lunes, 25 de julio de 2016

¡CHUFLA, CHUFLA...!


Fotograma de Nobleza Baturra, 1935

Si es verdad lo que se dice, parece que nadie quiere unas terceras elecciones: partidos, medios y ciudadanos, después de siete meses de interinidad y desencuentros, parece que estamos por fin de acuerdo en algo: que debería poder formarse ya un gobierno razonablemente estable. Pero lo cierto es que no solo seguimos con un gobierno en funciones, sino que todo apunta a que seguiremos así no se sabe cuánto tiempo más: digan lo que digan, nadie está realmente dispuesto a ceder porque todos creen tener buenos motivos para no ceder.
El Partido Popular, ganador de las elecciones, pide a los demás partidos que le dejen gobernar y les culpabiliza si le niegan su apoyo activo y/o pasivo; presiona a todos con el miedo a los desastres económicos que se nos vienen encima (los duros ajustes que impondrán nuestros socios/acreedores europeos, los problemas para la financiación de la Comunidades Autónomas y hasta para las pensiones de los jubilados si no se aprueban los presupuestos, etc.); y sabiendo que todo el mundo está convencido de que en unas terceras elecciones obtendría aún mejores resultados, se permiten el lujo de decir que no las quieren, al mismo tiempo que amagan y las ponen fecha. El problema, pese a todo, es que nadie quiere ser socio de un PP envuelto en el suma y sigue de los casos de corrupción y que, mientras tuvo mayoría absoluta, impuso sin miramientos sus políticas neoliberales ultraconservadoras y no quiso negociar con nadie. Pide la mano a quienes él se la negó.
El PSOE, escaldado de su aventura para ser investido en la legislatura fallida, enrocado en el no a la investidura de Rajoy, asume su papel de oposición y anima al PP a buscar socios entre sus afines ideológicos (Ciudadanos, la nueva Convergencia y el PNV) porque ni quiere cargar con la culpa de haber facilitado con la abstención un gobierno del PP, ni quiere dejar el protagonismo de la oposición a Unidos Podemos. Sabiendo que Rajoy tiene escasas posibilidades de ser investido, quiere el PSOE ser visto como la alternativa posible, no como su muleta. Quizá Sánchez haya aprendido de Rajoy que es políticamente más rentable no hacer nada y dejar que los demás se estrellen.
Unidos Podemos, perplejos aún por los resultados del 26J, descartan un gobierno de izquierdas con apoyo de los nacionalistas y están ensimismados en su propia reconstrucción (convertirse en un partido normal, como dijo Iglesias Turrión) y en liderar la oposición, convencidos de que finalmente el PSOE cederá a las presiones y se abstendrá. Resignados a un gobierno del PP, y temiendo algún deterioro si acaso hubiera terceras elecciones, parece que quieren centrarse en ser oposición al PP y al PSOE.
Rivera, que pactó con Sánchez un programa de gobierno que fracasó igual que fracasó la legislatura, pacta ahora con Rajoy la abstención en la segunda votación a cambio de alguna presencia institucional y de una presunta renovación democrática en el PP. Defendió que debía presidir el Congreso alguien que no fuera del partido en el gobierno y ayudó a que efectivamente lo fuera Patxi López, pero unas semanas después quería que Sánchez presidiera el gobierno. Quizá por eso ahora no ha tenido reparo en pactar con el PP su ayuda a la investidura y su apoyo a la exministra Pastor. Rivera le dijo al PP, en sesión parlamentaria, que quitase a Rajoy; le dice a Rajoy que no puede negociar con los nacionalistas; le dice a Sánchez que debe abstenerse; y le quiere decir al Rey se salte la Constitución y presione al PSOE para que se abstenga. Como haya unas terceras elecciones, la broma es que la broma no les puede costar más de 32 diputados.
ERC y CDC (ahora PDC, provisionalmente) mantienen su defensa soberanista y niegan su apoyo a quienes no acepten explícitamente el referéndum en Cataluña. Homs negocia con el PP tener grupo parlamentario a cambio de un apoyo vergonzante y simbólico para las vicepresidencias de la Mesa del Congreso y Tardá pragmáticamente entiende que simplemente se buscan la vida. Migajas. Nada, como nada son las concesiones económicas que Junqueras obtuvo de la Vicepresidenta. Lo serio es lo otro: sin referéndum, nada. Y el PNV intentando nadar y guardar la ropa hasta las elecciones autonómicas, no vaya a ser que necesite del PP. Dicen no a Rajoy, pero con la boca pequeña.
En 1935 Florián Rey rodó su Nobleza baturra, una tragicomedia musical y costumbrista llena de tópicos. Una de sus escenas más recordadas es la del baturro montado en su borrico que camina sobre las vías de un tren que se acerca por detrás tocando insistentemente su silbato de vapor para que se aparte. El baturro, sin inmutarse ni apartarse, dice en voz alta: ¡chufla, chufla... como no te apartes tú...! Algo así nos está ocurriendo desde la noche del 20D, porque parece que cada partido cree que el tren que pita a sus espaldas son los otros, deseosos de que se aparte de su camino, pero ninguno quiere apartarse ni bajase de la burra. Y sin bajarse de la burra nos llevan por la vía de unas terceras elecciones. Chufla, chufla...


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