El
artículo 155 no es nuevo. Desde 1978 forma parte del Capítulo
Tercero -De
las Comunidades Autónomas-
del Título VIII -De
la organización territorial del Estado-
de la Constitución. Contiene lo que en derecho constitucional se
llama coacción
o coerción
federal
por ser típico de Constituciones Federales y es una de las fórmulas
para la resolución de conflictos entre un Gobierno Federal (en este
caso el Gobierno de España) y el de alguna Federación (en nuestro
caso, de alguna Comunidad Autónoma) haciendo prevalecer la autoridad
del Estado si una Comunidad incumple los deberes que imponen la
Constitución y las leyes o atenta gravemente contra el interés
general.
Lleva
vigente los mismos 39 años que tiene la Constitución, pero es
cierto que nunca se ha utilizado. La sola advertencia de su
aplicación -algo así como enseñar la zapatilla- bastó para
revertir la situación la única vez que estuvo cerca de aplicarse,
probablemente porque su redacción genérica e impredecible -que
permite al Gobierno tomar las
medidas que considere adecuadas para obligar al cumplimiento forzoso
de lo incumplido- es coacción suficiente. Sin embargo esta vez la
sola advertencia no ha servido para resolver el conflicto
institucional.
Que
nunca se haya aplicado materialmente indica al menos dos hechos: que
la lealtad constitucional de las Comunidades Autónomas ha sido la
norma durante estos 39 años; y que no hay experiencia de la eficacia
de su aplicación efectiva: qué medidas se deben tomar, durante
cuánto tiempo deben aplicarse, que consecuencias imprevistas pueden
provocar y cómo retornar a la situación de lealtad, es decir, cómo
y cuándo levantar la coacción. Por eso da vértigo.
Durante
estos días se rumoreaba -y se daba por cierto- que la aplicación
del 155 en Cataluña sería de perfil
bajo,
y se insinuaba que se paralizaría si el President
convocaba elecciones. Pero no ha ocurrido, pese a las presiones
internas y externas para que las convocara. Para sorpresa de muchos
-y escándalo de tantos por exceso o por defecto- el Gobierno ha
optado por pedir autorización al Senado para una aplicación de
máximos con medidas muy duras para controlar la Generalitat
y, en consecuencia, toda la autonomía de Cataluña.
Puede
que el Gobierno efectivamente esté realmente decidido a aplicarlas,
pero cabe otra lectura más estratégica aunque no menos peligrosa:
¿y si tal dureza no fuera más que el anuncio de lo que el Gobierno
está dispuesto a hacer si
el President
no
convoca elecciones? Algo así como mostrar los efectos del
zapatillazo para forzar las elecciones que eviten más moretones
políticos, sociales y económicos.
* Publicado en elperiodico.com Entre Todos, en una versión algo más breve, con el título 155, enseñar la zapatilla. 27.10.2017. [tarde ya, cuando se acaba de proclamar ilegalmente la República catalana y se ha votado en el Senado la aplicación del 155].
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/155-ensenar-zapatilla-146719
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/155-ensenar-zapatilla-146719
No hay comentarios:
Publicar un comentario