miércoles, 3 de febrero de 2016

¿UN GOBIERNO EN FUNCIONES DEL PP HASTA SEPTIEMBRE? *


Pedro Sánchez ya tiene el encargo del Jefe del Estado para que intente encontrar los apoyos necesarios para ser investido Presidente del Gobierno. Y según él mismo ha dicho (en su declaración premeditadamente institucional) comenzará ya mismo los contactos con los partidos políticos con representación parlamentaria, a izquierda y derecha, porque voy en serio.

Si Sánchez fracasa y no se encuentra otra solución de última hora (rumores hay de una operación a la desesperada del PP, que ofrecería su apoyo a un gobierno presidido por un socialista de renombre internacional que los socialistas no pudieran rechazar) se convocarían automáticamente elecciones generales y, mientras, seguiría en funciones un gobierno del Partido Popular.

Si hacemos cuentas, el mes de febrero se irá en las negociaciones del PSOE con otros partidos para investir a Sánchez, que tendría dos meses como máximo (marzo y abril) para ser investido; agotados los dos meses sin investidura, se convocarían elecciones a celebrar cincuenta y cuatro días después, o lo que es lo mismo, en torno al 26 de junio (ciento ochenta y tantos días después de las elecciones pasadas). Y mientras seguiría en funciones un gobierno del Partido Popular.

Con el nuevo reparto de fuerzas salido de esas elecciones (similar o no al actual), de nuevo se pondría en marcha el proceso para investir a quien fuera. Quizá en septiembre de 2016 (más nueve meses después de las elecciones del 20D) pudiera haber gobierno que por fin sustituyera al gobierno en funciones del PP.

Es cierto que mientras las Cámaras no estén disueltas los grupos parlamentarios de oposición (oposición al gobierno en funciones) pueden presentar sus iniciativas legislativas y ganar las votaciones. Pero también es cierto que el gobierno en funciones, que es el poder ejecutivo, puede ralentizar y embarrar todas las propuestas aprobadas.

Es urgente atajar la pobreza que ya hay y evitar la que se pudiera producir; es urgente intervenir para que se pueda crear empleo y para impedir la precariedad laboral; es urgente no enfrentar, sino afrontar inteligentemente el secesionismo catalán (y los que pudieran sobrevenir); es urgente reformar la Constitución. Pero por todo eso es más que urgente tener gobierno.

Ese acuerdo a izquierda y derecha que propone Sánchez entre PSOE, Podemos y Ciudadanos ha sido explícitamente rechazado por Iglesias y Rivera, porque ambos entienden que sus fines y medios políticos son antagónicos e incompatibles. Y efectivamente hay tantas necesidades urgentes que lo difícil es priorizarlas y proponer políticas aceptables a unos y otros. Pero precisamente eso es lo que da sentido a una negociación: si todos coincidieran en todo, nada habría que negociar.

* Publicado en elplural.com Opinión. Tribuna Libre. 03.02.2016

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