Como la luna, todos tenemos una cara oculta, no necesariamente perversa, que preferimos guardar en el rincón más privado de nuestra intimidad. Es tan íntima y tan privada que, si sale a la luz, nos sentimos más desnudos que cuando estamos sin ropa, más indefensos, violados de alguna manera por los ojos de ese alguien que nos ve.
También los Estados tienen su cara oculta, supuestamente
bien custodiada por sus servicios de inteligencia bajo el rótulo de secreto. Se dice que son las cloacas,
las alcantarillas del Estado, pero más bien deberían ser entendidas como la
memoria de su propia conciencia: el cuarto oscuro donde celosamente guardan las
ideas, los sentimientos, los recuerdos, los deseos, los planes y las
frustraciones más íntimos. Que en ese cuarto oscuro guarden los Gobiernos cuanto de lo
que hacen es indecente, o alegal (o acaso
abiertamente ilegal), cuanto la Razón de Estado sea capaz de encubrir y
justificar si llegan noches de insomnio, todos lo sospechamos y, mejor que
peor, lo aceptamos.
Los documentos del Departamento de Estado de EE.UU que está
filtrando Wikileaks y que The New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le
Monde y El País van haciendo llegar al público en general están poniendo a la
vista probablemente una minúscula parte de esa cara oculta que cualquier Estado
tiene, y en ellos leemos cómo son vistos algunos asuntos y personajes, y qué
hicieron y dijeron los personajes mismos a uno y otro lado; cómo unos y otros
quedan con algunas vergüenzas al aire. Por eso la oscura denuncia contra Assange que ha motivado su
detención en Londres es toda una metáfora que deja ver subliminalmente cómo se
sienten en el Departamento de Estado: violados después de que el condón se
rompiera.
Veremos cómo acaba todo esto. El final feliz sería que
sirviera para que los servicios de inteligencia actuaran siempre decentemente.
El final previsible es que los Estados redoblarán sus esfuerzos por mantener en
secreto lo que les interese y que Assange y su Wikileaks van a terminar
machacados.
* Ahora que Julien Assange está asilado en la embajada de Ecuador en Londres y Garzón se ha hecho cargo de su defensa, recupero este artículo de diciembre de 2010 que se quedó inédito. La foto está tomada de la pantalla del ordenador, de las imágenes de google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario