En
mayo de 1979 Felipe González pensaba que el marxismo era el lastre
que impediría al PSOE ganar las elecciones; que las futuras
elecciones
solo se podrían ganar abandonando las
tesis
más
genuinas
de la izquierda y aproximándose a un o
centro-izquierda
hipotéticamente
mayoritario.
Y lanzó su reto, bien resumido por él mismo: hay
que ser socialistas antes que marxistas.
En
el haber de esa decisión está que en 1982 el PSOE efectivamente
ganó las elecciones y gobernó durante trece años. En el debe, que
el PSOE dejó de ser el partido obrero (de
clase,
de izquierdas) que cien años antes fundara Pablo Iglesias y, para
muchos, dejó de ser socialista al vincularse a
una socialdemocracia que sin
rubor echaba
mano de
las políticas desreguladoras y privatizadoras del recién nacido
neoliberalismo. Se ganaron votos y se ganó el gobierno, pero se
perdió el contenido ideológico fundamental del
partido,
quién
sabe si para siempre.
Este
otro Pablo Iglesias, el de Podemos, parece haber hecho un
razonamiento similar
al que hizo González hace 36 años y entiende que el lastre que
impide hoy ganar las elecciones (o lo que es lo mismo, derrotar al PP
y al PSOE, -la casta-)
es presentarse como un partido de izquierda. Y de ahí su empeño en
presentar Podemos como un espacio
transversal
donde caben todos, gente de izquierda y de derecha, y su decisión de
no aceptar formar parte de Ahora en Común, esto es, de las
candidaturas de unidad popular, que se presentan como movimientos
nítidamente de izquierda (no
tenemos la obligación moral de salvar a la izquierda,
ha dicho).
Veremos
de aquí a unos meses qué hay en el haber y qué en el debe de su
decisión; si Podemos
será
capaz
de ganar elecciones; si la transversalidad
era solo estratégica; si la suficiencia con que desprecian
a la izquierda (desprecio
es creerse en condiciones de poder
salvarla
si quisieran)
no les convierte en aliados de lo que dicen combatir.
En
cualquier caso, Ahora en Común, o como termine llamándose la
candidatura de unidad popular -si acaso ocurre-, estará en
condiciones de presentarse como la opción de esa izquierda que
ningún partido quiere ocupar, pero que los ciudadanos quizá sí
quieran elegir.
* Publicado en elplural.com Opinión. Tribuna LIbre. 13.07.2015
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