Cuenta la leyenda que los
habitantes del pueblo/Catalunya
vivían atemorizados por el dragón/España,
que todos los días con su boca/impuestos se comía sus ovejas/riqueza hasta que
casi se quedaron sin ganado. Entonces decidieron que, por sorteo, cada día
sería elegido un habitante para que comiera el dragón. Mientras los sorteos
fueron seleccionando a gentes del pueblo llano no pasó nada especial, pero
llegó un día en que el azar recayó en la hija del rey, la derecha princesa/Burguesía y eso lo cambió todo. Camino de ser
devorada, la princesa halló al joven ArturOriol/Jordi que, viéndola tan apenada, preguntó qué le
pasaba. Contóle la princesa su destino y el iluminado caballero se ofreció a
encomendarse en cuero y alma al Dios/nacionalismo-soberanista y matar al malvado dragón. En feroz
combate mediático, el santo nacionalista paralizó de gravedad al pérfido dragón y lo llevó
ante las murallas del pueblo, para que la gente lo viera y para ofrecerles un trato:
si todos se bautizaran para el dios/nacionalismo él mataría al dragón y les libraría de todos sus males. Corrieron en
manifestación los habitantes a pasar por la pila bautismal/estelada que instalaron en la Plaça y el rey anunció que el santo/nacionalista mataría al dragón en combate/referéndum y que mandaría construir una iglesia/Estado tan independiente que de ella manaría
una fuente de aguas milagrosas capaces de sanar cualquier mal en cualquiera que
de ella bebiese.
Saló Sant Jordi, Palau de la Generalitat de Catalunya, toma
de posesión del President Mas.
Alfombra negra hasta el escenario. Presidiendo la mesa, Artur Mas, detrás de él
la estatua de Sant Jordi i el dragó
muerto a sus pies, detrás de la estatua un telón negro como una muralla. Oculto
tras el telón enlutado, un retrato del Rey de España, vestido de marinero, para
que los invitados no le vean y para que él mismo no pueda ver el destino del
dragón.
Ni en el cuento ni en la coda aparece el toro/Europa, que
aún se está limpiando de las pezuñas el barro de Yugoslavia.
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