miércoles, 27 de abril de 2016

LA SUMA NO ES AUTOMÁTICA


En las elecciones pasadas, las del 20D, el PSOE obtuvo algo más de cinco millones y medio de votos, Podemos y sus confluencias (En Comú – Podem; Compromís - Podemos - És el Moment; y En Marea) cinco millones doscientos mil e Izquierda Unida - Unidad Popular en Común algo más de novecientos mil. Si se sumaran los votos de Podemos e UP-IU tendrían entre ambos casi seiscientos mil votos más que el PSOE.

Las extrapolaciones que se hicieron en su día aplicando la Ley Electoral a la suma de esos votos si se hubieran presentado juntos, estimaban que hubieran sacado ochenta y cinco diputados (catorce más que los que realmente obtuvieron por separado) y el PSOE hubiera perdido dos (quedándose en ochenta y ocho).

Visto así, parece lógico que tanto Podemos como IU (y los socios de ambos) se planteen ir juntos a las próximas elecciones del 26 de junio. Y más si se tiene en cuenta que los sondeos y las encuestas que se van publicando en general no son desfavorables, y que el posible sorpasso les convertiría en la referencia de la izquierda relegando al PSOE a la tercera posición.

No tengo tan claro, sin embargo, que esos votos puedan sumarse automáticamente. Sin duda parte de los votos tradicionales de IU fueron esta vez a Podemos, pero es igualmente indudable que quienes votaron a UP-IU pudieron votar a Podemos y no lo hicieron. 
 
Probablemente no es posible hacer una estimación cabal de cuántos votantes de Podemos no mantendrían su voto en caso de aliarse con IU; ni de cuántos de quienes votaron a IU buscarían otra opción si fuese efectiva la unión con Podemos; ni de cuántos nuevos votantes se sumarían al proyecto, pero no es descartable que el resultado final fuese inferior a la pura suma automática. Como tampoco es descartable que esa unión genere conflictos internos en ambas formaciones con sus socios actuales.

En cualquier caso, habrá que ver cómo resuelven en las negociaciones los obstáculos y resistencias que seguro surgirán, por ejemplo, a la hora de confeccionar unas listas electorales conjuntas y obtener mayores o menores cuotas de poder, de representación y de visibilidad.

jueves, 21 de abril de 2016

FIELES A LOS MANDATOS DEMOCRÁTICOS *


El President Puigdemont se debe a los catalanes, que son quienes le han elegido legítima y democráticamente. Por eso le ha venido a decir al Presidente Rajoy que será fiel al mandato democrático de los catalanes, refiriéndose, claro, al apoyo que recibió en las elecciones autonómicas el proyecto de secesión, esa hoja de ruta hacia la constitución de una República de Catalunya como Estado independiente.

El dilema para el Govern y para una buena parte del Parlament ha sido elegir entre ser fieles al mandato constitucional (como Instituciones del Estado que son) o serlo al mandato secesionista de una parte de los catalanes. Y han elegido lo segundo, de manera que el President inevitablemente debe plantear una negociación con el Estado de igual a igual.

El problema es que el Presidente en funciones Rajoy (o quien lo fuera) se debe a los españoles y también él debe ser fiel al mandato democrático recibido, o sea, a lo que se expresa en la Constitución que, buena o mala, es la que tenemos y está democráticamente legitimada. Que la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española y no recoge ningún procedimiento para la secesión de parte alguna es algo evidente y un mandato para el Presidente del Gobierno (y para todas las Instituciones del Estado).

El Presidente del Gobierno, pues, actualmente no puede consentir una negociación de igual a igual, sino jerárquica (entre la Administración General del Estado y una Comunidad Autónoma), como establece la Constitución.

Lo quisieran o no Puigdemont, Junts pel Sí, la CUP, los catalanes o todos los españoles, la única solución no violenta del problema inevitablemente pasa por una posible reforma constitucional que legítimamente pudiera establecer procedimientos secesionistas o una nueva organización territorial y administrativa del Estado.

