de nosotros. Y hay una Merkel y hay un Rajoy y hay un Cameron y hay un Monti y hay un Samaras y hay un Coelho y hay un Kenny. Y hay instituciones internacionales, europeas o no, que asienten muy felices. Y hay tantos y tantos abusos más que la lista sería interminable.

Y hay mucha gente que sale a la calle aún pacíficamente para protestar por tanta injusticia. Hay mucho enfado, mucha indignación, mucha rabia. Y por ahora hay mucha paciencia

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿UNA SEGUNDA TRANSICIÓN? *

[* De nuevo recurro a un texto inédito, esta vez de julio de 2011, que con algunos añadidos -el actual gobierno de Rajoy, la cercanía del rescate, las imposiciones de la troika, etc., creo que sigue siendo válido]

Quienes durante 2011 cumplan cincuenta años eran menores de edad en diciembre de 1978, cuando se votó la Constitución. En números redondos, eso significa que dos tercios de la población actual o no vivieron aquel proceso o no pudieron participar en él.

Mal que bien, la Constitución y el sistema democrático que se diseñó en ella han venido funcionando durante estos casi treinta y tres años. Mal que bien, después de casi cuarenta años de dictadura, hemos vivido todos estos años en un sistema democrático. Durante los más de treinta y cinco años que han pasado desde la muerte del dictador hemos visto transformaciones y acontecimientos importantes en nuestro país y en el mundo: cómo recuperando la democracia recuperábamos nuestra dignidad, despreciada durante la dictadura; cómo se desbarataban las intentonas golpistas; cómo nos incorporábamos a la OTAN y a la Unión europea; cómo, a partir de la caída del muro de Berlín en 1989, en el mundo se empezó a definir un nuevo orden geoestratégico; cómo en 2001 eran atacadas las Torres Gemelas del World Trade Center o cómo en 2004 saltaban por los aires nuestros trenes de cercanías metiéndonos a todos en lo que se ha dado en llamar Guerra contra el Terror. Y tantas cosas más.

En España hemos visto cómo han gobernado tres partidos (o coaliciones) distintos: aquella UCD de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo, de los primeros años de la transición, que acabó desapareciendo; el PSOE de los trece años de gobierno de Felipe González y de los siete actuales de José Luis Rodríguez Zapatero; y el Partido Popular de José María Aznar, entre 1996 y 2004. Hemos visto en España cómo crecía la renta de los ciudadanos y cómo se modernizaba el país en todos los sentidos, de la mano de la Unión; y cómo el ejército participaba activamente en misiones internacionales, avaladas o no por Naciones Unidas.

Pero también hemos visto durante estos años cómo iba creciendo una corrupción ligada al poder de algunos políticos en Ayuntamientos, Comunidades y en los partidos mismos; cómo los propios partidos han dificultado (si no impedido) las investigaciones contra los corruptos; y cómo esa corrupción, cuando ha sido descubierta, apenas ha tenido ninguna influencia ni en los partidos afectados, ni en los electores, ni en los resultados electorales.

Y estamos viendo y viviendo, desde 2008, cómo una brutal crisis, que empezó siendo financiera, está resultando ser una crisis económica, de producción y de consumo; cómo la crisis se ha llevado y se está llevando por delante un buen número de puestos de trabajo y buena parte de nuestros derechos ciudadanos y de nuestro bienestar social; cómo el poder económico, el poder sin rostro del dinero, es más fuerte que el poder político y se impone sobre él, exigiendo ser salvado, primero, y exigiendo recortes para los demás, después; cómo gobiernos y partidos políticos de uno u otro signos han hecho suyas las demandas del mercado y defienden sus políticas de recortes con un contundente “hacemos lo que hay que hacer”. Pero resulta que “lo que hay que hacer” siempre va en la misma dirección: recortar derechos sociales y laborales, abaratar despidos, reajustar a la baja las plantillas y los sueldos, etc.

El descontento general y el descrédito de la política no sólo se han hecho evidentes en las acampadas y las asambleas del 15M, simo en toda la simpatía que ha generado ese movimiento entre los ciudadanos en general. Sus reivindicaciones, ingenuas o no, posibles o no, son entendidas y compartidas por una buena parte de los ciudadanos. Sinceramente no sé si los partidos actuales, con sus estructuras actuales, con sus políticas actuales y con sus dirigentes actuales, serán capaces de dar respuesta, más allá de las intenciones y las declaraciones, a tanto malestar y descrédito.

Nuestros vecinos franceses viven hoy lo que llaman Quinta República. Las cuatro primeras se instauraron después de períodos no republicanos. Pero no así la quinta, que se instauró en 1958 como resultado de un cambio profundo en la Constitución. Quizá haya llegado el momento para nosotros de hacer una Segunda Transición que, manteniendo el sistema y los valores democráticos, culmine en una nueva Constitución capaz enfrentarse a los graves problemas que hoy vivimos.

sábado, 15 de septiembre de 2012

SIGLO XIII / SIGLO XXI *

[* El texto, inédito hasta ahora, es de febrero de 2006, a cuento, entonces, de todos los disparates que ocurrieron por aquellas 12 caricaturas satíricas de Mahoma que se publicaron en un periódico danés. Sin  cambios, hoy sigue siendo válido para hablar de los ataques que se están produciendo en las embajadas estadounidenses de Libia, Yemen, Egipto, Túnez, Líbano... (que ya suman 10 muertos y un buen número de heridos) en protesta por una supuesta película (lo que se conoce es un vídeo corto colgado en internet) que los fundamentalistas islámicos tratan de blasfema por ofender al Profeta. Otra barbaridad horrorosa asentada en y alentada por sentimientos religiosos.]

