viernes, 15 de mayo de 2020

LO QUE TEMEN ES QUE LO HAGAN BIEN *


El mayor temor que tiene hoy la derecha —la cobarde y la hiperventilada— no es la extensión del virus y los letales efectos sanitarios de la pandemia, ni el empeoramiento de todos los índices macro y microeconómicos, ni el desempleo, ni las dificultades de las pequeñas empresas —o sea, de la mayoría— para sobrevivir, ni el endeudamiento soberano. El mayor temor, sin duda, es que el gobierno de Sánchez y sus coaligados lo haga bien.

La derecha —la que monta a caballo y la pedestre— no soporta que Sánchez ganara la moción de censura con el apoyo de “comunistas y separatistas”, ni soporta que el PSOE ganara las elecciones, ni soporta que haya podido formar gobierno en coalición con Unidas Podemos, apoyado en el Congreso por aquellos mismos que le auparon al gobierno.

Para esta derecha de las cacerolas, que ya no aplaude a las ocho y se manifiesta codo con codo a las nueve contagiándose la euforia de sus deseos —esperemos que solo la euforia y no el virus—, sería absolutamente insoportable que este gobierno “social-comunista-bolivariano” como lo llaman, enfrentándose a las cuatro crisis —la sanitaria, la económica, la social y la territorial— las resolviese con solvencia.

La derecha de toda la vida, la neoconservadora y la extremada, siempre ha tenido un sentimiento patrimonial del poder político, como si les perteneciera por naturaleza porque ellos, y solo ellos, son los verdaderos españoles. Puso en duda la victoria de González en el 93, cuando ya se veían ganadores y perdieron —Arenas habló incluso de pucherazo—; puso en duda la de Zapatero en el 2004, que según estos habría ganado gracias a los terroristas, manipulando los sentimientos —Acebes habló de que habían ganado las elecciones “con manipulaciones” y Zaplana achacó la derrota a un atentado “teledirigido”—; y de nuevo puso en duda la legitimidad de la moción de censura que llevó a Sánchez a la presidencia y las dos victorias electorales en 2019 —Casado le acusó de traicionar a “todos y a todo", de dejar el gobierno “en manos de terroristas y golpistas”, de “desmantelar el Estado”. Abascal, más franco, directamente le acusó de “presidir un gobierno ilegítimo”.

Seguro que el gobierno ha cometido y cometerá errores en esta crisis, como seguro que ha tenido y tendrá aciertos. Tan seguro como probable es que otro gobierno cualquiera habría cometido los mismos u otros errores y aciertos. No creo que ningún gobierno, ni de aquí ni de otro país —incluidos los que han tenido más éxito—, estuviera preparado de antemano para enfrentarse y resolver esta pandemia, que lo es por ser mundial. No es casual que los países donde más ha dañado el virus hayan tomado decisiones similares —movilización de los sistemas de salud, confinamiento de los ciudadanos, cierre de comercios, paralización de parte de la industria, desinfección de instalaciones, cierra de fronteras, etc. con mayor o menor intensidad.

¿Habría hecho esta derecha —la genovesa y la recién llegada— algo muy distinto? ¿Quizá habría seguido el ejemplo de Donald Trump o de Boris Johnson? ¿Quizá hubiera aplicado la App surcoreana para geolocalizar por el móvil y las tarjetas de crédito los incumplimientos de la cuarentena? Nunca se sabrá, claro está. De momento, lo que sabemos es que la advenediza ha votado en contra del estado de alarma en todos los casos y la de la FAES votará en contra a partir de ahora porque, como advirtió Casado, “hasta aquí hemos llegado”. Como si sus verdaderas intenciones —echar a Sánchez y a los comunistas— no se les notaran.


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