Ambos presidentes (o quienes lo pudieran ser) deberían entender que sus respectivos mandatos (la secesión y el mantenimiento de la unidad, respectivamente) son irrenunciables mientras no los anulen o modifiquen unos nuevos.

* Publicado (con algún cambio en el título) en elperiodico.com. Entre Todos. 26.IV.2016.
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/rajoy-puigdemont-sus-fidelidades-democraticas-63883
 

jueves, 14 de abril de 2016

85º ANIVERSARIO DE LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

Hoy, 14 de abril, se cumplen 85 años de la proclamación de la Segunda República.
Durante la tarde del 14 de abril de 1931 se izó la bandera republicana en el edificio de Correos y Telégrafos de Cibeles (hoy sede del Ayuntamiento de Madrid). A las ocho de esa misma tarde el Comité Revolucionario entra en el edificio del Ministerio de la Gobernación de la Puerta del Sol (hoy sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid) y se constituye en Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora. Y esa misma noche el rey Alfonso XIII (bisabuelo del actual) comienza su exilio trasladándose a Cartagena para embarcarse de madrugada rumbo a Marsella (de allí se trasladará a París y, definitivamente en Roma).
Tres meses antes, el 15 de noviembre del 30, Ortega y Gasset (fundador de la Agrupación al Servicio de la República, junto con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala) rubricaba su artículo El error Berenguer (publicado en El Sol) con un explícito Delenda est Monarchia.

domingo, 10 de abril de 2016

DISIMULOS Y SIMULACROS


En su Cultura y Simulacro, Baudrillard explica bien la diferencia sutil entre simulación y disimulación: Disimular es fingir no tener lo que se tiene. Simular es fingir tener lo que no se tiene. Lo uno remite a una presencia, lo otro a una ausencia. Pero en ambos casos de trata de ficción, de fingimiento, de engaño.

Durante la noche del 20D pudimos ver cómo los partidos más relevantes (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) disimulaban su frustración a la vez que simulaban su alegría resaltando lo más positivo de sus resultados y obviando lo no conseguido. O sea, nada distinto a lo que ha venido pasando en todas las elecciones de la vieja política
 
Desde que Rajoy rechazó presentarse a la investidura para disimular su soledad (y evitar otro fracaso), todo este tiempo no ha sido más que una sucesión de simulacros, fingiendo todos tener lo que realmente no tenían.

Ni Rajoy, ni Sánchez ni Iglesias Turrión ni Rivera tenían una verdadera disposición para dialogar y negociar, pero todos han fingido tenerla y han escenificado simulacros de ofertas de pactos, de mesas de negociación, de sacrificadas cesiones.

No tenía Sánchez apoyos suficientes para ser investido, pero simuló tenerlos y el Jefe del Estado le pidió que intentase formar gobierno. Iglesias Turrión no tenía la iniciativa de formar gobierno, pero simuló tenerla postulándose como vicepresidente con plenos poderes de un gobierno que solo estaba en su cabeza mediática. Rivera y Sánchez simularon haber alcanzado un acuerdo común, cuando realmente cada uno de ellos tenía un proyecto de alianzas distinto para ese mismo acuerdo (con Podemos los de Sánchez, los de Rivera con el PP).

Todos han simulado haber hecho los máximos esfuerzos para llegar a pactos de gobierno y evitar unas nuevas elecciones que han simulado no querer, pero que no han sabido o querido evitar. Y todos han querido disimular la responsabilidad de su incompetencia echándole la culpa al vecino.

