Releo a
Celaya. Desde hace meses las noticias, el ambiente de las calles y hasta las
caras de la gente me traen sus versos, que resuenan una y otra vez (con mi voz
o con la de Paco Ibáñez cantándole) en mi cabeza. No es un ejercicio de
nostalgia ni de melancolía, de las que creo estar vacunado desde hace años,
afortunadamente, pero le recuerdo arrastrando los pies, del brazo de Amparitxu,
comprando en el mercado de la Prospe en los últimos años setenta.
Recuerdo sus ojos claros, al borde siempre de la lágrima, y su sonrisa amable.
Pero más recuerdo sus versos (con los de Neruda, con los de León Felipe, con
los de tantos otros) certeros y honrados: estamos
tocando el fondo.
Porque vivimos a golpes, es verdad.
Recibiendo los golpes de este capitalismo voraz que nos expulsa si no somos
consumidores, cuando no tiene nada que explotarnos. Vivimos a golpes de estos
gobiernos colaboracionistas que, sin pudor, se alían con los voraces hasta ser
parte de ellos, entrando por la puerta giratoria de la política indecente.
Vivimos a golpes que se (d)escriben en el BOE rebajando derechos, prestaciones
sociales, condiciones laborales, sueldos y lo que haga falta rebajar. A golpes
de neolengua vivimos, agredidos por
esos eufemismos que dulcifican en el nombre la miseria real que nos hacen vivir.
Vivimos a golpes, literalmente a golpes de unos policías que siguen sin
entender que su trabajo es proteger a los ciudadanos, no apalearles, ni
saltarles un ojo con sus pelotas de goma lisa y negra. Vivimos golpeados por la
impunidad de la corrupción con la que se forran y con la que nos despojan.
No estamos
en la dictadura, es verdad, ni hay un viejo general en blanco y negro firmando
penas de muerte como entonces. Pero todo me parece que está otra vez en blanco
y negro, que la ciudad es de goma lisa y
negra. No estamos en aquella dictadura maloliente y nos llaman a votar cada
cuatro años, pero aquí sigue oliendo a podredumbre de siglos. Seguramente por
eso he vuelto a Celaya, a temblar con sus versos: ¡a la calle!, que ya es hora / de
pasearnos a cuerpo…
Aquí dejo el vínculo con un vídeo en el que Paco Ibáñez le canta. Es reciente (y retoca el poema):
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