miércoles, 3 de abril de 2013

REVOLVING DOOR

Revolving door, puerta giratoria, excelente expresión inglesa para describir metafóricamente ese acceso circular de la política a la empresa privada, de la empresa privada a la política, de lo público a lo privado, de lo privado a lo público, y, siempre en medio, los intereses particulares del político/emprendedor, del alto  cargo público devenido en alto cargo privado, o viceversa. Todo con apariencia de legalidad, todo atado y bien atado con asépticos guantes blancos de látex quirúrgico.

La sanidad pública de Madrid se privatiza a golpe de ideología neoliberal y a golpe de intereses económicos de empresas privadas que tienen en sus consejos de administración a personas que han estado implicadas en el proceso de externalización, como ellos lo llaman eufemísticamente: gestión muy directa para adjudicar gestiones indirectas de empresas privadas. No es un asunto sanitario, sino de beneficios económicos, de reparto del pastel entre unos comensales que han guardado un lugar de honor para el pastelero que ha hecho posible el reparto, el pasteleo, porque la única salud que les importa es la de su bolsillo.

Ayer hablaba de la insaciable codicia del capitalismo y hoy vemos la rapiña con la que se nutre y engorda. Vimos al ex Consejero de Sanidad Güemes, saliendo de la política y entrando en la empresa beneficiaria del negocio que él mismo privatizó (y saliendo por patas de allí cuando se hizo pública la cosa). Vemos hoy al ex Consejero de Sanidad Lamela, saliendo de la política para sentarse en el Consejo de Administración de la empresa beneficiaria de los servicios del hospital que él mismo inauguró con la gestión externalizada (la que ahora gestiona). Y ahí sigue sentado porque él siempre ha hablado de una sanidad sin apellidos. Sin apellidos, anónima: de sociedad anónima, se entiende. Nosotros hoy, para su disgusto, ya sabemos otro apellido más. ¿Tendrá algo que decir el ideólogo Fernández-Lasketty, actual Consejero de Sanidad? ¿Habrá una puerta giratoria esperándole mañana?

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