En el siglo XIII Tomás de Aquino escribía que por mandato divino se puede dar muerte a cualquier hombre inocente o culpable, sin ninguna injusticia (Suma Teológica, 1ª, IIª, Q94. A5). Sin duda que es una afirmación dura, pero es igualmente indudable que teológicamente es correcta para cualquier creyente de cualquier religión (al menos, de cualquier religión monoteísta): lo que manda su dios necesariamente está por encima de cualquier otro criterio. Ningún Rabino, Sacerdote o Imán se atrevería a negarlo; ningún Ayatolá, ningún Papa, ningún Patriarca.

Claro que el cristianismo hoy hace una lectura más humana de ese texto y, sin negar su contenido último, expresaría dudas razonables: ¿cómo saber que efectivamente lo manda dios y no la soberbia de sus intérpretes? Pero en pleno vigor del cristianismo, nada impedía pensar que la Cruz –símbolo máximo del amor divino por los hombres- bien podía convertirse en la espada, señal de aquél Santiago matamoros, mata infieles, mata humanos que no creen en la verdadera fe.

Afortunadamente, de entonces a hoy han pasado cosas importantes en la cultura europea: un renacimiento humanista; una reforma traumática de la Iglesia a causa del libre examen; unos largos enfrentamientos entre creyentes; las voces que pedían tolerancia religiosa (Voltaire, Locke); la reivindicación de la autonomía intelectual y moral del sujeto; la proclamación de la libertad, la igualdad y la fraternidad como ideales comunes de todos los ciudadanos; la secularización imparable de la vida política y civil...  y tantos otros hechos que han ido configurando lo que somos hoy. Europa –Occidente- ha recorrido ese largo camino de más de ochocientos años desde que se escribiera el texto de Tomás hasta poder leerlo hoy de otra manera.

No hay que hacer un enorme ejercicio de imaginación para pensar que ese mismo texto o uno similar lo pudiera firmar hoy mismo un Ibn-Laden, un fervoroso creyente de su fe, que se entendiera a sí mismo como la mano ejecutora de las órdenes de su dios, que manda matar al infiel, transformando los sofisticados aviones en bombas o los pobres trenes de cercanías en sepulturas de inocentes o de culpables sin ninguna injusticia: la media luna transformada ahora en cimitarra. Alguien contaba que durante los interrogatorios del 11-M uno de los detenidos callaba. Callaba hasta que un policía le preguntó ¿pero no os dais cuenta de que habéis matado a trabajadores como vosotros? Sólo entonces habló: como nosotros, no: nosotros somos creyentes. Creyentes a las órdenes de su dios cumpliendo sus mandatos incuestionable y fanáticamente.

¿Cómo no se va a sorprender Occidente ante las violentas reacciones islámicas por algo tan trivial como unas caricaturas? ¿cómo renunciar al pensamiento crítico y libre que nos constituye? ¿cómo no hacer uso público de la razón íntegramente? Pero ¿cómo tolerar que los infieles se burlen de lo más sagrado? ¿cómo no responder a la ofensa más grave? ¿cómo no sentirse herido en lo más profundo?

Inevitablemente, ambas partes entienden al otro desde sus propios criterios culturales: el libre pensamiento (moderno o posmoderno), los unos; el fervor (sin límite), los otros. Podrán hablar ambos, pero parece que no podrán entenderse, porque hablarán de cosas distintas mientras vean el mundo con ojos distintos.

Haríamos bien en Occidente si leyésemos atentamente nuestra propia historia desde el siglo IX. porque nos permitiría entendernos mejor a nosotros mismos y, sobre todo, entender lo que está pasando hoy en eso que llamamos mundo islámico, entender cómo y qué piensan. Si nos limitamos a aplicar nuestras categorías actuales para comprender y actuar; si suponemos que las entienden de la misma manera que nosotros las entendemos; si nos metemos en los zapatos del otro con nuestras propias ropas esperando que ellos se metan en los nuestros;  no seremos capaces ni de comprender, ni de anticipar cuál será el paso siguiente.

viernes, 14 de septiembre de 2012

EFICIENCIA WERT *

El ministro/tertuliano Wert, en la entrevista que le han hecho en la tv del gobierno, ha dicho que no hay recortes en educación. Más exactamente ha dicho que se está llamando recortes a lo que son simplemente medidas en busca de una mayor eficiencia. Y nosotros sin saberlo.

Pensábamos que volver a las clases de 42 alumnos en bachillerato o 36 en la ESO, o que no tener grupos flexibles en Inglés o en matemáticas, o que disminuyan gravemente las becas para libros de texto y de comedor (ya saben, el asunto de las tarteras, que al Sr. Ministro le parece un problema anecdótico), o tantas y tantas novedades eficientes que nos propone, se debían a los recortes en los presupuestos y empeoraba la prestación, pero no, no es por eso, sino porque así es más eficiente el sistema. Es obvio que el sistema educativo es más eficiente cuando cada docente atiende este año a una media de siete grupos (normalmente de distintos niveles y materias) y en torno a 250 alumnos y alumnas.

Pensábamos ingenuamente que la eficiencia educativa consistía en lo mejor para todos (o para los más posibles) y ahora resulta que simplemente es atender a más alumnos utilizando cuantos  menos recursos mejor. El presidente Rajoy estará muy satisfecho teniendo un ministro tan eficiente. Sí.

