Pese a todas las presiones del europrupo, pese a todas las
amenazas veladas (y no tanto), pese a la apelación al miedo, pese
al impasse interesado del BCE, pese a todo eso, ha ganado el
no en el referéndun griego y ha ganado contundentemente (con algo
más del 60% frente a menos de un 40% del nai, del sí).
Ese
όχι
más suena a un basta
ya
que a un escueto no:
no es un no
quiero,
sino un estamos
hartos
de aguantar, cumpliéndose
así,
una vez más, en este caso la vieja máxima: cuando ya no hay nada
que perder, se
acaba perdiendo el miedo y
el pueblo, la gente, se rebela.
Y
ahora,
a ver qué pasa. Tsipras cuenta desde hoy con el respaldo explícito
de una mayoría sólida de su pueblo para negociar con sus
socios/acreedores europeos. El eurogrupo y los acreedores (los
neoliberales alemanes a la cabeza) necesitan
doblegar la voluntad de los griegos para que no se extienda el
ejemplo a los duramente castigados ciudadanos de los países del sur.
Cuenta,
además, Tsipras con su voluntad de permanecer en el euro, mientras
que todos los demás países temen el descalabro financiero que sería
para toda Europa su salida de la moneda única.
Y
Tsipras cuenta con una alternativa que pone de los nervios al
eurogrupo
(especialmente a
Alemania) y a los Estados Unidos: apoyarse
en las economías
emergentes
(Rusia y China, claro) que
sin duda estarían encantadas de tener un amigo
fiel
en el corazón del mediterráneo.
El
Presidente Rajoy presume de que su gobierno ha hecho los deberes.
Tsipras también puede presumir de haber
hecho los suyos. La diferencia es que a Rajoy (y desde 2010 a Zapatero)
los deberes se los impusieron desde fuera, y a Tsipras se los acaba
de poner su pueblo.
* Publicado el elplural.com Opinión. Tribuna Libre. 07.07.2015
* Publicado el elplural.com Opinión. Tribuna Libre. 07.07.2015
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