El desmoronamiento del que hablaba ayer, referido a España y a nuestro inmediato pasado, comienza en 2008, como consecuencia de la crisis financiera, que produce la crisis económica, que produce la crisis política y social (y de producción, y de consumo, y de derechos sociales, y...), pero históricamente hablando, y en términos globales, realmente se inicia en los años ochenta del siglo pasado y se consolida en los noventa. Todo, de la mano de tres personajes: Wojtyla, Thatcher y Reagan (con la muerte ayer de la Thatcher, los tres ya fallecidos).
El obispo polaco Wojtyla, fue elegido, ante la sorpresa de todos, Papa de los católicos en octubre de 1978, cuando Polonia aún era un país comunista, tutelado por la Unión Soviética lo mismo que todos los demás de lo que durante la guerra fría se llamó los países del Este, más allá del telón de acero. La conservadora británica Thatcher, declarada neoliberal -anticomunista, antikeynesiana, discípula de Hayek-, fue nombrada Primera Ministra en mayo de 1979 con un programa explícitamente contrario al Estado de Bienestar y por ello mismo, al pacto socialdemócrata que lo fundamentaba. En noviembre de 1980 fue elegido Presidente de los Estados Unidos de América el Republicano Reagan, también anticomunista (el Imperio del Mal, así llamaba a la Unión Soviética) y, quizá sin saberlo neoliberal, empeñado en desregularizar el sistema financiero y reducir el gasto público y los impuestos (aunque realmente solo hizo lo primero). O sea, en el plazo de 28 meses tres dirigentes anticomunistas de tres potencias coinciden en el poder.
Las políticas ultraliberales de Thatcher y Reagan rompieron unilateralmente el pacto socialdemócrata (o socialcristiano, o social-liberal, según autores) en que se sustentaba el bienestar y el sistema de protección social en Europa. Las políticas de exteriores de los tres contribuyeron al colapso de los países del Este, la caída del muro de Berlín y, en suma, al final de la guerra fría y el triunfo del capitalismo (el pensamiento único, el fin de la historia, etc.) a finales de los ochenta (y la reunificación de Alemania posterior). Desde entonces el neoliberalismo (ultraliberalismo, libertarianismo, neoconservadurismo, neocon -o como quiera llamarse-) se ha ido imponiendo en el mundo, vía globalización y, sobre todo, vía desregularización de los mercados financieros y la libre circulación de capitales (el mercado es continuo).
Hasta ese 1989 -en fin de la URSS- los dos sistemas económicos -capitalismo y comunismo- oponiéndose mutuamente, mutuamente se sustentaban. La caída de uno de los dos sistemas se ha venido interpretando como la victoria del otro. Podría ocurrir, sin embargo, que la caída de uno haya sido la pérdida del sostén del otro, que, sin apoyos, terminaría cayendo. ¿Habrá sido la crisis de 2008 el inicio de la caída?
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