[Por si a alguien le interesa, aquí pego el vínculo con la entrevista completa:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-desayunos-de-tve/desayunos-tve-jose-ignacio-wert-ministro-educacion-cultura-deporte/1526475/ ]

* Publicado en Elplural.com. Tribuna Libre. 14.IX.2012.

jueves, 13 de septiembre de 2012

ESTADO, NACIÓN Y NACIONALISMO *

[A cuento de la macromanifestación en la Diada del día 11 en Catalunya, recupero este artículo ¡¡¡de 2008!!!]

Bien pueden tomarse como referencia las unificaciones de Alemania e Italia en 1870 para ejemplificar el éxito de la idea de Estado-Nación, la unión en un solo concepto (y en una sola entidad) de dos construcciones distintas: la Nación y el Estado. Por supuesto que antes, mucho antes, se pueden encontrar ejemplos históricos que, si bien no estaban articulados conceptualmente, sí produjeron de facto tal unión (por ejemplo, la unión de los Reinos de España en uno solo y la consiguiente expulsión de musulmanes y judíos a finales de nuestro s. XV).

De esa fusión conceptual han venido surgiendo confusiones durante todo el s. XX y lo que va del XXI. La primera, claro, es olvidar que los conceptos que se han unido (“Estado” y “Nación”) son distintos y que, precisamente por serlo, es posible construir uno nuevo que, englobándolos, expresa algo distinto (y más allá) a cada uno de ellos por separado. La segunda surge de la consolidación de ese nuevo concepto hasta tal punto que parece que ya no es posible pensar de otra manera, esto es, que Estado y Nación se remiten mutuamente y no son pensables sino en unión, de manera que no puede haber Nación sin Estado, ni Estado sin Nación.

“Nación” remite, evidentemente, al “lugar” de nacimiento, bien entendido que tal  “lugar” no expresa únicamente un espacio físico, sino todo lo que cultural y emocionalmente va con él: los antepasados, las tradiciones, las costumbres, la historia, la lengua, la diferenciación entre propios y extraños, etc. Por eso la Nación es el contenido de un sentimiento de personas individuales que se viven vinculados a ese determinado (pero inconcreto) lugar. Por eso es posible (y frecuente) que alguien no nacido en tal lugar, pero sí criado en él, se sienta más parte de la nación donde habita que del lugar físico de su nacimiento. Parece, entonces, que este concepto de Nación surge más de un sentimiento (la afectación en un individuo de una experiencia vivida, de una vivencia) que de la racionalidad, aunque eso no supone, evidentemente, que sea ni un concepto ni un sentimiento irracionales.

La exaltación de este concepto da lugar al “nacionalismo”, esto es, a colocar el concepto de Nación como eje vertebrador del pensamiento y las acciones políticas. Y da igual, en este caso, que la Nación de referencia sea más grande o más pequeña; históricamente consolidada o recién pensada; hegemónica o irrelevante; incluyente o incluida (sea el nacionalismo vasco, sea el nacionalismo español, sea el nacionalismo europeo, por poner algunos ejemplos).

El concepto “Estado” remite a la organización política y administrativa de la comunidad, del conjunto de los ciudadanos: qué Constitución, qué forma de gobierno, qué sistema de leyes, qué Instituciones, qué símbolos, etc. estructuran y ordenan su vida en común. En esta idea priman la racionalidad, la operatividad y la eficacia sobre los sentimientos y las emociones.

Cuando ambos conceptos se fusionan y el Estado se identifica con una Nación (y aún peor con un sentimiento nacionalista) se opta por dejar fuera del Estado a quienes puedan tener sentimientos nacionales distintos. Y se corre el riesgo de que esos que se sienten fuera quieran promover su propio Estado-Nación; que, reproduciendo el mismo esquema, quieran identificar su nación (su sentimiento nacional) con su Estado (su organización política).

Si un Estado fuera capaz de constituirse con la voz de todos, estructurando, compatibilizando e integrando los sentimientos nacionales de todos (y lo mismo con sus opciones morales, religiosas o económicas, etc.) realizaría plenamente su propia función y dejaría sin sustancia, de una vez por todas, las reivindicaciones nacionalistas de unos y otros.

* Publicado en ElPlural.com el 4 de julio de 2008

miércoles, 12 de septiembre de 2012

ENSEÑANZA PÚBLICA, S.A. *

A todos los efectos, los empleados públicos somos trabajadores al servicio del Estado -en cualquiera de sus tres administraciones- y nuestros patronos quienes administran esas administraciones. 

Como las competencias en educación las tienen las Comunidades Autónomas, quienes trabajamos en la escuela pública madrileña bien podemos decir que nuestros jefes son quienes administran la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, encabezados por la Consejera, Doña Lucía Figar, y, más allá, por el gobierno mismo con su Presidenta a la cabeza, Doña Esperanza Aguirre.

Las empresas privadas tiene dueños, claro está, ya sean sus accionistas o una única persona, y, con las limitaciones legales pertinentes, pueden hacer con su propiedad lo que les parezca bien. Las empresas o los servicios públicos parece que no tienen dueño, pero sí lo tienen: su dueño es el Estado y, por ello mismo, todos los ciudadanos. Eso quiere decir que quienes las administran no son sus dueños, sino simplemente eso, sus administradores.

La Consejería de la Comunidad de Madrid, que administra la educación, ha decidido otra vez ajustar plantillas y quitarse de encima a unos tres mil profesores aumentando las horas lectivas del resto. El resultado de esta operación evidentemente será que unos se quedarán sin trabajo y otros trabajaremos más, pero hay algo más, porque con los recortes los alumnos perderán tutorías, desdobles, grupos flexibles, prácticas en los laboratorios, educación compensatoria, etc. O sea, que objetivamente se empeora el servicio.