Tiene toda la razón Mónica Oltra cuando dice que los que no han sabido negociar no deberían volver a presentarse a esas nuevas elecciones que tras el fracaso de la reunión entre PSOE, Podemos y Ciudadanos ya casi son inevitables. Si son los mismos ¿por qué deberíamos esperar que han entonces algo distinto a lo que sabemos que han hecho ahora?

lunes, 4 de abril de 2016

SE NOS QUEDA CARA DE GILIPOLLAS

Mires donde mires hay mierda. Corruptos en ayuntamientos grandes y pequeños, en Diputaciones provinciales, en Comunidades Autónomas, en el Parlamento, en la Justicia, en el ejército, en el entorno del Rey, en embajadas, en empresas pequeñas y grandes... Sobornadores y sobornados amasando mordidas, comisiones y fortunas que terminan ocultas para la Hacienda Pública en paraísos fiscales, en zulos o en trasteros. Da igual la Institución que mires, porque en todas hay mierda, olor a dinero podrido por la codicia.

Y mientras a los ciudadanos normalitos y corrientitos, a los que pagamos nuestros impuestos mes a mes; a los que no tenemos cuentas en Suiza ni en Andorra; a los que no tenemos testaferros, ni entramados de empresas opacas en Panamá, ni SICAV, ni ingeniería fiscal; a los que vivimos con lo puesto se nos queda cara de gilipollas.

Dijo la abogada del Estado en el juicio de Urdangarín que lo de hacienda somos todos era un eslogan, una frase publicitaria. Y cada vez está más claro que lo decía en serio: hacienda no somos todos; hacienda somos solo los que pagamos, mientras otros se ríen en nuestras narices y forran sus riñones y los de sus descendientes encriptando su avaricia de guante blanco.

domingo, 3 de abril de 2016

INCAPACES DE GESTIONAR SITUACIONES COMPLEJAS

Una vez que vez que Sánchez e Iglesias han decidido consultar a la militancia y a los inscritos respectivamente, realmente quedan poco más de dos semanas para negociar la investidura de un nuevo presidente del gobierno.

Salvo que se habilitaran el sábado treinta de abril y el lunes dos de mayo (que es festivo en Madrid, por ser el Día de la Comunidad), el pleno de investidura debería celebrarse los días veintiocho y veintinueve, pero para ello, antes debería convocarlo el Presidente del Congreso (de los Diputados) y, aún antes, el Rey tendría que haber encargado a alguien que intentase formar gobierno. Así que difícilmente todo eso pudiera hacerse antes del lunes veinticinco de abril.

Para que el Jefe del Estado nombre candidato debe antes abrir una nueva ronda de consultas con los partidos (que sería la tercera) en la que constate que efectivamente hay posibilidades de investidura, o lo que es lo mismo, que ya hay un acuerdo suficiente entre los partidos. Quizá dos días sean suficientes: el veintiuno y el veintidós de abril, por ejemplo. Y para convocar las consultas prometidas a las bases y realizarlas, probablemente se necesiten otros dos días (por lo menos), diecinueve y veinte de abril.

Así que contando sábados y domingos, los partidos cuentan realmente con quince días (los que van del cuatro al dieciocho de abril) para negociar una investidura, someterla a las bases y, si se acepta, comunicar el acuerdo.

Todo esto significa que si antes del dieciocho de abril no hay acuerdo prácticamente será imposible evitar la convocatoria de elecciones y, en consecuencia, mantener un gobierno en funciones y un Parlamento semi-paralizado hasta al menos el mes de septiembre, sin la garantía de que la situación sea distinta tras las nuevas elecciones.

En estas condiciones, no parece probable que se pueda negociar un acuerdo pormenorizado de gobierno, sino líneas maestras generales y compromisos concretos en algunos asuntos. Por eso quizá lo más sensato (y factible) fuera acordar una legislatura breve (quizá de dos años) con una agenda de actuaciones urgentes, cosa que lamentablemente cada día que pasa parece menos probable.

Todos los implicados dicen no querer nuevas elecciones y estar dispuestos a ceder (aunque Rivera matiza que peor que unas nuevas elecciones es un mal gobierno, obviando que no hay peor gobierno que un gobierno en funciones), pero lo que están mostrando es que ninguno se apea de sus intereses y que son incapaces de gestionar adecuadamente situaciones complejas, que es precisamente lo que los ciudadanos esperamos de un gobierno. Pero me temo que no lo entenderán.