Con la excusa de la crisis, el fundamentalismo neoliberal del PP día a día va dejando su huella ideológica en el BOE. En estos días, tras el endurecimiento de los requisitos para percibir los 400 euros del Plan Prepara, entra en vigor el Real Decreto-Ley que deja sin tarjeta sanitaria, entre otros, a los extranjeros residentes en España pero en situación irregular, o sea, a los sin papeles, a los que se les priva del derecho a ser atendidos sin coste en el sistema público de salud (salvo en algunos casos excepcionales). Cada Comunidad Autónoma, en uso de sus competencias, será la que decida qué hacer con ellos.
Según la ministra Mato no es una medida de ajuste económico,
sino de control y transparencia. Pero lo que hay detrás,
como siempre, es un asunto estrictamente ideológico: no reconocer la asistencia
sanitaria como un derecho de los ciudadanos y un deber del Estado, y, más allá,
no reconocer a los extranjeros no contribuyentes como ciudadanos, distinguiendo
(y discriminando) a los propios de los ajenos, de manera que no tener papeles es exactamente igual a no tener
derechos.
No reconocer algunos derechos como tales derechos es propio
del neoliberalismo que permanentemente exige menos Estado, menos intervención y
presencia de lo Público, y más sociedad civil (en realidad, más propiedad
privada). Discriminar a unos de otros es propio del nacionalismo más rancio y
extremo, que hace bandera de la xenofobia y, en su caso, del apartheid. Y ambas cosas unidas son
propias del imaginario de esa derecha más extrema que lamentablemente cada vez
se hace más visible en Europa y en EE.UU.
Todo esto ocurre el mismo día que se anuncia que el Gobierno
inyectará 4.500 millones del FROB a Bankia, que está malita pero que por lo
visto tiene papeles.
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