Puede resultar contradictorio ver cómo quienes deben velar por la calidad y mejora de la empresa que administran toman medidas que lo empeoran, pero quizá sea menos paradójico si pensamos que para la Consejaría de Educación de la Comunidad de Madrid el servicio que administra no le resulta nada rentable ni económica, ni social, ni política ni ideológicamente. Al revés, a la Sra. Aguirre parece que le sobra, porque, como liberal, seguramente le parece una intromisión del Estado en la libertad de los individuos y poco a poco va privatizándola (por ejemplo a través del llamado plan refuerza, que introduce a empresas privadas en los centros fuera de su horario lectivo, en lugar de utilizar a los profesores que ya están en las listas de interinos); y, como conservadora, probablemente le parece una usurpación de lo que naturalmente debería estar bajo la tutela religiosa (por ejemplo, financiando la escuela diferenciada, o sea, segregada, que separa a niños y niñas).

Así que no es de extrañar que, aunque la empresa que dirige no sea suya, entienda que los ciudadanos la han elegido como administradora precisamente para hacer eso: ir eliminando la escuela pública al mismo tiempo que sobreprotege a la escuela concertada y privada. ¿Se imaginan al Consejo de Administración de una empresa tomando medidas que objetivamente la perjudican?

Lógicamente, directores de Institutos y de Colegios públicos, profesores, asociaciones, sindicatos, etc. ya están proponiendo en asambleas, reuniones y páginas WEB respuesta a estas medidas y en defensa de la escuela pública desde el inicio de curso el próximo septiembre. La enseñanza pública madrileña tiene muchos problemas, seguro, pero el mayor de todos es el desprecio por ella de quienes la administran.

* Publicado en ElPlural.com. Tribuna Libre. 31.VII.2011. Catorce meses después, el contenido es perfectamente actual, desgraciadamente.

martes, 11 de septiembre de 2012

DOS TRADICIONES (II)

La tradición americana (más exactamente estadounidense), sin embargo, ha preferido insistir en la supremacía de la libertad del individuo frente y ante el Estado, que siempre aparece como subsidiario y con un papel muy limitado en las relaciones económicas y en la intervención social, de manera que son los individuos, y no la comunidad, quienes se hacen cargo particularmente de la sanidad, la educación, el trasporte, etc. evitando que los impuestos de todos se utilicen para cubrir estas necesidades.

El neoliberalismo (o ultraliberalismo –los libertarianos, el Tea Party-, o neoconservadurismo –los neocon-, llámense como se llamen) más fundamentalista y radical se ha ido extendiendo en Europa desde los años 80 del siglo pasado, coincidiendo con los gobiernos de Margaret Tatcher en Reino Unido (1979-1990) y de Ronald Reagan en Estados Unidos (1981-1989), y, sobre todo, tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de todo el bloque comunista a partir de noviembre de 1989.

Que la crisis actual es consecuencia de esa expansión neoliberal, que ha impuesto la desregulación de los mercados financieros en el mundo globalizado, ya no es dudoso para nadie. Y sin embargo, son las tesis neoliberales las que se imponen de nuevo en Europa, a través de la presión del capitalismo financiero y no productivo más radical, para desmantelar el Estado de Bienestar, al que tachan de derrochador e insostenible (como acaba de declarar el ex presidente Aznar, ése que junto a Rumsfeld se burlaba de la vieja Europa mientras anunciaban una nueva).

Seguramente la influencia geopolítica de Europa se ha perdido definitivamente, desplazada por eso que hoy se llama eje Asia/Pacífico, pero lo sorprendente es que gobiernos y parlamentos nacionales, e instituciones comunitarias europeas (por ejemplo el Banco Central Europeo) estén cuando menos colaborando, si es que no participando activamente, en esta tarea de desmontar el modelo social que durante tanto tiempo ha sido seña de identidad de la Europa contemporánea: la pretendida Unión Europea no está funcionando ni como Unión, ni como Europea.

Aunque el drama, el verdadero drama, naturalmente, es el de todos esos europeos sin trabajo, sin recursos y sin derechos, que cada vez son más.

lunes, 10 de septiembre de 2012

DOS TRADICIONES (I)

El liberalismo ilustrado nació para acabar con la tiranía del Estado absolutista, limitando y separando sus poderes, y en defensa de la libertad individual, fundamentándola en la propiedad privada y en la libre conciencia.

Nacieron entonces dos tradiciones de derechos democráticos: la que se inició con la Declaración de Derechos de Virginia y Declaración de Independencia de los Estados Unidos, ambas de 1776, y con la redacción de su Constitución, en 1787; y la que, en Europa, cristalizó en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano en la Francia revolucionaria de 1789 (y en su especular Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana, de Olympe de Gouges, en la misma fecha) que daba cuerpo al ideal revolucionario: liberté, égalité, fraternité.

Muchos son, desde luego, los puntos en común de ambas tradiciones democráticas, pero hay al menos una diferencia notable entre ambas: mientras los textos americanos permanentemente insisten en la libertad del individuo por encima de todo, el derecho inviolable a su propiedad y el derecho a portar armas (a defenderse por sí mismo), los textos europeos, en cambio, remarcan la libertad de la comunidad por encima de la del individuo y la garantizan por medio de una milicia nacional (el pueblo en armas, las milicias populares).

