miércoles, 17 de abril de 2013

MOVILIDAD EXTERIOR

En noviembre pasado, la Secretaria General de Inmigración y Emigración, Marina del Corral, atribuía la salida masiva de jóvenes al extranjero en busca de empleo al impulso aventurero propio de la juventud. No se van por la crisis, ni por falta de expectativas laborales, ni porque el 55% de los jóvenes estén en paro, no, sino por ese impulso jovial.

Y en ese empeño que tiene el gobierno del PP (me temo que los gobiernos en general) de tapar todo lo que se les pudiera criticar y de buscarse eufemismos estúpidos para nombrar las cosas (o silenciarlas, como hace el invisible Rajoy) la misnistra de Empleo y Seguridad Social, la piadosa Fátima Báñez, se ha descolgado diciendo que esa salida masiva de jóvenes es simplemente movilidad exterior; que lo mismo que nuestros jóvenes se van a trabajar fuera de España, los extranjeros vienen a trabajar aquí. No es la crisis, ni el desempleo masivo, ni los contratos basura que pudieran encontrar aquí, no, sino movilidad exterior. Y, para rematar (defendiéndose acusando, como es habitual en esta gente) ha argumentado con originalidad: y tú más (o sea, que cuando gobernaba el PSOE salieron 50.000 jóvenes).

Sigo insistiendo en la misma idea: todos estos no son idiotas, saben perfectamente lo que están diciendo, lo que nos están mintiendo y despreciando con estas explicaciones; no son idiotas, pero estoy convencido de que piensan que nosotros (los ciudadanos, los demás, el común de los mortales), sí lo somos.

El invisible Rajoy, la ministra y la Secretaria General podrán decir lo que les dé la gana, pero seguro que saben que los jóvenes que se están teniendo que ir no se van por ese impulso aventurero, ni por movilidad exterior, sino por necesidad: porque su país les ha abandonado a su (mala) suerte. Llámenlo como quieran estos neoliberales de tres al cuarto, pero por llamarlo de otra manera no dejará de ser lo que es: un exilio económico y, sobre todo, una respuesta a la falta de respeto, al abandono, al me importas una mierda de su propio país. Y se van, claro.

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