El nuevo sondeo sobre intención de voto que ha publicado El país de nuevo muestra la debilidad de los dos grandes partidos, PP y PSOE, y el crecimiento de IU y UPyD. La novedad de éste está en que, casi en la mitad de la legislatura, PP y PSOE practicamente están empatados, con una ligera ventaja del PSOE.
Que el Partido Popular vaya pagando en votos el desgaste de su mal gobierno (que ni ha aplicado su programa electoral ni ha sacado al país de la crisis, como prometían alegremente) y el desgaste de los chanchullos contables que se están investigando (y los sobresueldos, y las donaciones, y vaya usted a saber qué haya aún por salir de las declaraciones ante el juez) debería ir acompañando a un incremento similar en el mayor partido de la oposición. Pero no es así. Si en números relativos el PSOE ha crecido un 2,6%, lo cierto es que se estanca (si acaso no baja algo), de manera que si hay empate es por la bajada de uno más que por la subida del otro.
Lo esperable sería que el PSOE se esforzara en aprovechar el descrédito del Gobierno, de su Presidente invisible, el Gran Citador Rajoy, y del PP en general para renovarse en serio y presentarse en serio como alternativa. Y sin embargo no parece que sea esa la intención ni del náufrago Rubalcaba ni de los que dirigen actualmente el Partido.
Así que Cayo Lara y Rosa Díez, dejándose querer, van cosechando poco a poco y llenando su granero con lo que el PP pierde por sus agujeros y lo que el PSOE pierde por los suyos. Llegarán las elecciones europeas, se darán ambos el gran batacazo electoral que se anuncia desde hace meses y buscarán mil excusas olímpicas (no sabemos qué ha pasado: llevábamos el mejor proyecto, etc.) para no reconocerlo, mientras Lara y Díez se estarán frotando las manos (y veremos si no los ojos).
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