Los dos partidos de la derecha se
nutren de las tres mismas fuentes: el neoliberalismo económico —privatizaciones,
desregulaciones, bajadas de impuestos, reducción del aparato del Estado, etc.—,
el nacionalismo español(ista) —apropiación y abuso de los símbolos, orgullo
nacional, nostalgia imperial(ista), defensa a ultranza de la unidad de España, etc.—
y el conservadurismo, tanto cultural —reivindicación de las tradiciones— como
fundamentalmente moral —vinculado a las prescripciones de la moral católica. Lo
que las diferencia, pues, no es su fundamento ideológico, sino la radicalidad y
vehemencia con que lo presentan. A fin de cuentas, VOX no es sino una escisión
del PP.
Desde los años ochenta del siglo
pasado —desde aquel mantra de Thatcher: There is no alternative (No hay
alternativa)— las recetas del neoliberalismo se han asumido como la ortodoxia de
la derecha económica mundial y están presentes en la vida cotidiana de los
ciudadanos de buena parte del mundo.
Las reivindicaciones de los
nacionalismos periféricos, reclamando su soberanía y, en consecuencia, su
independencia del Estado central, ha despertado un nacionalismo españolista que
probablemente siempre ha estado ahí —en ese cántico cutre, yo soy español,
español, español, por ejemplo— aunque no haya tenido la necesidad de hacerse políticamente
visible. Súmense a esto la reivindicación de las tradiciones —las corridas de
toros entendidas como la fiesta nacional, por ejemplo— y una buena dosis de
xenofobia —y de aporofobia, como advierte Cortina—, de rechazo y miedo a la
inmigración. Esta derecha nacionalista se ha encontrado, además, con reivindicaciones
nacionalistas y anti inmigración similares a las propias en distintos países.
Creyentes o no, practicantes o no,
lo cierto es que la moral católica está presente en el imaginario de los ciudadanos
—bautizos, comuniones, funerales, entierros, bodas, celebraciones de santos,
procesiones, expresiones (gracias a Dios; si Dios quiere…), por poner unos
pocos ejemplos— a través de la educación en la familia y en tantos y tantos
centros escolares vinculados a la Iglesia católica. Sus prescripciones sobre la
vida humana, los matrimonios, lo natural y lo antinatural, —sus ideas sobre el aborto,
eutanasia, homosexualidad, transexualidad, etc.— son compartidas por un buen
número de ciudadanos que conforman la derecha más tradicional.
Neoliberales, nacionalistas y conservadores
encuentran en los dos partidos de la derecha motivos suficientes para votarles,
pese a las contradicciones e incompatibilidades que se dan entre esos tres
perfiles: seguro que habrá neoliberales nada nacionalistas y nada piadosos, como
habrá nacionalistas antiliberales y conservadores no xenófobos y que no acepten
un nacionalismo radical.
Unos, otros y otros probablemente votan
pensando en lo que coinciden y obviando lo que rechazan. Unos, otros y otros
decidirán votar al PP o a VOX según la radicalidad de sus ideas económicas,
nacionalistas o conservadoras. Pero ni unos, ni otros ni otros pueden prever
cuál de las tres almas dominará la escena política si ganan las elecciones, ni
cuánto peso tendrán las ideas más radicales.
En las democracias representativas,
como la nuestra, los representantes no están para defender las ideas singulares
de sus votantes, sino las propuestas de sus partidos. Por eso es imprescindible
conocerlas con precisión y en detalle.
* Publicado en InfoLibre. Librepensadores. 21.06.2023.
https://www.infolibre.es/club-infolibre/librepensadores/tres-almas-derecha_129_1529929.html
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