martes, 8 de septiembre de 2015

UN 0.032% DE LA POBLACIÓN


Libertad, igualdad y fraternidad son los valores que están en la fundamento de la cultura europea moderna desde la ilustración del s. XVIII; son los valores de la vieja Europa que el neoliberalismo tatcheriano ha venido poniendo en cuestión desde los años ochenta del siglo pasado y que cada día es más dominante.

Este neoliberalismo entiende la libertad como libre uso de la propiedad individual (de ahí su mensaje machacón sobre menos impuestos, menos Estado, copago de servicios sociales, privatizaciones de bienes y servicios comunes, etc.); la igualdad, exclusivamente como igualdad de oportunidades teórica (nunca de resultados finales) regulada por una no menos teórica meritocracia; y la fraternidad, la solidaridad, como algo propio de la conciencia de los individuos y como un asunto de las organizaciones no gubernamentales de voluntarios y cooperantes.

Parece que, efectivamente, Europa ha renunciado a sí misma y el horror de ver al niño sirio muerto en la playa dura lo que duren las noticias sobre él en los telediarios.

La Unión Europea, que tiene actualmente en torno a 507 millones de habitantes (incluidos unos 20 millones de inmigrantes no comunitarios, apenas un 4% del total), vive como una grave crisis el tener que dar asilo a 120.000 refugiados que huyen de la guerra, y sus 28 socios se pelean por la cantidad de refugiados que están dispuestos a acoger. Y hasta un Primer Ministro (el tal Viktor Orban de Hungría) amenaza con mandar al ejército para frenar a inmigrantes y refugiados.
 
España tiene actualmente unos 46 millones de habitantes y el Gobierno de Rajoy pone obstáculos para acoger a los 15.000 refugiados que la UE le asigna, alegando el elevadísimo número de parados que tenemos. 15.000 personas son el 0,032% de la población española; menos del 20% de la capacidad de un estadio de fútbol.


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