La tradición europea ha venido defendiendo, con mayores o menores diferencias en el tiempo, esa idea marco: los derechos y las libertades individuales de todos sólo pueden ser garantizados por la comunidad, (llámese Pueblo, Nación, República, Estado o como quiera llamarse).

Cuando en 1919 la Constitución de Weimar incluyó los derechos sociales de los trabajadores a la vez que consagraba la propiedad privada, de alguna forma se puso la primera piedra de lo que hoy llamamos Estado del Bienestar o, mejor, Estado social y democrático de derecho, fruto del pacto entre el capitalismo liberal y los movimientos obreros. Y cuando, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el mundo occidental se dividió en dos bloques político-económico-militares antagónicos, Europa, con la excepción de las dictaduras que aún existían (España y Portugal entre ellas), supo mantener y desarrollar un sistema económico mixto y una protección social extensa sostenidos con altos impuestos progresivos. Es lo que se ha venido llamando Pacto Socialdemócrata (o Socialcristiano) que garantizaba simultáneamente prosperidad económica y bienestar (y paz) social.

domingo, 9 de septiembre de 2012

CHEIA DE PENAS *

Algo tienen  en común las letras desgarradas de las coplas, los tangos y los fados; algo dicen del carácter y la vida de los pueblos que están detrás de esos sentimientos siempre tan heridos. Canta Dulce Pontes en su Lágrima, tan dulcemente como su nombre: Cheia de penas / Cheia de penas me deito / E com mais penas / Com mais penas me levanto [Llena de penas, llena de penas me acuesto, y con más penas, con más penas me levanto]. Y no se me ocurre mejor imagen para describir la situación que están viviendo nuestros vecinos portugueses desde que fueron rescatados.

Desde 2011, cuando el gobierno se rindió y aceptó el rescate de 78.000 millones cada día se acuestan llenos de pena y se levantan con aún más penas, porque, como en Grecia, parece que con aquel rescate, los recortes sociales que se impusieron y el empobrecimiento general de la población, la troika no tiene suficiente.

Sale ahora el primer ministro Passos Coelho, en horario de máxima audiencia, para comunicar a los portugueses que los trabajadores cotizarán un 7% más (o sea, cobrarán un 7% menos) y las empresas cotizarán a la seguridad social un 5,75% menos por cada trabajador. Ya saben, para crear empleo, dicen, pero es más que probable que dentro de unos meses se anuncien nuevos ajustes y más empobrecimiento para crear el empleo que tampoco crearon estos recortes de ahora.

En España, sin embargo, tenemos mucha suerte porque el presidente Rajoy le hace ojitos a Frau Merkel y la presidenta Aguirre ha conseguido que se instalen casinos y otros reclamos sensuales muy turísticos en el sur de Madrid. Así que todos contentos con el rescate que se nos viene encima

Termina Dulce Ponte: Se eu soubesse / Se eu soubesse que morrendo / Tu me havias / Tu me havias de chorar / Por una lagrima / Por una lagrima tua / Que alegría / Me deixaria matar [Si yo supiera, si yo supiera que muriendo tú me llorarías, por una lágrima, por una lágrima tuya, qué alegría, me dejaría matar].

[Aquí les dejo el vínculo para que escuchen el excelente fado. Que lo disfruten.

sábado, 8 de septiembre de 2012

LA CATEDRAL

[Al hilo del hilo de ayer, y por ser sábado, recupero no un artículo, sino un cuentito -un minirrelato- de 2008]


Algunos días, sin saber por qué, se despertaba con un enorme vacío, con una angustiosa sensación de tristeza y soledad, con un desasosiego íntimo y terrible. Pero, a fuerza de experiencia, ya sabía qué tenía que hacer para superarlo y volver a su propio ser: ir a la Catedral. Mejor si a media mañana; mejor aún si era día laborable, como hoy. Sólo allí encontraba la paz y el consuelo necesarios.
Con alguna excusa, a las diez saldría del trabajo un ratito y, si todo iba bien, a las once ya podría estar de vuelta, pero con el asunto resuelto. Una hora no es mucho y las otras veces que lo hizo no hubo mayor problema.
Antes de las diez y cuarto estaba a las puertas del imponente edificio y sólo su visión ya era reconfortante, pero incomparable con lo que sentiría al cruzar el umbral: la luz de las vidrieras encendidas inundándolo todo; los sutilísimos aromas a hierbas exóticas, como el paraíso; la música, esa música que te transporta, que te posee y te eleva; los fieles allí reunidos, creyentes verdaderos y fervorosos, arrebatados de amor; y las imágenes, tan serenas, tan reales que perecen vivas, como modelos de perfección que cualquiera quisiera imitar. Todo tenía sentido de nuevo.
Una voz cálida y amable le devolvió a la realidad: ¿necesita que le ayude en algo? Sonriendo con los ojos, musitó, sí, por favor, ¿Oportunidades? Sí, en el segundo sótano, por aquellas escaleras, escuchó sin dejar de sonreír.

Camino de la cripta ya anticipaba el éxtasis que sentiría cuando la banda magnética de su tarjeta recibiera la anhelada bendición de la caja registradora.

viernes, 7 de septiembre de 2012

TEOLOGÍA DEL MERCADO *

Dicen los expertos que en el mundo globalizado en que vivimos la economía financiera (y acaso la real, la productiva) se ha independizado de la política y que, por ello mismo, la única política posible es la neoliberal.

