Hace un año que el PP ganó las elecciones tan holgadamente que obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Desde las primeras votaciones ya se vio que la mayoría absoluta era en realidad una mayoría soberbia, que impone sus criterios sin más miramientos y con cierta chulería: ¡que se jodan! llegó a gritar Su Señoría Andrea Fabra, por citar un ejemplo notorio de esa soberbia (y de mala educación, claro).
Y ahora resulta que la mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de Madrid es igual de soberbia que la del Congreso: a la hora de seleccionar a los comparecientes en la Comisión de Investigación de lo que ocurrió en la macrofiesta del Madrid Arena perecen más preocupados en proteger a los suyos y evitar que la oposición obtenga algún rédito político que en conocer minuciosamente lo que pasó en aquella ratonera para que les costase la vida a cuatro niñas.
La alcaldesa/heredera, ésa que pasó el puente de la tragedia en un balneario portugués pero que, eso sí, no dejó de pensar en ello ni un minuto, según dijo, no comparecerá en la Comisión. Su propio grupo la ha vetado porque no tomó las decisiones directas de lo que ocurrió esa noche, ha dicho el portavoz del PP José Enrique Núñez. Lo sabrá él. Y seguro que los miembros de la Comisión estarían encantados de saberlo también, pero por boca de la propia alcaldesa/heredera. Sin embargo eso no ocurrirá.
Esas mayorías soberbias pueden serlo tanto que les parezca más importante salvar la cara que asumir responsabilidades; más urgente exculpar a los suyos que aclarar culpas, no vaya a ser que pierdan un voto. Esperemos que al menos esta vez a nadie se le ocurra decir ¡que se jodan!
No hay comentarios:
Publicar un comentario