“Nosotros
el pueblo” (We
the people)
son las tres primeras palabras de la Constitución de los Estados
Unidos de 1787, uno de los textos fundamentales del pensamiento
político ilustrado: el poder soberano, que es la máxima autoridad,
no lo encarna el rey, sino la gente, el pueblo. Ese es el fundamento
de cualquier sistema democrático. El problema, sin embargo, es
determinar quién es pueblo, quiénes son ciudadanos y quiénes no.
Porque
aquel texto escondía algo que estaba implícito para sus redactores:
de ese pueblo soberano no formaban parte mujeres, nativos americanos,
negros, asiáticos, católicos ni ateos, sino los WASP,
los varones blancos anglosajones protestantes (white
anglo-saxon protestant).
Así se explican las políticas segregacionistas, vigentes hasta bien
entrados los años sesenta del siglo pasado, y los movimientos
racistas y supremacistas blancos, formalmente prohibidos, pero
tolerados de hecho.
El
discurso populista de Donald Trump, groseramente xenófobo, machista
y anti-islámico, ha conectado con ese mismo espíritu WASP
que perdura en buena parte de la población: igual que aquellos
fundadores, descendientes todos de emigrantes europeos (británicos,
alemanes, suecos, noruegos, etc.) excluyeron a los
otros,
estos nuevos nacional-capitalistas, hijos y nietos de emigrantes
(irlandeses, italianos, canadienses, etc.), quieren levantar muros,
expulsar y excluir a quienes no consideran iguales.
No
creo que sean casuales los recurrentes casos de brutalidad de
policías blancos sobre ciudadanos negros, ni que sea casual que no
haya ganado las presidenciales una mujer, Clinton, y sí en cambio un
rubio prepotente, maleducado y millonario para sustituir al primer
presidente negro.
El
nacional-capitalismo, el racismo, el supremacismo, la xenofobia, el
tono amenazante, la actitud antipolítica, el discurso autoritario y
excluyente son síntomas claros de un fascismo que poco a poco va
mostrando sus garras en Europa (en Francia, en Austria, en Hungría,
etc.) y en esa América WASP
que ha encumbrado a Trump.
* Publicado en InfoLibre. Librepensadores. 27.01.2017.
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