Sin ser experto en nada, y menos aún en economía, me parece que se quedan cortos en su diagnóstico: la economía financiera (eso que enigmáticamente llamamos hoy mercados) no sólo se ha independizado de la política, sino que, convertida en una fuerza todopoderosa e invisible, la domina y, en buena medida, la predetermina.

Si no fuese porque sonaría más a una broma que a un análisis, bien podría decirse que esos mercados etéreos (a la vez virtuales y transformadores de la realidad) han ocupado el puesto que en la Europa medieval ocupaba el Dios cristiano, aquel Dios que, como este otro, era entendido por teólogos y creyentes como omnipresente, omnisciente y omnipotente (o sea, al margen del espacio, del tiempo y de cualquier limitación); un dios justo y bueno que inspira las nuevas Tablas de la Ley; que premia a los buenos y castiga a los malos, porque él mismo está más allá del bien y del mal; un dios creador de plusvalías ex nihilo que pastorea a los fieles consumidores.

Los Ilustrados del siglo XVIII quebraron el absolutismo de la autoridad política, moral y religiosa con la razón como herramienta, y, al grito de libertad, igualdad, fraternidad, transformaron al súbdito en ciudadano. Pero nosotros, herederos de sus herederos, estamos recibiendo otra herencia. De entonces a acá el nuevo dios ha ido poblando todos los rincones: la libertad a la vez que se diluía en libertades formales, se ha consolidado como libertad de mercado y libre circulación de capitales; la igualdad en dignidad, se ha empequeñecido hasta sólo presentarse hoy como igualdad de oportunidades para la competitividad; y la fraternidad (travestida de solidaridad) se ha reconvertido en ayuda al desarrollo… del mercado.

Nosotros, los herederos de aquellos herederos, que nos vivimos como ciudadanos (sujetos de derechos, electores, contribuyentes), ante los ojos del todopoderoso no somos ya individuos sino consumidores, ni somos trabajadores, sino recursos humanos, mercancías en el mercado del trabajo, objetos sometidos a la oferta y la demanda: nosotros, fieles creyentes temerosos de un dios que promete a todos su paraíso pero que celosamente lo guarda para unos pocos.

Parece que nosotros, así herederos, no hemos entendido aún que este dios Mercado, trasunto actual de aquel Mercurio romano, como acaso todos, no es más que un invento humano que vive de nuestra fe y se nutre de nuestro temor. Cuando se habla de neoliberalismo integrista, hermano, no se va muy descaminado.

* El artículo es de octubre de 2010, pero quedó inédito.

jueves, 6 de septiembre de 2012

PENSAR EL FUTURO *

La vida es breve, pero la historia es larga. Y la historia nos enseña que los humanos hemos sabido organizarnos en comunidad de diferentes formas político-económicas; que algunas de ellas (la esclavitud o el feudalismo, por ejemplo) fueron enormemente exitosas en su día y duraderas en el tiempo; que todas ellas acabaron colapsándose y siendo reemplazadas por otras.

Mientras los sistemas están en pleno vigor aparecen como onmiabarcantes y, si entran en crisis,  difícilmente son pensables otros que no sean adaptaciones del propio sistema o los sistemas ya pasados, porque pensar en futuro apenas cuesta esfuerzo proyectando el presente o el pasado al tiempo por venir, pero pensar el futuro parece prácticamente imposible si no es como utopía imaginaria. Lo cierto, sin embargo, es que ningún sistema político-económico, hasta ahora, ha sido definitivo y lo impensable antes, en algún momento se hizo pensable, posible y real. 

El capitalismo (en sus diversas adecuaciones) es uno de esos sistemas político-económicos onmiabarcantes, y, como tal, se muestra a la vez como superador de todo sistema anterior y como el único capaz de organizar la vida en común actual. Y hasta ahora ha sido así. Pero eso no significa que siempre vaya a ser así.

Hace veinte años que el capitalismo se deshizo del sistema adversario (el comunismo que negaba la propiedad privada –fundamento del capitalismo- y que pretendía organizar la realidad político-económica sobre la base de la propiedad común) y se postuló como pensamiento único. Pero, al menos en parte, ambos sistemas se sustentaban cada uno en el otro marcando sus límites de manera que, caído uno, el otro perdió parte del apoyo que le daba estabilidad y contención.

La actual crisis económica y financiera internacional puede ser entendida como un tropiezo más del sistema capitalista que será superado como lo fueron los anteriores. Puede ser. Pero también puede ser uno más de los síntomas de su agotamiento. Si es así, toca pensar el futuro con un ojo puesto en el presente crítico y el otro en la utopía.

* Publicado en Elplural.com. Opinión. 24.III.2009.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

EL ESPEJO GRIEGO *

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, eso que llaman la troika, no se conforman con lo ya impuesto a Grecia tras el rescate. Fieles guardianes del sistema –o sea, del capital- aún quieren más de los ya empobrecidos griegos. 

Sugerencias, dicen, que el gobierno de Samarás deberá valorar: abaratar aún más el despido, flexibilizar aún más el mercado laboral (haciendo de los sábados días laborables como los demás y eliminando las limitaciones a los cambios de turno y a la movilidad de los trabajadores, por ejemplo), rebajar aún más las cotizaciones sociales a las empresas, etc. ¿Les suena?

Para esta troika fundamentalista y neoliberal, da igual que los griegos hayan perdido ya un 50% de su poder adquisitivo. Da igual que la pobreza sea ya evidente entre la población. Da igual que ya no puedan más. Hay que pedirles más, empobrecerles más, hacerles pagar, hacérselas pagar. Todo, con el falso reclamo de sanear la economía y permanecer en el euro y el verdadero propósito de proteger a los bancos alemanes, que han sido los verdaderamente rescatados.

