sábado, 6 de octubre de 2012

A LUIS GÓMEZ LLORENTE *

Se nos ha muerto esta pasada madrugada Luis Gómez Llorente y si nos preguntaran por él a todos los que le tratamos seguro que palabras como integridad, honradez, coherencia, bondad o austeridad se repetirían constantemente para referirnos a su modo más propio de ser. En sentido machadiano fue un hombre bueno, un intelectual de izquierdas honesto con el socialismo y consigo mismo.

Sobre todo fue profesor. Profesor de Filosofía, primero en la enseñanza privada, luego en la pública, en aquel edificio monstruoso del CEI de Alcalá de Henares y, hasta su jubilación, en el IES Virgen de la Paloma. Profesor de sus alumnos y maestro de muchos de nosotros, compañeros de profesión y de inquietudes.

O quizá sobre todo fue un militante de las organizaciones socialistas, el PSOE y la UGT, de la FETE, la federación de trabajadores de la enseñanza. Y un estudioso del socialismo y del movimiento obrero. O más bien, sobre todo, fue un pablista, un admirador profundo de la obra y el ejemplo moral de Pablo Iglesias, de quien se sentía heredero. O es posible que, sobre todo, fuese un político cabal capaz de enfrentarse al mismísimo Felipe González cuando éste desvinculó al PSOE del marxismo metodológico originario, y, a la vez, perfectamente capaz de renunciar a los fastos de la política Institucional, aunque no a la actividad política. O, quién sabe, puede que sobre todo sea el cofundador de Izquierda Socialista como corriente de opinión, o el promotor de los movimientos de renovación pedagógica, o el vicepresidente del Congreso de los Diputados en la primera legislatura democrática de aquellas Cortes que se vivieron como constituyentes, o el coautor del preámbulo de la Constitución, o de aquella LOE ejemplar, o el defensor de la libertad como emancipación y del laicismo más tolerante. O puede ser que sobre todo fuera el escritor pulcro y minucioso de libros y artículos de finura y agudeza envidiables; o tal vez…

Hace un rato, en el Tanatorio de Tres Cantos, familia, amigos y compañeros nos hemos juntado para despedirle con el mayor respeto y la mayor admiración, con cariño, con mucho cariño. Entre tantos, no solo había socialistas -de todos los colores, aunque mayormente de izquierda-. Había políticos y ex políticos de la derecha. Y profesores. Todos juntos.

Se nos ha muerto, pocos días después que su gran amigo Peces-Barba, y nos deja a todos un poco huérfanos intelectualmente: no está el país sobrado de sabios y se nos ha muerto uno. Y otra vez tengo que escribir la despedida del amigo a quien admiro: sit terra tibi levis, Luis, profesor, amigo.

* Publicado en ElPlural.com. Tribuna Libre. 8.X.2012

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