
Durante estos dos meses escasos que
aun faltan para las elecciones querrán aprovechar cualquier decisión
del Gobierno -ceses, cierre de organismos oficiales, bloqueo de
páginas web, registros policiales, etc.- o de los jueces
-investigaciones, vistas, medidas cautelares, fianzas, prisión,
etc.-, para victimizarse y denunciar el déficit democrático del
Estado. En cualquier caso, más que probablemente lanzarán sospechas
sobre la limpieza de las elecciones: si las encuestas no son
favorables al independentismo, denunciarán manipulación; si
finalmente el resultado no es el que esperan denunciarán pucherazo.
Y
todo esto mientras Puigdemont y Bekaert van ganando tiempo en
Bruselas interponiendo recursos a cuantos requerimientos hagan los
tribunales españoles, y mientras sigue en las primeras páginas de
los medios manteniendo la ficción de Govern
legítim a l’exili.
Como la euforia es pendular, el
Gobierno deberá andar con pies de plomo y medir finamente cada paso
para impedir que otra torpeza como la del 1-O pueda ser utilizada
como argumento electoral y esforzarse en hacer evidente que la
aplicación del 155CE y el proceso electoral están escrupulosamente
ajustados a los estándares democráticos. Recuerde el Gobierno que
el miedo, como el hambre y la necesidad, aguza el ingenio.
* Publicado en elpreiodico.com Entre Todos, con el título "Objetivo: mantener el ruido secesionista" (y con algún pequeño cambio en la redacción). 03.11.2017
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