viernes, 21 de septiembre de 2012

ESPAÑA REPUBLICANA Y FEDERAL

Un buen tratamiento que cura el nacionalismo es viajar, claro, pero, políticamente, la mejor cura es sin duda el federalismo: que sociedades soberanas libremente decidan asociarse en un marco supraestatal común. El modelo no es nuevo, desde luego, y funciona correctamente en países de este y del otro lado del Atlántico. 

Cuando cada vez más se habla del agotamiento del Estado de las Autonomías que se pactó en el consenso constitucional de la transición; cuando poquito a poco van surgiendo voces que piden la supresión de las Comunidades Autónomas no históricas (o sea, todas excepto Cataluña y el País Vasco -y quizá Galicia- que tienen lengua propia) en pos de un nacionalismo españolista; cuando la Generalitat catalana impulsa macromanifestaciones reivindicando la independencia, con la explícita intención de que su nacionalismo periférico sea un nacionalismo central(ista); cuando el Rey, como Jefe del Estado, se mete en su WEB en camisas de once varas (de onze -varas- de setembre); cuando pasa todo esto, digo, no está de más reivindicar un Estado Federal que libremente encaje las diferentes sensibilidades lingüísticas, culturales, políticas, etc. de los distintos pueblos que han configurado España.

La frase se la acabo de oír a Carme Chacón: no se trata de un problema de jerarquías (qué Institución manda), sino de competencias (que cada Institución tenga claro su marco competencial estricto), casi el mismo día que se nos moría Santiago Carrillo (sit terra tibi levis!, D. Santiago). 

He ahí una buena tarea para los próximos años: una España Republicana y Federal (del laicismo que la adornaría hablaremos otro día).

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