sábado, 27 de julio de 2019

BORRÓN Y CUENTA NUEVA *


Perdidas las votaciones de investidura, volvemos a la casilla de salida: Pedro Sánchez ya no es el candidato a la presidencia del Gobierno. La propuesta del jefe del Estado decae en el momento de fracasar la investidura del candidato.

Esto supone, claro, que de nuevo el Rey podrá iniciar una nueva ronda de consultas con los partidos que tienen representación en el Congreso de los Diputados (y Diputadas) y, en su caso, proponer un nuevo candidato (que puede ser el mismo). Pero difícilmente lo hará si esta vez ningún cabeza de partido tuviera asegurada la investidura, y aún si lo hiciera, difícilmente un candidato sin garantías de éxito en la investidura aceptaría el encargo (como hizo Rajoy en su día).

Sánchez, no como candidato, sino como líder del partido más votado tendrá que negociar apoyos si quiere ser presidente del Gobierno. Y los demás partidos deberán decidir si negocian con él o si le rechazan definitivamente.

Por experiencia sabemos que la fórmula utilizada para la negociación (retrasarla más de la cuenta, pedir apoyos a cambio de nada, hablar de ministerios antes que de programa de gobierno, vetos, filtraciones interesadas, reproches continuos y, sobre todo, mutua desconfianza insalvable) no ha sido la adecuada, sea por torpeza, por soberbia, por cálculos electorales o simplemente, por inexperiencia real de negociar pactos con éxito.

Es fácil decir, pero difícil de hacer, que unos y otros olviden el proceso anterior, pero parece necesario que, si realmente nadie quiere nuevas elecciones, todos hagan, aunque sea metodológicamente, borrón y cuenta nueva.

Los electores hicimos nuestro trabajo (elegir a quién votar y votar el 28A) y el resultado ha sido el que ha sido. Con ese resultado deben trabajar los partidos para resolver quién presidirá en Gobierno, con qué apoyos y con qué programa. Que sepan o no resolver el problema es asunto suyo, no nuestro. Si no son capaces de resolverlo, volveremos a votar en noviembre, pero quién sabe a quiénes y en qué proporción.


viernes, 26 de julio de 2019

LO QUE NO HEMOS DICHO LOS ELECTORES * ** ***


Los españoles nos han dicho que nos pongamos de acuerdo. Esta frase, u otras parecidas, ha sido recurrente en el discurso político desde las elecciones del 28A visto que ningún partido en solitario puede constituir gobierno. Pero no es exactamente así. Los españoles -en rigor, los electores- no hemos dicho nada de eso. Nos hemos limitado a votar cada quien según su criterio y el resultado, ley electoral mediante, ha sido el que ha sido, pero no creo que ningún elector haya votado con la pretensión de que “su” partido no fuese mayoritario y necesitara ponerse de acuerdo con otros.

Que ese resultado de alguna manera obligue a negociar y a buscar apoyos para que un candidato a presidente sea investido por el Congreso, o que la falta de acuerdo nos lleve a la convocatoria de nuevas elecciones, es evidente, pero desde luego no es un mandato popular, sino un hecho. Como un hecho es que el Jefe del Estado, tras la ronda de consultas, propuso a Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno y este aceptó el encargo. Y en esas estamos.

En las democracias representativas no son los electores, sino los elegidos, quienes deben tomar las decisiones para resolver los problemas que se presentan. Y el problema hoy es que, para que el candidato propuesto sea investido y forme gobierno su partido debe negociar y, en su caso, compartir el poder con otros, guste o no a los electores propios o ajenos. Ese es el “para qué” de la negociación.

Y de esa finalidad se derivan al menos dos problemas: con quién, o quiénes, negociar, bien por afinidades programáticas, bien por pura aritmética parlamentaria, y qué negociar, o, lo que es lo mismo, establecer los límites de lo negociable marcando qué se puede ceder y qué es irrenunciable, Y en ese trance, de nuevo los electores estamos al margen: son los partidos de los elegidos quienes toman las decisiones.

Falló el primer intento de investidura, como estaba previsto, y ha fallado el segundo intento que puede ser el último si no se logra algún acuerdo antes del 23 de septiembre. En todos los casos, los electores hemos sido y seremos espectadores pacientes, atónitos, esperanzados o avergonzados.

Solo si fracasan definitivamente las negociaciones y se convocan elecciones para el 10 de noviembre los electores volveremos a tener la capacidad de valorar la situación, pronunciarnos sobre lo que ha pasado y qué hacer con nuestro voto.

