jueves, 13 de diciembre de 2012

REPARTIR DOLOR

Dice el piadoso ministro de Justicia y Tasas, Ruiz-Gallardón, que gobernar, a veces, es repartir dolor. Y la afirmación huele a cilicio y a resentimiento, a mucha inmoral moral de castración, a mucho odio a la alegría de aspirar a vivir mejor. Tanto más huele cuando el ascetismo, la abstinencia y el ayuno son las herramientas que utilizan los que no los practican para someter a los más débiles.

Dice el piadoso ministro de Justicia y Tasas injustas, el que aspira a y suspira por ocupar la Moncloa, que los jueces y fiscales protestan porque han perdido la paga de navidad y seis días de permisos. Lo dice en falsete, con el tono amanerado de los predicadores, dejando que quien le escuche entienda que es su forma piadosita de decirles que se jodan, que les está bien empleado, que se van a enterar. Y que él manda. Manda repartir dolor. Manda dolor para que los que sufren respiren tranquilos viendo que otros también sufren.

Dice el piadoso ministro de Justicia y Tasas del PP que el gobierno del invisible Rajoy es consciente de estar pidiendo sacrificios a todos. Sacrificios, dolor, los ojos en blanco mientras llega el éxtasis. Dolor, dolor, dolor hasta entrar en trance: la amputación sangrante de los derechos de los que han vivido por encima de lo que se merecían. Dolor y sacrificio para la redención de los pobres y para la salvación de los que viven y siempre han vivido como Dios.

[La piadosa Figar estará encantada viendo cómo la semilla de su estrategia de desprestigiar sistemáticamente a los profesores al año pasado no ha caído en terreno baldío]

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