viernes, 11 de marzo de 2016

35 AÑOS CONSOLIDANDO LA PRECARIEDAD LABORAL


Mientras el gobierno en funciones lleva ochenta y dos días dedicado a los trámites de rutina y se escuda en su situación interina para eludir el control del Congreso (de los Diputados); mientras el Congreso (de los Diputados) está casi inoperante porque el gobierno en funciones no quiere someterse a las sesiones de control y las iniciativas legislativas que puedan presentar corren el riesgo de quedar en el limbo si se disuelven las Cortes el día 3 de mayo; mientras los partidos con posibilidad de formar gobierno o de posibilitar su formación siguen empeñados en impedir que por fin pueda haber un nuevo gobierno; mientras todo eso pasa la CEOE, la patronal, se permite el descaro de sugerir a los jueces que reduzcan el número de sentencias favorables a los trabajadores.

Desde 1980 se vienen sucediendo Leyes, Reales Decretos, Decretos-ley, Acuerdos y Pactos para regular y reformar las relaciones laborales (eso que ya a nadie escandaliza que se llame mercado laboral). Estas reformas las han promovido y firmado todos los presidentes de la democracia (Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Rodríguez Zapatero y Rajoy) y todas tienen un rasgo común: con la excusa de fomentar el empleo han ido imponiendo a los trabajadores moderación salarial y rebajas en las prestaciones.

Así que llevamos 35 años intentando fomentar el empleo precarizándolo: moderación salarial, contratos temporales, movilidad funcional y geográfica, abaratamiento por despido, legalización de las ETT, pérdida sustancial de derechos sindicales, etc. Al menos desde 1997 se habla explícitamente en las reformas de combatir la precariedad laboral (que se reconoce como un hecho) pero el resultado siempre ha sido el mismo: más precariedad. 
 
Durante esos mismos años, CEOE y CEPYME han ido consiguiendo rebajas en las cotizaciones sociales, incentivos para contratar trabajadores, despidos más baratos, aumento de las causas objetivas para despidos masivos, control casi nulo de los sindicatos, salarios más bajos, etc. 
 
El saldo a día de hoy es que la mano de obra, los trabajadores, tienen cada vez menos (salarios, derechos, prestaciones) y el capital quiere cada vez más.

En el mes de febrero pasado, la cifra oficial de desempleados registrados fue de 4.152.986 (sí, cuatro millones ciento cincuenta y dos mil novecientos ochenta y seis), casi la mitad de ellos sin ningún tipo de prestación ni cobertura. 
 
El gobierno en funciones, que puede seguir en funciones hasta octubre si hay nuevas elecciones, presume de creación de empleo, pero las cifras cantan tanto como canta la mala calidad del empleo que se crea. Y los partidos con capacidad de hacer posible un nuevo gobierno, sin embargo, parece que están a otras cosas que, visto lo visto, para ellos son prioritarias.

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