El pasado día 2 de septiembre, tras un breve viaje a Cataluña,
hablaba aquí mismo de la fractura civil que había provocado entre
los ciudadanos catalanes la convocatoria del plebiscito secesionista
disfrazado de elecciones autonómicas. No digo fractura política,
sino civil.
Las
dos opciones secesionistas, la coalición de CDC y ERC, por una
parte, y la CUP por otra, sí han planteado un escenario de fractura
política, pero lo que hoy por hoy han conseguido es la fractura
civil de sus conciudadanos.
Hay
fractura política cuando los gobernados no reconocen legitimidad a
los gobernantes, y sin duda esa es la pretensión del
independentismo: la ruptura con el Estado español, no reconociéndole
autoridad sobre una Cataluña pretendidamente soberana. Pero a la
vista de los resultados no parece que esa sea la posición general de
los catalanes, que podrán discrepar radicalmente del gobierno de
turno (autonómico o nacional), pero que no ponen en entredicho su
legitimidad para gobernar.
Lo
hayan querido o no, los catalanes se han visto obligados a elegir
entre el sí
y el no,
más allá de sus preferencias ideológicas, de manera que en el sí
a la independencia la burguesía tradicional ha compartido cama
política con la izquierda burguesa, y mesa y mantel con la
anticapitalista, y en el no
se han visto envueltos todos los demás, desde la derecha mas rancia
del PP a los transversales de Podemos.
En este plebiscito enmascarado no ha entrado en juego la disputa
entre ideologías, sino entre catalanes. Esa es la fractura.
Con
algo más del 99% escrutado ganan en escaños los soberanistas (72),
pero en porcentaje de voto ganan los no soberanistas (en torno a un
52%); gana en escaños (62) la coalición soberanista de CDC y ERC,
pero necesitan para gobernar a la CUP (10 escaños) que de ninguna
manera acepta la presidencia de Mas (y podría abstenerse); pierden
todos los demás, pero ganarían si se unieran en una unión
imposible (de 63 escaños) entre Ciutadans,
PSC, Catalunya Sí
que es Pot
y PP (y la CUP se abstuviera).
Los
secesionistas dicen sentirse legitimados para continuar el procés
d'independència
obviando a más de la mitad de la población catalana que ha elegido
una opción distinta. Es su forma de explicitar que el nacionalismo
está para ellos por encima de cualquier consideración.
* Publicado en elplural.com Opinión. 28.09.2015