La lengua es una herramienta
fundamental para la socialización de los nativos y la integración
de los foráneos: hablarla, leerla y escribirla con cierta soltura no
solo facilita la comunicación, sino también la comprensión de la
cultura material e inmaterial de la sociedad de acogida -sea del
recién nacido o del recién llegado. Además, la lengua es una marca
identitaria fuerte que a la vez que une a los hablantes en una
comunidad homogénea, los diferencia de los hablantes de otras
lenguas.
Los Estados plurilingües
inevitablemente tienen que hacerse cargo de las fricciones que puedan
producirse tanto en la socialización como entre las distintas
identidades de sus ciudadanos: cómo hacer posible que dos o más
lenguas e identidades distintas se socialicen e integren
correctamente dentro de una misma comunidad política.
Son muchos y distintos los sistemas
que se utilizan en Europa para afrontar el problema, pero me parece
significativo el modelo finlandés por su altísimo nivel educativo
-referente en todo el mundo- y por su notable éxito en innovación y
nuevas tecnologías.
En Finlandia hay dos lenguas
oficiales, aunque no con la misma implantación en todas sus
provincias: el finés -o finlandés-, que es la lengua
mayoritaria, y el sueco, lengua materna de un 6% de la
población. Otras dos lenguas menores, el sami -o saame-
de Laponia y el Kalo-finés -o romaní-, sin ser
oficiales están protegidas legalmente. Los documentos oficiales, los
carteles en carreteras y calles, etc. suelen estar escritos en ambas
lenguas.
De las escuelas de primaria y
secundaria, la mayoría tiene como lengua fundamental el finlandés
y algunas otras el sueco, el sami o el romaní,
pero en todas la otra lengua oficial -el finés en las suecas,
el sueco en las finesas- es materia obligatoria, y en todas
debe estudiarse un tercer idioma -normalmente el inglés o el alemán.
Prácticamente toda la población tiene conocimiento adecuado del
finlandés y casi la mitad entiende cabalmente el sueco -sobre todo
los universitarios.
Las diferencias identitarias, que las
hay, se ven claramente en los templos y en los cementerios, bien
diferenciados como luteranos, ortodoxos, islámicos, judíos,
católicos, etc., pero no en la escuela.
Que en toda España todos aprendamos
adecuadamente en la escuela el castellano -que es la lengua oficial
del Estado-, parece sensato. Que todos pudiésemos aprender una
segunda lengua española oficial (el catalán, lengua de 10 millones
de hablantes; el euskera, de 700.000; o el gallego, de 3 millones) en
cualquier Comunidad Autónoma castellanohablante, parece igualmente
sensato. Que en las Comunidades con lengua propia prioricen la lengua
vernácula, también parece sensato si el español, como segunda
lengua, forma parte fundamental del currículo obligatorio. Lo
insensato es marginar o desproteger alguna de las lenguas oficiales.
* Publicado en elperiodico.com Entre Todos. 05.03.2018
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/proteger-todas-las-lenguas-oficiales-166496
* Publicado en elperiodico.com Entre Todos. 05.03.2018
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/proteger-todas-las-lenguas-oficiales-166496
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