¿Cómo se queda alguien sabiendo que ha tomado la decisión de hacer que los jubilados entre 2014 y 2022 cuenten con casi 33.000 millones de euros menos? ¿dormirá bien? ¿cuando se mire al espejo no sentirá vergüenza de sí mismo? ¿saben los que han participado en la cosa que están quitando dinero no a los que más tienen, sino a los menos protegidos? Sí, lo saben. ¿Saben que ese ahorro -en realidad otro repugnante recorte- es en beneficio de los que más tienen y menos necesitan? Sí, lo saben. Dirán que es para hacer sostenible el sistema de pensiones. Dirán que los pensionistas no perderán poder adquisitivo. Dirán que no hay más remedio, que es lo que hay que hacer. Y se irán a la cama a dormir con el riñón bien cubierto y unas palmadas en el lomo de los que mandan de verdad -buen perro, sit, sit...-.
¿Cómo se queda alguien sabiendo que con su decisión habrá pensionistas que tendrán aún más dificultades para malvivir? ¿Sería la misma la decisión si ese alguien fuese su madre o su padre? Quién sabe, igual sí. En este capitalismo depredador, los cazadores cuidan bien a sus perros de caza: sit, sit, buen perro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario