Hace seis meses, en marzo, después de
que Rajoy no aceptara ser candidato, Pedro Sánchez se presentó a
las sesiones de investidura con un acuerdo con Ciudadanos (y con CC)
bajo el brazo. Tenía la esperanza Sánchez de que Podemos se
abstuviera y Rivera esperaba que fuese el PP el que facilitara la
investidura, pero ambos sabían que no ocurriría ni una cosa ni la
otra y, como sabemos, fracasó la investidura (y la legislatura) y en
junio tuvimos que volver a las urnas.
Ahora, el que se presenta a las
sesiones de investidura con un acuerdo bajo el brazo con Ciudadanos
(y con CC) es Rajoy, y tanto el PP como C's presionan, con ayudas
mediáticas y del propio PSOE, para que los socialistas se abstengan,
aunque todos saben que eso no va a ocurrir, porque Sánchez y el
Comité Federal tienen claro su no a Rajoy, y saben que la
investidura fracasará, como también puede fracasar la legislatura.
Cuando el candidato fue Sánchez,
Rajoy estuvo prácticamente desaparecido, esperando ver cómo se
estrellaban C's y PSOE. Ahora el callado y desaparecido ha sido
Sánchez, probablemente con la misma esperanza: ver cómo se
estrellan Rivera y Rajoy.
Se dice que Rajoy podría intentarlo
de nuevo tras las elecciones en el País Vasco, a finales de
septiembre, pero la mochila españolista de Ciudadanos es demasiado
pesada para que el PNV cargue con ella. Y se dice que Sánchez puede
intentar un acuerdo con Unidos Podemos y ERC, pero la mochila
soberanista catalana es demasiado pesada para una parte más que
significativa del PSOE.
O sea, que las sesiones de investidura
no lo han sido y todo apunta a que no lo serán, si acaso Pastor
convocara otras. Las terceras elecciones cada vez están más cerca.
* Publicado en elperiodico.com Entre Todos. 02.09.2016
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