viernes, 2 de septiembre de 2016

EL VERDADERO PROBLEMA POLÍTICO ES EL TERRITORIAL *

Quien ha hecho en la sesión de investidura la intervención de mayor calado político ha sido sin duda el portavoz de ERC, Joan Tardà, que ha hablado con la contundencia del convencido: no us tenim por (no os tenemos miedo) ha dicho para abrir y cerrar su discurso soberanista, y con esa sola frase ha hecho pequeño el problema de la investidura. Porque efectivamente es esa voluntad soberanista el mayor problema político para el Estado porque pone en cuestión la identidad y la viabilidad del Estado tal como está concebido.
Tardà no habló de investidura, sino de un Estado que impide decidir a los catalanes su propio futuro y de una ciudadanía, la catalana, que cada día se siente un poco más lejos de España: Sin consentimiento [de los ciudadanos de cataluña] no hay Estado de Derecho, lo que hay es imposición y su derivada: la violencia policial. Y reforzó su argumentación recordando palabras de Fraga en 1967 (Cataluña fue ocupada por Felipe IV; fue ocupada por Felipe V, que la venció; fue bombardeada por el general Espartero, que era un general revolucionario; y la ocupamos en 1939, y estamos dispuestos a ocuparla tantas veces como sea necesario) y de Sagasta defendiendo en 1898 que Cuba era sagrado territorio nacional.
Fracasada la investidura de Rajoy, el PSOE, con o sin Sánchez, tiene la oportunidad histórica de tomarse en serio las solemnes palabras de Tardà (Señorías, Cataluña será lo que la voluntad de sus ciudadanos desee y se manifieste) y sentarse con todos los partidos progresistas para resolver en serio y civilizadamente el problema territorial antes de que termine en un desastre como el del 98, si acaso no peor.
Es urgente la agenda social contra el empobrecimiento y la desigualdad; urgente la agenda laboral que corrija la precariedad y cree empleos en condiciones dignas; urgente la regeneración democrática que persiga y elimine la corrupción; urgente la agenda económica que recupere el bienestar perdido; urgente, en fin, que se forme Gobierno de una vez. Pero el verdadero problema político es el territorial.
Quedan dos meses para evitar unas terceras elecciones intentando nuevas vías que resuelvan por fin este callejón político que parece sin salida, dos meses para defender valientemente y convencer a los secesionistas de que la prosperidad de todos no está en la separación de unos u otros, sino en la construcción entre todos de un Estado Federal que aún es posible

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