jueves, 14 de enero de 2016

NUESTRO RETO COMO PAÍS HOY *


Entre numerosos problemas que tiene España dos destacan por su trascendencia social y política: el rescate social de quienes ya están padeciendo pobreza o están a las puertas de ella por el paro, la insuficiencia de las prestaciones por desempleo o la precariedad de las condiciones laborales (eso que con razón se empieza a llamar pobretariado); y el proceso secesionista catalán que impulsan el Govern de la Generalitat y los partidos que lo sustentan.

Pero desde punto de vista estrictamente político el problema más grave, pese a la urgencia y la enorme importancia de los otros, es el proceso independentista en Cataluña, porque pone en cuestión al Estado mismo.
Es cierto que el Estado tiene herramientas legales para enfrentarse al problema, pero ni son fáciles de aplicar ni hay garantía de que pudieran ser eficaces. El peligro no es la independencia de Cataluña, sino que los empecinamientos, las provocaciones, los desafíos, las decisiones torpes, las imprudencias de unos u otros pueden llevarnos a una catástrofe incontrolable
 
Querámoslo o no, nuestro reto como país hoy es cómo conciliar democráticamente la unidad del Estado, la soberanía de todos los ciudadanos y las reivindicaciones de los territorios que se sienten nación. La Constitución del 78 inventó el Estado de las Autonomías, que sin duda ha funcionado para descentralizar el poder, pero que al menos desde 2001 (en el País Vasco, con aquel plan Ibarreche) y más explícitamente desde 2010 (con el despegue del soberanismo catalán) está puesto en cuestión. Quizá haya llegado el momento de inventar una nueva fórmula constitucional para organizar territorialmente un Estado en el que todos estemos cómodos.
 
Cuando es urgente tomar decisiones de envergadura porque puede estar en juego la convivencia, no es el mejor escenario prolongar el mandato de un gobierno en funciones por la incapacidad de pactar alianzas que permitan gobernar, aunque sea en minoría, y empezar a construir entre todos las bases de un nuevo consenso constitucional. Y en ese todos deberían estar incluidos los partidos nacionalistas porque los consensos se alcanzan, argumentando, negociando, llegando a posiciones comunes que satisfagan a todos. Nuestro reto como país hoy es evitar el disparate.


* Publicado en elplural.com Oipinión. Tribuna Libre. 15.01.2016

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