Pero, ¿y si no solo están mirando a Grecia? Más parece que lo que quieren es hacer de Grecia el espejo donde deben mirarse los países del sur europeo. Y España, a un paso del rescate, tiene dónde ver con claridad su futuro. ¿Pensábamos que ya tendrían suficiente con lo que nos han recortado y empobrecido a los trabajadores? Pues no, no tienen suficiente: quieren más y nos lo están mostrando en las barbas de nuestros vecinos del mediterráneo.

* Publicado el Elplural.com. Tribuna Libre. 4.IX.2012

martes, 4 de septiembre de 2012

LA SÓLIDA MIRADA DE Z. BAUMAN *

1. METÁFORAS DE LA POSTMODERNIDAD.

Decía Nietzsche en su Sobre verdad y mentira en sentido extramoral que los conceptos son metáforas de metáforas, imágenes de imágenes que doblemente falsean la radical e inefable verdad de las intuiciones. Y si es así, nada puede extrañar que filósofos y sociólogos desde el último cuarto del siglo pasado, envueltos muchos de ellos en lo que viene llamándose postmodernidad, hayan recurrido a conceptos/metáfora para interpretar o describir la realidad que vivimos.

El fin de los grandes relatos, de Lyotard, o el pensamiento débil, de Vattimo, la hiperrealidad de Braudillard, o los no-lugares de Marc Augé, lo mismo que la sociedad-red de Castells  o las esferas, burbujas, globos y espumas de Sloterdijk, por citar solo algunas, son buenos ejemplos de lo que estamos hablando: metáforas/concepto (o conceptos metaforizados) que pretenden dar razón e imagen de nuestro mundo actual.

Y es que desde que Nietzsche comprendiera el significado de la muerte de Dios, la postmodernidad ya se puso en marcha: la muerte de Dios –de los valores valiosos-, el fin de toda metafísica, la disolución del sujeto –de la identidad- y de la historia –de la diferencia-. O como lo analiza Campillo, el adiós a la tesis del progreso, propia de la modernidad, sustituida por la tesis de la variación, propia de la postmodernidad. ¿Qué mejor que la metáfora para expresar esa variación?

En todas esas metáforas parece que siempre nos movemos en la cuerda floja, en la cuasi contradicción del relato que niega los relatos, de esos no-lugares que nada tienen de utópicos, de una virtualidad tan real que desplaza la realidad misma, de esa red que nos atrapa al tiempo que nos abre al mundo, de un dentro y un fuera de las esferas, de la movilidad de las espumas que se disipan. Y al fondo, siempre, el individualismo –y la soledad- más feroz en medio de la muchedumbre. Bauman prefiere no hablar de postmodernidad, sino de una modernidad líquida.

2. DE LA LIQUIDEZ

Ha sido enormemente perspicaz Zygmunt Bauman a la hora de elegir metáfora. Liquidez es un término traído de la economía para referirse a los activos que pueden ser convertidos fácilmente en dinero contante y sonante, en dinero efectivo, porque en todo momento hay compradores y vendedores dispuestos para el intercambio de algo sólido (un bien) por algo líquido (el dinero). O más aún: llevado al límite, a la compraventa de dinero por dinero, de líquido por líquido, sin bien sólido alguno. Por eso, no tener liquidez, te deja fuera del mercado.

Es cierto que Bauman obvia esta relación económica –dineraria- y prefiere apoyarse en la descripción convencional de la liquidez: los líquidos, los fluidos, no conservan fácilmente la forma, [-] no se fijan al espacio ni se atan al tiempo, [-] ese espacio que solo llenan ´por un momento´. [-] Estas razones justifican que consideremos que la `fluidez´ o la `liquidez´ son metáforas adecuadas para aprehender  la naturaleza de la fase actual –en muchos sentidos nueva- de la historia de la modernidad.              

Para Bauman la modernidad se ha licuado, se ha vuelto líquida, ya no es el bien sólido al que agarrase, sino la fluidez de la incertidumbre, la fragilidad y el miedo. Porque si bien es cierto que la modernidad siempre fue un proceso de licuefacción, de derribo de los sólidos premodernos para establecer nuevos sólidos, en la actualidad, las pautas y configuraciones ya no están determinadas y no resultan autoevidentes de ningún modo. [-] El poder de licuefacción se ha desplazado del sistema a la sociedad, de la política a las políticas de vida… o a descendido del macronivel al micronivel de la cohabitación social. [-] la nuestra es una versión privatizada de la modernidad, en la que el peso de la construcción de pautas y la responsabilidad del fracaso caen principalmente sobre los hombros del individuo. Y esto tiene consecuencias, claro está. Consecuencias en las relaciones de poder, en las relaciones políticas, en las relaciones personales, en la manera de ver el mundo y vivir la vida.

Las notas más significativas de esas consecuencias son la extraterritorialidad, el fin del compromiso mutuo, la huída, la evitación, el nomadismo, la fragilidad, la ausencia de vínculos estables. De ahí que la saga de estudios haya sido para Bauman pasar de la modernidad líquida al amor líquido, entendido como la fragilidad de las relaciones humanas y la ausencia de compromiso emocional, del amor líquido a la vida líquida, presentada como la proyección de la sociedad de consumo a todos los ámbitos de la vida, y de ésta al miedo líquido, a la seguridad de que todo es incierto y nada hay seguro.

