Tan embebidos estamos en el poder del capital, de la economía librecambista y competitiva donde el mercado es continuo y todo se vende y se compra (hasta los futuros tienen mercado) que ya ni nos sorprende que se hable de un país como de una marca de electrodomésticos, de refrescos o de papel higiénico.
Como a nadie le escandaliza ya que se hable de mercado laboral (dejando ver a las claras, sin rubor ni pudor, lo que son unos -dueños- y lo que somos otros -mercancías-).
Como a nadie le escandaliza ya que se hable de mercado laboral (dejando ver a las claras, sin rubor ni pudor, lo que son unos -dueños- y lo que somos otros -mercancías-).
Ahora se habla de la Marca España y sale el ministro García de Exteriores al exterior a vender España a los inversores: ¡¡¡bonito y barato, señores, muy barato!!!, les habrá dicho, ¡¡¡altos rendimientos con poca inversión!!! ¡¡¡Y si hay que cambiar las leyes, se cambian, señores, que la Condesa dimitida ya nos enseñó el camino!!! ¡¡Bonito y barato, muy barato, sueldos de saldo y de miseria, señores, aprovéchense!!
No habrá podido decir otra cosa, porque según declaró, iba a dar una imagen real de España, de la marca España, que ya es laboralmente un outlet y bien puede resumirse en un código de barrotes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario