El Partido Popular, según el sondeo, pierde nada menos que
14,6 puntos, desde que se celebraron las elecciones, o sea, hace solo ocho meses,
pagando evidentemente el rechazo que entre sus electores han provocado sus
políticas de recortes y las subidas de impuestos, y, sobre todo, el abandono
explícito de su programa electoral. Y pagando, seguramente, la decepción
provocada entre un cierto electorado, que sinceramente (e ingenuamente) creyó
que bastaba quitar a Zapatero y poner a Rajoy para salir de la crisis, al
comprobar que no solo no ha sido así, sino que la situación se ha agravado
notablemente. A estas alturas, Rajoy sabe perfectamente que si se produjera el
rescate total de España él y su gobierno tendrían, lo mismo que la legislatura,
los días contados.
Que el PSOE no recoja ese descontento y pierda otros 4
puntos con respecto a noviembre, no por esperado es menos preocupante porque
indica a las claras que el partido socialista no ha tocado suelo electoral y
que la oposición blanda y responsable
de Rubalcaba no es compartida, por mucho que el aparato del partido quiera
presentar el sondeo en positivo: como un avance de 1,3 puntos con respecto hace
un mes y una reducción de la distancia entre con el PP de 5,3.
En la situación actual, que puede llevar en pocos meses a
unas nuevas elecciones generales si España termina siendo aún más intervenida,
estos datos (y el aumento significativo de IU) deberían provocar que los
sectores más a la izquierda del partido socialista se hicieran oír nítidamente
con un mensaje socialista diferente y una propuesta de salida de la crisis
diferente.
Más aún cuando en el mismo periódico donde se publica el
sondeo se insta explícitamente desde su Editorial a que ambos partidos pacten
urgentemente consensos básicos para no quedar deslegitimados a los ojos de los ciudadanos, como si el
acercamiento entre PP y PSOE fuese a frenar la desafección que hoy sienten por
ellos muchos ciudadanos; como si el mensaje que iguala a los dos grandes
partidos nacionales no hubiese calado entre la población. El modelo, desde
luego, no deberían ser Nueva Democracia y el Pasok. De los aumentos de IU y de UPyD hablaremos otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario