Es cierto que una buena parte de la corrupción que día sí y día
también vamos conociendo ha consistido en meter mano en la caja
pública desviando fondos, inflando presupuestos o con cualquier otra
artimaña. Pero también es cierto que otra buena parte proviene de
mordidas, de comisiones multimillonarias -e ilegales- que
pagan empresarios corruptos a políticos corruptos a cambio de
adjudicaciones de contratos públicos, de recalificaciones o de lo
que sea.
Sería estúpido por mi parte pensar que todos los empresarios están
metidos en la mugre de la corrupción porque ni todos tienen la falta
de escrúpulos que esos otros muestran ni la inmensa mayoría tiene
los medios para sobornar. Pero ya parece indudable que, de muchos o
de pocos, las comisiones multimillonarias, los regalos
multimillonarios y los sobres multimillonarios han existido (si es
que acaso han dejado de existir, claro).
Desde que se fue imponiendo el discurso neoliberal como único
posible (aquel there is no alternative de Thatcher)
organizaciones empresariales y gobiernos neoliberales (o
neoliberalizantes, o sumisos al neoliberalismo) han mantenido la
misma tesis sociolaboral: ganar competitividad reduciendo costes
laborales entendiendo el trabajo como un mercado (el mercado
laboral) en el que el trabajador es una mercancía más. De ahí
que insistentemente hayan pedido (y conseguido) flexibilizar ese
mercado precarizando las condiciones, (sueldos baratos, despidos
baratos, horarios y contratos abusivos, etc.) y abaratar sus
contribuciones al Estado (pagando menos impuestos, y menos
cotizaciones sociales, por ejemplo). La doble excusa en todos los
casos fue siempre la misma: salir de la crisis y crear empleo (con
los resultados que todos conocemos: más paro y peor empleo).
Hoy sabemos que algunos de esos empresarios que pagaban miseria en
condiciones de miseria estaban regalando millones.
Viene esto a cuento de dos noticias distintas pero relacionadas: que
el empresariado vive con inquietud el ascenso de Podemos
(causado por la corrupción que afecta a los partidos políticos y
por inacción del Gobierno, según dicen) y que el presidente de
CEPYME y aspirante a presidir la patronal CEOE pide salarios más
flexibles y despidos más baratos; reducir costes laborales,
fiscales, energéticos y sociales; y adaptar el derecho de
huelga (limitar la acción de los piquetes informativos,por ejemplo,
-aunque parece que no dijo nada sobre las amenazas de despido o de no
renovación de contrato a quienes hagan huelga-).
Lo verdaderamente sorprendente es que solo sea Podemos quien les
genere esa inquietud.
* Publicado en elplural.com Opinión. 23.XI.2014
* Publicado en elplural.com Opinión. 23.XI.2014
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