martes, 21 de julio de 2015

PARA SIEMRPE *


Parece que Artur Mas, Oriol Junqueras y las organizaciones independentistas (la CUP, Omnium Cultural, etc.) están tensando la cuerda del soberanismo al máximo (con ese vamos a por todas lo han resumido bien) con la esperanza de que el gobierno cometa alguna torpeza que puedan rentabilizar. Por ejemplo, una alusión al posible uso del ejército para garantizar la unidad del Reino, o la amenaza de suspender el Estatuto (y la autonomía misma) o simplemente el recorte de competencias. De aquí al 27 de septiembre seguro que intentarán victimizarse aún más (Mas) y nada les vendría mejor que darles carnaza españolista.

Entiendo que la situación es enormemente distinta a la que se produjo en Escocia hace unos meses, pero puede enseñarnos algo cómo se desarrollaron aquellos acontecimientos: el a la independencia del Reino Unido iba ganando apoyos hasta que Cameron, que jamás cuestionó el referéndum, salió a mandar un único mensaje: es para siempre (tenemos que dejar muy claro que no hay vuelta atrás, no hay repetición. Esta es una decisión para siempre. Si Escocia vota sí, el Reino Unido se dividirá y marcharemos por caminos separados para siempre). Bastó ese mensaje para cambiar la tendencia y que los independentistas perdieran su oportunidad.

Sin duda que el gobierno debe insistir en el cumplimiento de la ley que, guste o no, impide la secesión, pero sobre todo debería tomar nota de la estrategia de Cameron y decirles a los ciudadanos de Cataluña (no todos catalanes, evidentemente), por activa y por pasiva, que si acaso ocurriese la secesión, sería para siempre, y para siempre sería el veto de España para su acceso a la Unión Europea, caso de plantearse, y para siempre la ruptura de relaciones económicas.

Todo nacionalismo, sea periférico o centralista, catalanista o españolista, me parece un despropósito político, porque el nacionalismo deja aparcada la razón y el sentido común, para instalarse en los sentimientos de pertenencia más primitivos, pre-políticos en sentido estricto. La solución política, si es que la hay, para los enfrentamientos nacionalistas inevitablemente pasa por una reforma de la Constitución (o una nueva Constitución) en clave federal.

Mientras, tenga prudencia el gobierno y acelere sus contactos políticos con la oposición y con los 27 socios de la Unión para conseguir una declaración nítida que deje claro a todos ese para siempre.

* Publicado en elplural.com Opinión. Tribuna LIbre. 21.07.2015

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