
Para
alcanzar un
acuerdo de mínimos
que permita un gobierno estable que
pueda gobernar,
pide el PP ahora a los demás la moderación, la generosidad y el
sentido de Estado que no tuvo ni en la oposición ni en el gobierno.
El problema es que se lo pide a quienes tienen sobre sus hombros dos
pesadas cargas: lo que pasó en las dos últimas legislaturas, la de
la mayoría absoluta y la fallida del 20D (la soberbia, los recortes
sociales, las innecesarias tensiones con los nacionalismos, los
recortes de derechos y de libertades, la espantá
de Rajoy para la investidura, el suma y sigue de los casos de
corrupción, y no sé cuántos etcéteras más), y las consecuencias
que tendría ese apoyo en el futuro del país y de sus propios
proyectos políticos.
Descartado
el acuerdo de gobierno con Unidos Podemos (que Iglesias Turrión ha
decidido convertir en un
partido normal),
la realidad es que el PSOE solo tiene tes caminos: entregarse a la
gran coalición con el PP; negociar contrapartidas a cambio de la
abstención (o la ausencia) de uno, varios o todos para que gobierne
el PP; o provocar unas terceras elecciones. Susto o muerte, vaya.
Mientras
todo parece estar en stand
by,
el PNV ya ha puesto sobre la mesa la agenda
vasca
y el acercamiento de presos, quizá esperando averiguar si Rajoy o
Sáenz de Santamaría hablan euskera en la intimidad.
* Publicado en elperiodico.com Entre Todos, con el título El pasado del PP se vuelve ahora en su contra. 09.07.2016
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