Cuenta el Presidente Rodríguez Zapatero en El Dilema (su
libro de memorias sobre los 600 días en que gestionó la crisis)
parte de la conversación que tuvo el 9 de mayo de 2010 (solo unas
horas antes de la negociación con los ministros del eurogrupo
sobre el posible rescate de España) con el vicepresidente de Estados
Unidos Joe Biden. Con crudeza, Biden le advirtió que solo sería
creíble para los mercados si sometes a los ciudadanos a pruebas
difíciles, si los sindicatos rechazan abiertamente tu política, en
definitiva, si hay lágrimas y sufrimiento. El día 12 el
Presidente anunció en el Congreso de los Diputados los brutales
recortes que padecimos: una reducción de 15.000 millones en el gasto
público (y que aún padecemos junto con los recortes añadidos por
el Presidente Rajoy). El 27 de septiembre de 2011 se promulgó la
reforma del artículo 135 de la Constitución, que prioriza el pago
de la deuda. Los mercados ganan, España pierde.
Hace apenas cinco semanas, el 19 de julio, El Presidente griego
Alexis Tsipras aceptó las crueles condiciones para un tercer rescate
en Grecia, después de un durísimo tira y afloja entre su gobierno y
sus socios/acreedores europeos: 21 días de corralito, la victoria
del no en el referéndum del 5 de julio, congelación de la provisión
de liquidez de emergencia del BCE, rechazo de la oferta del gobierno
griego, etc.). Este 20 de agosto, tras recibir los 23.000 millones
del primer pago del tercer rescate (que básicamente servirán para
pagar deuda y cubrir garantías) ha presentado su dimisión para que
se convoquen elecciones en septiembre. Los mercados ganan, Grecia
pierde.
Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía y
Diputada en el Parlamento andaluz, acaba de decir que me da miedo
que nos tiemblen las piernas como a Tsipras.
Las lágrimas y los sufrimientos que preveía Biden sin duda hicieron
temblar algo más que las piernas tanto a Zapatero como a Tsipras
hasta hacerles renunciar de sí mismos y pasar a ser parte de la
maquinaria de quienes verdaderamente mandan. Los mercados ganan, la
democracia pierde. Cada vez es más urgente (y cada vez más difícil) la reconstrucción
del movimiento obrero.
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