Ahora resulta que el tecnócrata ha perdido los apoyos del partido de Berlusconi y, ante el enuncio de éste de resucitar (como su pelo) y presentarse a las elecciones, parece que se va, que dimite: ciao. Pero algo huele raro.
Monti llegó de la mano no de los votos, sino de los mercados, o sea, de los nuevos profetas del neoliberalismo fundamentalista, y llegó como remedio técnico y apolítico a los desajustes económicos italianos que según Frau Merkel el entonces primer ministro Don Silvio, no menos neoliberal ni menos fundamentalista que Monti (aunque de bragueta más dada al espectáculo) no podía resolver. Y ahora Monti se va y Don Berlusconi vuelve. Tanto Monti y al final... nada de nada. Todo muy raro.
¿Con quién habrá hecho negocios esta vez el Don? ¿qué oferta habrá hecho (y a quién) que no ha podido rechazar? Nada personal, seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario