martes, 6 de agosto de 2013

DE LA DELACIÓN

Las sociedades democráticas, en  última instancia, se fundamentan en la confianza mutua de los ciudadanos, que se entienden de antemano como iguales política, jurídica y cívicamente, y, juntos, como pueblo soberano (como la máxima autoridad). Esa confianza se expresa de muchas maneras, claro está, desde el valor de los votos (todos valen lo mismo: uno) hasta la presunción de inocencia (lo que se tiene que demostrar con pruebas es la culpabilidad, no la inocencia del denunciado).

Por eso mismo, en las sociedades democráticas, no mandan las personas, sino la ley que, por ser de todos, inevitablemente debe ser garantista, esto es, debe proteger siempre las libertades civiles y políticas (de conciencia, expresión, reunión, asociación, etc., por ejemplo) y los derechos fundamentales (a la intimidad o al honor, por ejemplo) de los ciudadanos.

En las sociedades democráticas los medios, los procedimientos (a fin de cuentas el propio sistema democrático es procedimental), son tan importantes como los fines, por buenos y lícitos que sean esos fines. La maquiavélica fórmula (que Maquiavelo nunca enunció) el fin justifica los medios, no puede formar parte de la cultura democrática, sino que los procedimientos deben ser tan lícitos como lícitos los fines (que es otra manera de entender la misma presunción de inocencia, claro). Por supuesto que en las sociedades democráticas los delitos, las faltas, el fraude, las estafas, etc. deben ser perseguidos con todo rigor y con todo el vigor que le ley ordene, pero no se pueden perseguir de cualquier manera.

La ministra Báñez ha decidido abrir un espacio web donde los ciudadanos puedan denunciar anónimamente irregularidades en las contrataciones o en el cobro del desempleo. La denuncia anónima en castellano tiene nombre. Se llama delación. Y la devota ministra nos invita a que delatemos a nuestros vecinos infractores. Sin duda que es injusto, incívico y malo para todos que algunos ciudadanos contraten o sean contratados en negro, o que cobren el paro irregularmente (o ambas cosas). Pero la fórmula propuesta para descubrirlos es vomitiva (y cada vez entiendo más por qué este Gobierno quiere quitar la ética del sistema educativo, como hace la LOMCE).

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