Este lunes, día 3 de agosto, el Molt Honorable senyor Artur Mas, President de la Generalitat de Catalunya, firmará (habrá firmado) el decreto de convocatoria formal de elecciones al Parlament (que entrará en vigor al día siguiente, el martes 4) que se celebrarán 54 días después, el domingo 27 de septiembre. Convocatoria formal porque, como se sabe, su intención (y la de sus socios en la coalición Junts pel Sí) es que políticament sean elecciones plebiscitarias, ya que jurídicamente (legalmente) no pueden serlo.
Se supone, pues, que los partidos y asociaciones del Sí van a estas elecciones con un único punto en su programa electoral: la tramitación de la independencia de Cataluña, la desconexión jurídica y política gradual de España hasta declarar la República catalana (o el Estado catalán).
¿Y los demás partidos? ¿podrán obviar el sentido plebiscitario? ¿Se limitarán en sus respectivas campañas a defender la españolidad o no españolidad de Catalunya y las consecuencias positivas o negativas de la independencia? ¿Podrán abstraerse de la situación forzada y hacer propuestas como si fuesen auténticas elecciones autonómicas? Lo sabremos a partir del 11 de septiembre (la Diada Nacional de Catalunya) que comenzarán los quince días de campaña.
Este lunes, día 3 de agosto, sabremos si el Presidente Rajoy ha decidido (o más propiamente, si se habrá atrevido), para diluir la estrategia secesionista, adelantar las elecciones generales haciéndolas coincidir con las plebiscitarias disfrazadas de autonómicas catalanas (y que es una forma de asumir que su agenda política se la establecen en el Palau de la Generalitat).
¿Habrá alguien que aún no acepte que el consenso constitucional del 78 estableciendo el Estado de las autonomías está virtual y efectivamente roto? A estas alturas, la reforma profunda de la Constitución (en lo que se refiere a la organización territorial, aunque no solo en este asunto) o la elaboración de una nueva parecen las dos únicas salidas sensatas. Y sin embargo, no parecen estos los mejores tiempos para el consenso.
* Publicado en elplural.com Opinión. Tribuna Libre. 03.08.2015
Se supone, pues, que los partidos y asociaciones del Sí van a estas elecciones con un único punto en su programa electoral: la tramitación de la independencia de Cataluña, la desconexión jurídica y política gradual de España hasta declarar la República catalana (o el Estado catalán).
¿Y los demás partidos? ¿podrán obviar el sentido plebiscitario? ¿Se limitarán en sus respectivas campañas a defender la españolidad o no españolidad de Catalunya y las consecuencias positivas o negativas de la independencia? ¿Podrán abstraerse de la situación forzada y hacer propuestas como si fuesen auténticas elecciones autonómicas? Lo sabremos a partir del 11 de septiembre (la Diada Nacional de Catalunya) que comenzarán los quince días de campaña.
Este lunes, día 3 de agosto, sabremos si el Presidente Rajoy ha decidido (o más propiamente, si se habrá atrevido), para diluir la estrategia secesionista, adelantar las elecciones generales haciéndolas coincidir con las plebiscitarias disfrazadas de autonómicas catalanas (y que es una forma de asumir que su agenda política se la establecen en el Palau de la Generalitat).
¿Habrá alguien que aún no acepte que el consenso constitucional del 78 estableciendo el Estado de las autonomías está virtual y efectivamente roto? A estas alturas, la reforma profunda de la Constitución (en lo que se refiere a la organización territorial, aunque no solo en este asunto) o la elaboración de una nueva parecen las dos únicas salidas sensatas. Y sin embargo, no parecen estos los mejores tiempos para el consenso.
* Publicado en elplural.com Opinión. Tribuna Libre. 03.08.2015
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