En el fondo, Bauman nos cuenta lo que ya sabemos, lo que tenemos a la vista permanentemente y, por ello mismo, no prestamos atención: las categorías propias de la modernidad permanecen como conceptos zombies, en feliz expresión de Slavoj Žižek, muertos que parece que están vivos, que parece que actúan en la vida social y política, pero que ya no tienen más papel que un estar al fondo. Tales categorías –libertad, igualdad, fraternidad, emancipación, justicia, trabajo, política, etc.- han ido poco a poco sustituyéndose por las relaciones líquidas que imponen el mercado y el consumo. Así, el mundo, la vida, el amor y el miedo se asientan sobre esas relaciones.

Y detrás del consumo y del mercado, el deseo. El deseo de rentabilidad –de placer-, la expectativa de ganar más ajustando la inversión de medios. Y detrás del deseo, la insatisfacción y la incertidumbre –el miedo-: más allá del objeto deseado hay otros objetos de deseo aún por alcanzar; más acá del objeto conseguido podría haber habido otros más deseables que dejamos escapar. La vida líquida fluye o se desliza lenta y pesadamente de un desafío a otro y de un episodio a otro, y el hábito familiar a todos estos desafíos y episodios es el de su tendencia a ser efímeros. [-] Se trata de demorar la frustración, no la gratificación. [-] Por decirlo con la máxima sencillez: disfrute ahora, pague después. [-] Podemos, por así decirlo, consumir el futuro por adelantado. [-] Lo que un futuro incierto pide a gritos son tarjetas de crédito.

En el mundo líquido nada es para siempre, y por eso hay que estar preparados para cualquier cambio, para cualquier oportunidad, y adaptarse a las exigencias. Se acabó el trabajo para toda la vida, se acabó el amor para toda la vida. En el mundo líquido las identidades se flexibilizan, se adaptan, fluyen evitando el arraigo. Por eso no caben las emociones, los sentimientos que nos vinculan a otros y nos pueden hacer perder buenas oportunidades. En este mundo líquido quien no se adapta o quien no tiene la posibilidad de hacerlo acaba siendo un desecho humano, un residuo del sistema: parados, emigrantes sin papeles, marginados. Y esto tanto vale para los individuos como para las sociedades, porque este mundo líquido es el de la globalización, el del neoliberalismo triunfante; el mundo donde la política ha perdido su papel.

3. LA SOLIDEZ DE LA METÁFORA

En 1998, diez años antes del estallido de la crisis que estamos sufriendo, Bauman escribía su En busca de la política, en el que aún no aparece la metáfora de la liquidez. En el libro habla de la economía política de la incertidumbre, de la desregulación de los mercados, de los poderes supraestatales y globales que sustituyen al poder tradicional de los Estados-Nación de la modernidad: Una vez que el Estado reconoce la prioridad y la superioridad de las leyes del mercado sobre las leyes de la polis, el ciudadano se transmuta en consumidor. [-] La libertad de mercado es el único instrumento que hace falta para condicionar completamente la conducta humana que mantiene en marcha la economía global.

En el mundo global líquido, el ciudadano ha devenido en consumidor y lleva esa condición a todo su mundo: a la política, al ámbito laboral, a sus relaciones amorosas, a su vida cotidiana. Y solo puede ser consumidor –ciudadano- si está dentro del sistema: Los pobres son el Otro de los asustados consumidores… [-] El hecho de ver a los indigentes y destituidos es, para todos los seres coherentes y sensibles, un oportuno recordatorio de que incluso la vida más próspera es insegura y de que el éxito de hoy no impide la caída de mañana.

En la metáfora de la liquidez ha encontrado Bauman algo sólido: un modo de aproximarse a la realidad actual, capaz de describirla, si no explicarla. Basta, por ejemplo, con reflexionar acerca de los concursos televisivos, incluidos los de telerrealidad, para darse cuenta de hasta dónde ha llegado el mundo líquido: Las fábulas morales de antaño hablaban de las recompensas que aguardaban a los virtuosos y de los castigos que se preparaban para los pecadores. Gran Hermano, El rival más débil y otros muchos cuentos morales similares que hoy en día se ofrecen a los habitantes de nuestro mundo moderno líquido (y que éstos absorben ávidamente) ponen de relieve verdades distintas. En primer lugar, el castigo pasa a ser la norma y la recompensa, la excepción. Y el castigo suele ser la expulsión sin motivo conocido decidida por otros también desconocidos. La audiencia, las reglas, el sistema, los mercados han decidido que… El poder sin rostro y desterritorializado ha decidido sobre tal o cual consumidor, sobre tal o cual Estado. Y nada podemos hacer para evitarlo, nada garantiza que si hacemos tal o cual cosa nos salvaremos.

El refugio, entonces, lo encontramos en la desvinculación, en el aprovechamiento de nuestros propios recursos para obtener las mejores ventajas invirtiéndolos en lo más deseable ahora; en la falta de oposición al sistema depredador; y en el anonimato de la WEB, que nos permite expulsar al otro de nuestra vida o desaparecer para siempre para la otra persona con un simple clic, sin compromisos, buscando otro partenaire al que expulsar, con la máscara de otro nickname.

Bauman nos presta una herramienta sólida, una mirada sólida, no muy difícil de aplicar por nosotros mismos en nuestro hoy para intentar comprenderlo.

* Publicado (algo más breve y con otras fotografías) en el Boletín CDL Madrid, nº 234 de setiembre de 2012. Págs, 22-23.
http://www.cdlmadrid.org/cdl/htdocs/boletines/encartes/apuntesfilosofia.pdf