Desde 1978 España es formalmente un Estado aconfesional, pero materialmente durante estos 42 años en raras ocasiones se ha comportado como tal: funerales confesionales, símbolos confesionales en tomas de posesión de cargos y en instituciones civiles, fiestas confesionales, etc. Tanto, que han sido noticia las pocas veces en que se ha hecho un acto sin símbolos religiosos.
El acto del jueves 16 de julio para despedir a los muertos por la Covid-19 y de reconocer el trabajo y homenajear a quienes estuvieron —y siguen estando— en primera línea ha sido una ceremonia de Estado estrictamente aconfesional y estrictamente civil: representantes de todas las Instituciones del Estado —Jefatura del Estado, Gobierno, Parlamento, Poder Judicial, ex Presidentes del Gobierno, Presidentes de las Comunidades Autónomas, policías, etc.—; de Instituciones internacionales —Unión Europea, Naciones Unidas, OMS, OTAN, etc.—; y, sobre todo, de la sociedad civil particularmente afectada —familias de víctimas, profesionales sanitarios, bomberos, limpieza, etc. La presencia del Cardenal Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, fue una más de los representantes de otras confesiones —budistas, evangélicos, judíos, mormones, ortodoxos, musulmanes, testigos de Jehová.
Protagonizaron la ceremonia los representantes de las víctimas y de los trabajadores, y el jefe del Estado cerró el acto. Música de Brahms, poema de Octavio Paz, ofrenda de rosas blancas en el pebetero encendido, minuto de silencio. Nadie se lo reconocerá, pero lo cierto es que el Gobierno, pudiendo hacerlo, no ha capitalizado la ceremonia en provecho propio.
Se trataba de compartir respetuosa y simbólicamente el duelo con quienes han perdido a un ser querido, a veces en condiciones indeseables, y de mostrar todos el respeto y la empatía que su dolor merece. Y se trataba de dar las gracias oficial y colectivamente a quienes, trabajando en los momentos más duros, pusieron en riesgo su propia vida.
El partido de ultraderecha, siguiendo su programa antisistema y feroz, no asistió al acto, con el estúpido argumento de no consolidar al gobierno, como si la consolidación del gobierno dependiera de ellos. También dieron plantón a las víctimas ERC, la CUP, Bildu y el BNG según todos, para no blanquear a la monarquía, como si la ceremonia fuera un acto de la monarquía o del monarca y no del Estado.
Por todo esto, por las presencias y las ausencias, por el respeto y el agradecimiento, por el recuerdo y el duelo colectivos, creo que la celebración de este acto de Estado, civil y aconfesional, ha sido precisamente limpio.
* Publicado en Crónica Popular. 19.07.2020
https://www.cronicapopular.es/2020/07/aconfesional-civil-y-limpio/
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