* Publicado en elperiodico.com. Entre Todos. 26.07.2019
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/que-nos-pongamos-acuerdo-que-hemos-dicho-los-electores-193239

** Publicado también en las ediciones en papel, en castellano y catalán, de elperiodico.com. 28.07.2019



















*** Publicado en Crónica Popular. En Candela. 28.07.2019
https://www.cronicapopular.es/2019/07/lo-que-no-hemos-dicho-los-electores/
.

sábado, 13 de julio de 2019

EVITAR LA ORDINARIA EXCEPCIÓN * ** *** ****


Es excepcional lo que se aparta de lo ordinario, de la regla común. Y la regla común y lo ordinario durante 37 años ha sido un bipartidismo imperfecto en el que PSOE y PP se alternaban en el gobierno, a veces apoyados sobre todo por los nacionalismos catalán y vasco. En 2015 esa regla ordinaria se rompió: ningún partido logró ser definitivamente hegemónico y no fue posible formar gobierno. El resultado de aquello lo conocemos: excepcional convocatoria de elecciones en 2016 e investidura a duras penas de Rajoy con la abstención técnica y forzada del PSOE.

La situación actual tras las elecciones de 2019 es, si cabe, aún más compleja por la mayor fragmentación y, sobre todo, por los vetos cruzados: aquel no es no de Sánchez de alguna forma ha calado en todos los partidos. Parece que, de nuevo, gana peso la excepcionalidad de convocar elecciones, quizá en noviembre.

La Constitución prevé en su artículo 99.5 que si pasados dos meses desde la primera votación de investidura ningún candidato hubiera obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá las cámaras y convocará nuevas elecciones. Así establecido, en condicional, parece que efectivamente es una medida excepcional: lo ordinario es que no ocurra la no investidura, pero si ocurre este es el procedimiento ordinario.

Algo similar a lo que ocurre con la aplicación del famoso artículo 155 CE: lo ordinario es que las Comunidades Autónomas cumplan con las obligaciones que imponen la Constitución y las leyes, pero si no ocurre tal cosa el procedimiento ordinario es el previsto en el artículo.

Fue excepcional que se convocaran nuevas elecciones en 2015, como excepcional fue la aplicación del 155CE en 2017, pero nada impide, si se dieran los condicionales previstos, que se convocaran nuevas elecciones o que se aplicara de nuevo el 155.

Parece obvio que lo que hay que evitar es que lo excepcional deje de serlo y se convierta en la norma ordinaria. O sea, evitar que se dé el condicional que pone en marcha la ordinaria excepción.

* Publicado en Crónica Popular. En Candela. 13.07.2019

** Publicado en elperiodico.com. Entre Todos. 15.07.2019
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/politica-espanola-evitar-ordinaria-excepcion-193054

*** Publicado en las ediciones en papel, en castellano y catalán, de elperiodico.com. 17.07.2019















**** Publicado en infoLibre. Librepensadores. 17.07.2019
https://www.infolibre.es/noticias/club_infolibre/librepensadores/2019/07/17/evitar_ordinaria_excepcion_97026_1043.html
.

jueves, 4 de julio de 2019

APRENDER A PACTAR * ** ***


El acceso al Parlamento en 2015 de dos nuevos partidos de ámbito nacional, Ciudadanos y Podemos, y de un tercero en 2019, Vox, ha roto el bipartidismo imperfecto habitual desde 1978. Mal que bien, partidos y electores, sabíamos entonces cómo encajar las piezas para formar gobierno, bien por mayorías absolutas, bien buscando apoyos en los nacionalismos catalán y vasco cuando se necesitó. Hoy estamos en un nuevo escenario.

Que la fragmentación actual sea permanente está por ver, pero no cabe duda de que es algo nuevo. Tan nuevo que ni partidos ni electores tenemos experiencia de cómo manejar la situación de manera cabal. Se impone negociar, buscar apoyos, incluso gobernar en coalición, pero parece que todo son obstáculos insalvables para hacerlo: líneas rojas, vetos cruzados, ultimátums, desconfianzas mutuas y miedo, mucho miedo, a tomar decisiones que no gusten a militantes, electores, medios, opinión pública, grupos de presión…

Parece que todos nos empeñamos en entender y enjuiciar la nueva realidad política con los criterios anteriores que, a la vista de sus resultados, ya no valen. Inevitablemente partidos y electores tendremos que aprender de la propia experiencia, acertando y equivocándonos, hasta encontrar la fórmula adecuada que normalice los pactos entre partidos distintos, si acaso queremos gobiernos razonablemente estables y eficaces.

Si todo ocurre según lo que hoy por hoy proponen los partidos, no habrá investidura sino convocatoria de nuevas elecciones. Si es así, esperemos que todos hayamos tomado nota y entendamos de una vez que no es tiempo de maximalismos irrenunciables, sino de pactos para formar mayorías de gobierno y de legislatura; que todos los electos, desde Bildu a Vox o desde Esquerra a Navarra Suma, son sin distinción legítimos representantes de los ciudadanos que los han votado; que pactar con otros no es una traición ni una inmoralidad política, sino un mecanismo democráticamente lícito; que el único límite de los pactos es la legalidad vigente.