jueves, 16 de agosto de 2012

¿UN MONTI ESPAÑOL?

Prácticamente dando por amortizado a Mariano Rajoy y contando ya con que más temprano que tarde España tendrá que pedir el rescate financiero total, algunos están empeñados en buscar un Mario Monti español, el economista tecnócrata, bien conectado con las instituciones financieras internacionales y bien relacionado con las instituciones políticas (diplomáticas más bien) europeas y, a ser posible, con algún éxito empresarial que le avale.

Si hace unos días sonaban Pizarro, Aguirre (¿?) y hasta Aznar (¿se imaginan?), ahora van apareciendo nuevos nombres. Marcelo, la mascota de Pablo Sebastián, en su republica.com, cita, además de a Pizarro, a otros dos candidatos (Ignacio Sánchez Galán Iberdrola- y Pablo Isla –Zara-), aunque claramente apuesta por Sánchez Galán, Presidente de Iberdrola, al que alaba. Por su parte Esther Jaén, en cuartopoder.com se hace eco de las apuestas por el Presidente de Vueling, Josep Piqué. Quienes le proponen argumentan a su favor que tiene experiencia política, pero ni vive ni ha vivido de ella (fue ministro de Industria, de Ciencia y Tecnología, Ministro Portavoz y, sobre todo, titular de la cartera de Exteriores); que es (o fue) gente del Partido Popular (y, por ello mismo, sería bien aceptado en el Partido); que es catalán no nacionalista; y que, desde su retiro de la política activa, es empresario de éxito.

Seguro que todos ellos son personas perfectamente preparadas y eficientes para hacer lo que hacen. Lo que me sorprende es que se presente la situación actual (que se aproveche) como la propicia para sustituir la política por la tecnocracia, por un técnico en economía que haga “lo que técnicamente haya que hacer”, como si los tecnócratas, por técnicos, no tuviesen ideología, como si fuese mejor que la política no se mezclase en los asuntos de dinero (son solo negocios, nada personal). No digo que los citados piensen así, sino que esa manera de entender la política sí es así.

Tanto, que parece que para algunos de lo que se trata es de la empresa España, de la marca España, ya saben, que hay que vender en el exterior como un producto de calidad a precios competitivos: sol, toros y licor de garrafón servido por trabajadores en precario. Y con un poco de suerte, casinos y putas 24 horas a las puertas de Madrid o de Barcelona. Un lujo vaya.

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