domingo, 29 de marzo de 2020

NO SOMOS EL ENEMIGO *

Es inevitable que, en estas situaciones de estrés extraordinario, como la crisis sanitaria que está provocando esta pandemia, se recurra al lenguaje bélico: estamos en guerra, juntos venceremos al virus, en esta guerra todos somos soldados, los que están en primera línea de batalla, economía de guerra, etc. son expresiones recurrentes. Si además se movilizan las fuerzas de seguridad y parte del ejército, ese lenguaje parece incluso el más adecuado.
Es inevitable, pero no parece lo más acertado porque en esta guerra el territorio que está atacando y conquistando el enemigo es nuestro propio cuerpo, convirtiéndonos en portadores de sus armas al hacer de nuestras mucosas mochilas explosivas contra nosotros mismos y contra los demás.
En esta guerra todos somos sospechosos y los Estados —unos más que otros— toman medidas excepcionales para el control de la población: confinamientos, toques de queda, cierre de fronteras, tomas masivas de temperatura corporal, señalamiento de los infectados…
Los expertos han decidido —probablemente más por razones biopolíticas que bioéticas— que, ante la escasez de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos, se priorice a quienes más posibilidades tienen de superar la enfermedad. Más descarnadamente —más descaradamente, en los Países Bajos, un jefe de epidemiología critica la cultura sanitaria de Italia y España porque ellos admiten [en las UCI] a personas que nosotros no incluiríamos porque son demasiado viejas. Carne de cañón.
Es puntual, pero no casual, que algunos energúmenos, que no pocos, hayan apedreado en La Línea de la Concepción el autobús en el que eran trasladados veintiocho ancianos contagiados tratando de impedirlo. Estamos defendiendo el pueblo, no hacemos nada malo, llevarlos —sic— a otro sitio, hijos de puta, somos miles y vamos a liarla, etc. son frases que se oyen en los vídeos que grabaron los vecinos. O sea, nos da igual que se mueran, porque lo importante es que no nos contagien. Más carne de cañón.
Pese al lenguaje bélico, no nos engañemos: ni los sanos, ni los enfermos, ni los muertos por este virus son nuestros enemigos.

* Publicado en Crónica Popular. 4.04.2020
https://www.cronicapopular.es/2020/04/no-somos-el-enemigo/
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martes, 24 de marzo de 2020

LO QUE HACE PAÍS * ** ***

Ver las calles vacías, o casi, porque la mayoría nos hemos tomado en serio el estado de alarma, hace país, como hace país salir a las ocho a aplaudir en agradecimiento a todos esos ciudadanos que siguen trabajando para parar el virus, sabiendo que corren riesgo serio para su salud. Porque lo que hace país siempre son el sentimiento compartido y el objetivo común, y el nuestro, nuestro país, lamentablemente, está históricamente cojo de esas dos patas.
Seguimos sin entender que unidad no es lo mismo que unanimidad; que defender lo propio no tiene que significar atacar lo ajeno; que quien piensa distinto no es un malvado, sino un mortal como otro cualquiera.
Por eso hay que aprovechar estas situaciones críticas para construir ese sentimiento compartido —ese pathos, esa sim/patheia, esa em/patía, esa con/pasión— que hace país. O sea: que la biopolítica, al menos por una vez, sea útil para todos y no solo para el poder.
No hacen país, al contrario, las interpretaciones interesadas que arriman el ascua a su sardina política o económica aprovechándose de todo este dolor y queriendo hacer suya toda esa unidad.
Me llegan no sé cuántos WhatsApp con memes, la mayoría muy divertidos, rebosantes de ingenio; cadenas de solidaridad y de sanitarios informando; fotos de grandes calles patentemente vacías. Hago vdeollamadas múltiples —que ahora he descubierto que se pueden hacer— y acabo en el ordenador leyendo noticias o escribiendo —como ahora. A las ocho, a la ventana a aplaudir, como muchos vecinos del barrio. Algunos silban. Otros encienden la linterna de sus móviles. Se oye algún ¡bravo! Todo bien, hasta que algún grito ideológico-patriótico, rompe la magia de la unidad y el sentimiento común al intentar meternos a todos en el mismo saco.

* Publicado en elperiodico.com. Entre Todos. 25.03.2020
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/hay-que-aprovechar-estas-situaciones-criticas-para-construir-un-sentimiento-compartido-199263

** Publicado en las ediciones en papel en castellano y catalán de elperiodico. 27.03.2020



*** Publicado en Crónica Popular. 28.03.2020
https://www.cronicapopular.es/2020/03/lo-que-hace-pais/
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sábado, 21 de marzo de 2020

MUCHA GENTE HACIENDO COSAS BUENAS * **


Acostumbrados desde hace años a vivir en esa hiperrealidad que nos describió bien Baudrillard, viendo y viviendo el mundo como un espectáculo virtualmente real pero realmente virtual a través de imágenes de la tele, del ordenador, de la tableta o del teléfono inteligente; más preocupados por los virus que podrían dejar fuera de juego nuestras prótesis digitales, que por los virus, los virus de verdad, los que contagian y matan, éste nos ha pillado, pese a las imágenes engullidas, desprevenidos e indefensos.
En las imágenes que consumíamos, el bicho era cosa de China, ese remoto desconocido del comunismo capitalista, del ordeno y mando, que confinaba a todos sus súbditos en las ciudades y en las casas, enmascarados, enguantados y embutidos en monos de plástico, como viajeros espaciales de ciencia ficción.
Y resulta que no, que no era simplemente otra imagen consumida, no algo lejano y exótico que pasa en quién sabe dónde, sino algo real que está entre nosotros, que nos acorrala y nos impulsa a comprar compulsivamente papel higiénico y a buscar por todas partes gel desinfectante y mascarillas: la realidad real ha saltado de pronto de la tele al cuarto de estar, nos ha cerrado la puerta de casa y ha vaciado las calles y los negocios. Otra vez las fronteras invaden Europa y los Estados desempolvan su propia definición decretando excepcionalidades y apelando al lenguaje militar para derrotar al viral enemigo.
Volvemos a la tele, a la red, pero las imágenes y las estadísticas ahora son de carne y hueso porque no sabemos si en algún momento nuestro nombre será un número más de la cifra total de afectados —de infectados, de curados o de muertos. Y a las ocho abrimos las ventanas para el aplauso agradecido y catártico. Mucha gente haciendo cosas buenas por y para muchísima gente.
Este virus trae dolor y angustia porque trae muerte, pero en su cara oculta ha traído, para inoculárnoslas, la solidaridad y la generosidad que teníamos olvidada en algún rincón del alma.