Parece
que el proceso soberanista diseñado por el Govern
y apoyado por la inestable mayoría en el Parlament
de Catalunya,
por asociaciones independentistas y por una parte significativa de
ciudadanos, solo encuentra puertas cerradas y caminos cortados tanto
en el interior como en el exterior.
Y
pese a todos los esfuerzos por demostrar fortaleza, parece que el
proceso secesionista va quedándose únicamente en gestos (y viajes)
mediáticos y en discursos para consumo interno de los más fieles:
cuando se ha hecho evidente que el proceso no encuentra apoyo
internacional, ni siquiera para la convocatoria del referéndum;
cuando se filtran interesadamente conversaciones que ponen en
cuestión el éxito del procés;
cuando van apareciendo grietas políticas en las estrategias de los
socios independentistas, el Govern,
como si realmente tuviera poder para hacerlo, da un plazo de dos
meses al Gobierno para pactar el referéndum y evitar la vía
unilateral.
Quizá
el evidente éxito de las masivas manifestaciones por el derecho a
decidir y la independencia haya provocado en el independentismo
demasiada euforia y un grave error de cálculo al no distinguir entre
Gobierno de España y Estado español, mezclándolos en eso que
llaman Madrid,
causa de todos los males.
Sin
duda el gobierno de Rajoy, débil, trufado de rancio nacionalismo
españolista, provoca un profundo rechazo en Cataluña y da alas al
secesionismo, pero el gobierno, aún siendo parte fundamental del
Estado, no es el Estado. Y, quiéranlo o no, el Estado español (no
necesariamente nacionalista, si acaso no plurinacional de hecho)
tiene y usa herramientas legales (el BOE, los tribunales de justicia,
el TC y la propia Constitución), está asentado en la UE (que
bastante lío tiene con resolver el roto del Brexit)
y ha logrado sin esfuerzo apoyos internacionales explícitos.
Quizá logren hacer el referéndum,
pero, hoy por hoy, parece que mientras la fecha prevista está cada
día más cerca, la posibilidad de hacerlo está cada vez más lejos.
* Publicado en elperiodico.com Entre Todos con algún cambio y con el título El error (independentista) de no distinguir entre Gobierno y Estado
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